El procurador general de la provincia Jorge Miquelarena, vive en la calle Galina al 1400 de la ciudad de Trelew y tendría custodia policial de integrantes del GEOP las 24 horas en vehículos civiles.
Pero parece que los empleados policiales se tomaron demasiado a pecho la misión de cuidar la seguridad del funcionario, porque a metros de allí, los delincuentes se vienen haciendo un verdadero “pic-nic” con los vecinos y por alguna razón los efectivos no intervendrían ¿Sólo Miquelarena tiene derecho a ser protegido como ciudadano?
La madrugada del viernes 5 de mayo, un vecino que vive aproximadamente a dos cuadras de la casa de Miquelarena, casi fue víctima de un violento asalto por parte de un trío de encapuchados. Según el relato del hombre, “…esto viene pasando seguido en la cuadra…”, pero nunca fueron identificados por los policías.
La victima cuenta que si no fuera por su perro, los sujetos ingresaban al hogar. Los ladridos del can fueron suficientes como para que quién ya había mostrado iniciativa en saltar las rejas de la vivienda, salga “picando” de esas inmediaciones.
El hombre publicó en su perfil de Facebook, un video grabado por una cámara de seguridad de la cuadra, donde se observa en principio a dos sospechosos revisando un vehículo estacionado y de fondo, otro sujeto trepando el portón de rejas de la víctima. De pronto aparece en escena el perro de la familia y el malviviente que ya se había metido a la propiedad se dio la fuga inmediatamente junto a los otros dos.
¿Quiere ver el video? Haga click aquí.
La publicación en cuestión fue acompañada del siguiente mensaje:
“Hace 42 años que vivo en padre Juan y nunca me tocaron nada, anoche se me quisieron meter a casa. Gracias a -corbata-, que es mi perro, salió volando el chorro.
Esto viene pasando seguido en la cuadra y quería contarles que hace años no se ve patrullero o moto o caminando policías, espero nunca encontrarme con uno adentro de mi propiedad, porque es corta… mi familia o ellos, alguno de los dos va a salir perdiendo. Obvio voy a cuidar a mi familia, ¡saludos! quería compartirlo…”
El 10 de abril de este año, le tocó a una pareja de abuelos empresarios que se domicilian a media cuadra de la “fortaleza” de Miquelarena. Un grupo de 5 asaltantes irrumpió violentamente por la noche en la vivienda del matrimonio y se llevaron una fortuna en dólares y en pesos, entre la que se encontraba una importante suma destinada al pago de sueldos de la empresa de la cual el hombre es propietario.
Los delincuentes tenían información calificada sobre los movimientos de sus víctimas, lo que hace inferir que hasta se habrían dado el lujo de hacer tareas de inteligencia durante al menos una semana al matrimonio de abuelos, pero la guardia pretoriana de Miquelarena por lo visto no se dio cuenta, al parecer, debido a la alta concentración que conlleva proteger la vivienda del funcionario.
¡Pero que ni se les ocurra molestar a Jorgito! Hace unos años, a pocas cuadras de allí funcionaba el célebre “Aikiken”, una escuela de artes marciales muy antigua. Los practicantes del turno de la noche salían del instituto con la vestimenta típica de la disciplina, un uniforme tradicional blanco, idéntico al de Karate con el cinturón de color correspondiente al grado del alumno. Una vestimenta muy llamativa para andar en la calle.
Uno de esos alumnos salía de entrenar para dirigirse hacia su casa y se le ocurrió acercarse a mirar la llamativa placa de bronce que ostenta la puerta de acceso de la vivienda de Miquelarena.
En un chasquido de dedos se bajaron de una camioneta blanca dos “gorilones” de 2 metros vestidos con ropa táctica y gorros negros de invierno.
Interrogaron por unos minutos al joven karateca que miraba desconcertado a los policías y lo dejaron ir. A escaso metros, sobre la calle Yrigoyen volvió a ser identificado por un policía uniformado.
Por alguna razón, a esos efectivos les pareció factible que este muchacho atentara contra el domicilio de Miquelarena vestido de karateca. Quizás habrá pensado que iba a irrumpir en la vivienda con una patada voladora…
¿Quién sabe?
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