El 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua. Declarado por la ONU en el año 1992 en su Conferencia sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro, en 1993 fue celebrado por primera vez. Para esta institución, conmemorar este día permite concientizar sobre la crisis hídrica a nivel mundial, la necesidad de abordar la problemática y valorar al líquido fundamental para la vida.
La decisión de los pueblos fue tomar la fecha como día de lucha en defensa de este bien común fundamental para la vida del planeta. Cada año en Argentina miles se movilizan en la Marcha Plurinacional del Agua, para dejarle bien en claro a los poderosos: el agua vale más que todo.
La situación del agua hoy
Estamos en un punto de caos. Hechos como que el agua comience a cotizar en la bolsa y se use como mercancía es indicio de esto. Hay datos que son alarmantes. Veamos:
- Respecto al acceso al agua potable, tres de cada diez personas -unas 2.100 millones- no tienen acceso a esta necesidad básica. Si esos datos los trasladamos a la Argentina, en el 2020 hubieron unas siete millones de personas -15% de la población- sin acceso al agua potable, y si vemos respecto al acceso a cloacas ese porcentaje se dispara al 40% de déficit.
- A su vez, estamos en una crisis sanitaria histórica producto de la pandemia. Donde el incremento del lavado de manos se torna clave para el plan de prevención de nuevos contagios.
- Otro de los puntos sensibles es el acceso al agua en términos de recreación, cada día hay más playas, costas y ríos que se vuelven inaccesibles. Los megaproyectos inmobiliarios, como el de la Costa Salguero en CABA, y los proyectos de privatización de playas son postales cada día más recurrentes.
- Cada vez más, nos encontramos con diluvios e inundaciones históricas en lugares nunca antes pensados que generan pérdidas materiales totales para los sectores más vulnerables.
Este panorama aterrador tiende a ser profundizado por los gobiernos que no priorizan a los sectores populares sino más bien priorizan la ganancia a costa de la falta de inversiones y la entrega de recursos naturales.
En el mundo, agua hay. Pero… ¿Quién la usa?
En contraposición con los millones de trabajadores que no tienen acceso al agua potable, las empresas extractivistas usan cantidades escandalosas de litros por segundos en sus plantas. Los gobiernos difunden la idea de la responsabilidad individual sancionando a casas de barrios populares por «el uso indebido», las instituciones del Estado van en el mismo sentido. En las escuelas se enseña a «cerrar la canilla», «a no desperdiciar»; sin embargo no hay una educación socioambiental integral crítica que cuestione, en primer medida, la limitación de este sistema para garantizar el consumo saludable del agua, como así tampoco el consumo desmedido para ramas dispensables como la megaminería -que solo en el caso de la mina Veladero usa casi una decena de millones de agua potable por día-. En el mismo sentido el fraking, la energía nuclear, el agronegocio y la ganadería.
La contaminación marítima producto de la pesca indiscriminada es otro de los flagelos de este sistema que pone en peligro ecosistemas enteros.
Ecocidas, nunca más
El agua es un derecho humano innegociable y eso los pueblos lo saben. En ese sentido cada vez más sectores de jóvenes y trabajadores cuestionan y se movilizan en defensa de este bien común. Las contradicciones de este sistema dejan a millones sin una gota agua y a unos pocos usando millones de litros de agua para el lucro. Los empresarios en complicidad con los gobiernos priorizan las ganancias sin respetar la decisión de los sectores populares como en Chubut, que viene hace años diciendo No a la mina. A su vez, que hoy tengamos al agua cotizando en la bolsa muestra la crisis hídrica que hay a nivel mundial y que este sistema es incapaz de resolver. Por el contrario, tiende a profundizarla.
Desde la Red Ecosocialista/ MST creemos que hay otro camino posible para revertir el problema del agua de hoy. Creemos que son los trabajadores y demás sectores populares quienes debemos tomar las decisiones. La prohibición de la megaminería, el fraking y demás actividades extractivistas es una medida de emergencia a tomar.
Por otro lado, declarar un bien social a la ciencia y toda la infraestructura tecnológica permitiría rápidamente avanzar en el saneamiento y la distribución de agua potable a los sectores que hoy no tienen acceso. Estas y otras medidas las proponemos como parte de nuestra estrategia socialista, donde las y los trabajadores gobernemos y decidamos todo de acuerdo a nuestras necesidades. Solo de esa manera respetaríamos realmente al agua como un derecho humano.
Fuente: Periodismo de Izquierda