La psiquiatra Agustina Cosachov, que atendió a Diego Armando Maradona en el último tiempo, rubricó un certificado en el que acreditaba que su paciente estaba «vigil, orientado en persona, tiempo y espacio». La información fue incorporada a su historia clínica, pero ahora se descubrió que la médica nunca había revisado al por entonces DT de Gimnasia y Esgrima La Plata como para hacer una afirmación semejante.
Ahora, su situación judicial se complica. En las últimas horas, Cosachov fue imputada del delito de falsedad ideológica, según informaron a LA NACION calificadas fuentes con acceso al expediente.
«El certificado fue antedatado. Se lo pidieron un día, pero Cosachov lo hizo con una fecha anterior a esa solicitud. Ahora se acreditó que la médica psiquiatra no estuvo en Campos de Roca, una de las últimas residencias de Maradona, la fecha que consignó en el certificado», explicaron las fuentes consultadas.
El descubrimiento sobre la falsedad del certificado sobre la salud de Maradona se dio en el marco de la investigación sobre las circunstancias que rodearon el fallecimiento del astro mundial del fútbol.
En el expediente están bajo sospecha Cosachov y el neurólogo Leopoldo Luque y la hipótesis de trabajo del Ministerio Público Fiscal es que detrás de la muerte de Maradona hubo una situación de mala praxis en la internación domiciliaria.
El descubrimiento sobre la falsedad del certificado sobre la salud de Maradona se dio en el marco de la investigación sobre las circunstancias que rodearon el fallecimiento del astro mundial del fútbol.
En el expediente están bajo sospecha Cosachov y el neurólogo Leopoldo Luque y la hipótesis de trabajo del Ministerio Público Fiscal es que detrás de la muerte de Maradona hubo una situación de mala praxis en la internación domiciliaria.
Para determinar si hubo un delito en las circunstancias que rodearon la muerte de Maradona, ocurrida el 25 de noviembre pasado, el fiscal general de San Isidro, John Broyad, coordina un equipo especial de investigadores, integrado por su dos adjuntos, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, y la fiscal de Benavídez, Laura Capra.
Según la información que pudieron reconstruir los investigadores del análisis del teléfono celular de Cosachov y de otras pruebas reunidas en el expediente, el 26 de octubre pasado, una persona (cuya identidad prefieren preservar) le pidió a la médica psiquiatra un certificado sobre la salud de Maradona. Un día después, la profesional le envió a su interlocutor el certificado con fecha del día 20 de ese mes.
La médica psiquiatra hizo un certificado manual en una hoja de recetario y después también ingresó el informe en la historia clínica de forma digital.
«Al momento de la evaluación el paciente se encuentra vigil, orientado en persona, tiempo y espacio. En buenas condiciones de aseo general», escribió de puño y letra la médica. En la receta se dejó constancia que era el 20 de octubre pasado.
En el informe que hizo digitalmente, también con fecha del 20 de octubre pasado, la profesional escribió, entre otras cosas: «Se concurre al domicilio del paciente. Se mantiene entrevista con el mismo. Persiste queja con relación al sueño. Acuerdo continuar ajustando la medicación. Al momento de la entrevista se [lo] evalúa vigil, en buenas condiciones de higiene y aspecto general, orientado en tres esferas.
El delito de falsedad ideológica, contemplado en el artículo 293 del Código Penal, prevé una pena de uno a seis años de prisión para quien «insertare o hiciere insertar en un instrumento público declaraciones falsas, concernientes a un hecho que el documento deba probar, de modo que pueda resultar perjuicio».
Fuentes del caso citadas por la agencia de noticias Télam explicaron: «Lo más curioso es que en la franja del 21 al 27 de octubre tenemos mensajes y diálogos en los que la psiquiatra deja claro que el estado de salud mental de Maradona no era el que afirmaba en el documento».
En una entrevista con el programa La Otra Vuelta, en LN+, el abogado de Cosachov, Vadim Mischanchuk, sostuvo: «No hay ninguna falsedad en esa constancia. No es un documento trucho. Les puedo asegurar que lo que ella anotó es lo que ella consideró que estaba pasando. No me llama la atención de que no haya una constancia de su presencia en el domicilio [de su paciente], este año se habitaron en la Argentina las consultas por telemedicina y un montón de consultas se hicieron en forma no presencial y eso está habilitado por ley».
En el expediente judicial ya se había comprobado la falsificación de la firma de Maradona en un documento donde se autorizaba a Luque a retirar la historia clínica del 10 de un centro de salud.
Maradona se mudó a una casa del barrio privado Campo de Roca II, situado en Brandsen, en julio pasado. Vivió en ese inmueble hasta el 2 de noviembre último, cuando fue trasladado a la clínica Ipensa de La Plata. Un día después fue operado en la Clínica Olivos de un hematoma subdural en su cabeza.
El 12 de noviembre pasado, Maradona dejó la Clínica Olivos y se fue a una casa alquilada en el barrio San Andrés, en Tigre, donde murió 13 días después.
Antes de que Diego dejara el centro de salud se rubricó un documento firmado por Luque, dos de las hijas de Diego, Gianinna y Jana, y el director médico del centro de salud de la Clínica Olivos, Pablo Dimitroff, donde se afirmó que Maradona no tenía el alta médica, sino una externación y que Swiss Medical había propuesto continuar con un tratamiento psiquiátrico, clínico y de rehabilitación y toxicológico bajo la modalidad de internación en un centro de rehabilitación.
En uno de los párrafos se definió a Luque y a Cosachov como el «equipo médico tratante» y se sostuvo que los profesionales «prescribieron, y la familia aceptó, el seguimiento y atención médica domiciliaria del paciente», y solicitaron a Swiss Medical acompañamiento con cuidados domiciliarios de enfermería y acompañamiento terapéutico».
«El seguimiento médico queda a cargo del equipo médico tratante y de los profesionales elegidos por el paciente y su familia, ajenos a Swiss Medical», se afirmó en uno de los párrafos finales, líneas esenciales para los investigadores donde se acreditaría la responsabilidad de Luque y de la psiquiatra.
Fuente: La Nación