El ministro de Educación, Nicolás Trotta, se debilitó en las últimas horas tras la suspensión de las clases presenciales y el Gobierno debió salir a acallar rumores sobre su salida.
La situación de tensión se dio el pasado miércoles por la noche, cuando el presidente Alberto Fernández anunció sorpresivamente que las clases presenciales se cancelaban entre el 19 y el 30 de abril en la zona metropolitana.
Horas antes, Trotta había dicho que si se definían restricciones, no debían ser sobre la asistencia a las aulas.
Esas declaraciones dejaron al ministro mal parado y dieron lugar a una serie de versiones sobre su rol dentro del Gabinete nacional.
«Lo desmiento totalmente, Nicolás hizo una tarea durante todo el año pasado, adaptando las currículas y la necesidad de la administración de la educación», subrayó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, en declaraciones radiales.
El titular de ministros debió salir a negar públicamente la versión de la dimisión de Trotta, que circuló tras la decisión que tomó Fernández sin anticipársela.
Lo mismo hicieron funcionarios cercanos al jefe de Estado, que en diálogo con NA admitieron que hubo «diferentes ópticas» alrededor de las clases, pero que el ministro sigue dentro del equipo.