El país europeo le dio paso a una flexibilización gradual con la nueva apertura de bares y restaurantes con mesas al exterior, y los museos, cines y teatros. Además, están autorizados los viajes internos.
Con la reapertura de bares y restaurantes que tengan mesas al exterior y la posibilidad de que museos, cines y teatros vuelvan a abrir sus puertas, además del reinicio de los viajes internos para dinamizar al turismo, Italia dio este lunes el primer paso de una nueva flexibilización gradual de las restricciones por el coronavirus, que ya provocó 119.238 muertes.
Con 15 de las 20 regiones catalogadas como «zona amarilla», cerca de 50 de los 60 millones de habitantes de Italia podían desde este lunes almorzar y cenar en los bares y restaurantes que tengan mesas en el exterior, volver a ver espectáculos en vivo incluso en lugares cerrados y viajar por todo el país.
Estas medidas marcan el inicio del levantamiento gradual de restricciones dispuesto para los próximos meses por el Gobierno del primer ministro Mario Draghi.
Alessandra Preziosi tiene 75 años y es una de las más de 5,2 millones de personas que hasta este mediodía ya recibió el ciclo completo de vacunación contra el coronavirus como parte de la campaña iniciada el 27 de diciembre.
Ya inmunizada, este lunes aprovechó el levantamiento de las restricciones más duras y se sentó a tomar un café en el bar Portofino, en la transitada Cola di Rienzo, en el barrio Prati de Roma. «Era algo que todos esperábamos. No solo por lo que significa a nivel de contacto con los afectos, sino porque los negocios de la zona lo necesitaban», dijo a Télam.
Preziosi advirtió de todos modos que «la reapertura que se inicia tiene que estar controlada y tiene que haber conciencia de parte de la gente».
En ese marco, puso el foco sobre los jóvenes, un colectivo que ya fue el centro de las críticas en el último verano, cuando las escenas de playas y lugares de veraneo sobrepoblados fueron considerados como la razón principal de la segunda ola. Hasta el 30 de marzo, de los 106.779 fallecidos en el país, solo 40 tenían entre 10 y 29 años, según las cifras oficiales.
A pocas mesas de distancia, Antonio Sinardi también marcó en diálogo con Télam la «necesidad» de que haya conciencia entre la población. Con 55 años, aún no está vacunado y apuesta a que se respeten las medidas, que incluyen una distancia mínima de un metro y la vigencia, como desde hace seis meses, del toque de queda nocturno, entre las 22 y las 5.
Sobre Via Gregorio VII, en el bar «Pappagallo», Massimo Monti es uno de los mozos que trabaja detrás de la barra. En el primer día del regreso de los clientes presenciales, mostró las ventajas y desventajas de la reapertura parcial.
«Es positivo que se dé un primer paso y que poco a poco se retome la actividad aunque, en esta zona, la mayoría de los clientes habituales están acostumbrados a tomar el café dentro del local, en la barra, casi al paso», dijo. «Las mesas pueden servir para los turistas, que son los que se sientan a desayunar o comer con tiempo, pero creemos que falta para que vuelvan», agregó.
Recién el 1 de junio próximo, según el cronograma oficial, podrán abrir los locales para consumo interno, solo para el almuerzo.
La alusión a los turistas se hace habitual en varios de los locales por los que pasó Télam. Mientras más cerca de los tantos sitios icónicos de la capital italiana esté el lugar, con más frecuencia se escucha cuánto se los extraña.
Por otro lado, las nuevas disposiciones del Gobierno italiano, en un esfuerzo para dinamizar la economía que el año pasado perdió 8.8% por la pandemia, permiten desde este lunes los viajes dentro del país, incluso en las zonas catalogadas como «rojas».
Esto será posible a través de un sistema de pases para personas vacunadas, recuperadas del coronavirus o con test negativo, en lo que parece un adelanto del denominado «pasaporte sanitario» que quedará vigente en Europa para el verano.