El debate presidencial entre Donald Trump y Kamala Harris quedó atrás. Más allá de sus propias sensaciones y de cómo influirá este primer cara a cara en el electorado, ahora empieza la verdadera campaña a poco menos de dos meses de las elecciones del 5 de noviembre.
Las encuestas a nivel nacional juegan en esta contienda electoral un papel menor. Lo importante es saber cómo impactó el debate en los siete estados clave, los llamados “swing states”, que suelen cambiar de color político en cada elección. A veces se inclinan por los republicanos; otras por los demócratas. Allí estará en juego la presidencia de los Estados Unidos.
Ellos son Filadelfia, donde se realizó el debate; Wisconsin, Michigan, Carolina del Norte, Arizona, Nevada y Georgia. El final será cabeza a cabeza, según vaticinan distintos sondeos.
Lo que dejó el debate y lo que se viene en la campaña
Entre chicanas, acusaciones y sonrisas sarcásticas, el debate dejó en claro que Trump ya no compite con un candidato débil, como Joe Biden. “Usted no está compitiendo con Biden, está compitiendo conmigo”, replicó Harris cuando su rival se preguntó qué hacía y dónde estaba el presidente. Pero Trump insistió: “Ella es Biden”. La transmisión televisiva no mostró lo mismo. Incluso, el magnate estuvo en varios tramos a la defensiva.
A Harris, de 58 años, se la vio firme, lejos de las dudas y lagunas mentales del mandatario, y contraatacó a su rival, de 78, cada vez que el candidato republicano buscó acorralarla. El magnate neoyorquino siguió su libreto, acusó a la vicepresidenta de “marxista” y hasta de odiar a Israel. Harris lo señaló por admirar “dictadores” y le recordó sus procesos judiciales, incluso una sentencia que pesa en su contra por falsificar documentos de campaña.
Trump mostró sus mejores armas cuando cargó contra la inmigración, su caballito de batalla y uno de los temas que más preocupan al electorado, más allá de sus aseveraciones polémicas y sus exabruptos, como cuando dijo que en Ohio los inmigrantes se están comiendo los perros y gatos de los vecinos.
Harris buscó sacar ventajas en temas como el aborto y política exterior, en especial con las guerras en Gaza y Ucrania. Ambos se acusaron mutuamente de mentir en cuestiones económicas. En síntesis, no hubo un contundente ganador que inclinara las elecciones a su favor, aunque quedó claro que Harris tiene las armas para competir el 5 de noviembre y que Trump debe preocuparse.
La mejor postal del debate se vio al final: los dos se fueron por caminos separados, sin siquiera saludarse, como sí lo habían hecho al principio. Ahora, los analistas se preguntan si Trump y Harris lograron convencer a los indecisos de que su proyecto es el que necesita el país para los próximos cuatro años.
El resto ya está convencido. “Es muy difícil que un debate haga cambiar de parecer a alguien que está seguro de su voto. El trumpista y el antitrumpista no van a cambiar de opinión. El que puede cambiar es el que duda”, afirmó a TN el analista internacional Claudio Fantini.
Los dos candidatos saben que, de ahora en más, todos los cañones deben apuntar a los “swing states”. Hacia allá marcha la vicepresidenta en los próximos días. De aquí hasta el domingo estará de gira por distintos puntos de Carolina del Norte, Michigan, Pensilvania y Wisconsin. El lema será “Nuevo camino hacia adelante”.
El estratega político estadounidense Luis Alvarado dijo que Harris tiene una ventaja sobre Trump. “El dinero mueve todo. Hoy la campaña de la vice tiene más recursos económicos, personal y voluntarios. También una mejor organización”, dijo en diálogo con TN. La tormenta provocada por Joe Biden parece haber quedado atrás.
El mensaje que lleven los dos candidatos a estos siete estados clave será crucial. Pero lo difícil es que no deben seducir a un solo electorado. Son varios electorados incluso en un mismo estado.
“No hay una bala de plata que te puede salvar. Son varias que se deben disparar. Los mensajes tienen que estar dirigidos a diferentes sectores de cada estado. Hay un mensaje para las mujeres, otro para los jóvenes, otro para los independientes y otro muy distinto para los que apoyan y deben seguir con su entusiasmo. Además, hay que buscar cómo enviar estos mensajes”, afirmó Alvarado.
Qué va a pasar con el voto latino
En ese marco, la comunidad latina será fundamental en algunos estados. “El voto latino apoyará a Harris”, dijo Julie Chávez Rodríguez, directora de campaña de la candidata demócrata, en un breve mensaje enviado a TN a través de su cuenta de IG.
El voto hispano será crucial en algunos de los siete estados clave. “Siempre es importante. No hay muchos en Wisconsin, pero sí en Nevada y Arizona. Será fundamental en estados como Pensilvania, donde la lucha es muy cerrada y los latinos representan el 5% del electorado. Si logras convencer a un 1% tienes la batalla ganada. Es muy importante para los dos candidatos tener un mensaje para ellos”, dijo Alvarado.
Por eso, la campaña demócrata ya lanzó su canal latino vía WhatsApp bautizado “Latinos con Harris-Walz”. Alrededor de 36,6 millones de latinos pueden votar en estas elecciones.
Por el lado republicano, el candidato lanzó el grupo “Latinos Americanos por Trump”, formado por líderes políticos como los senadores Marco Rubio y Ted Cruz. Según un comunicado, está formado además por representantes del comercio, la educación, el deporte, la religión y el periodismo. El lema es simple: “Una economía fuerte, precios más bajos, una frontera segura y paz a través de la fuerza, en el país y en el exterior”.
Un reciente estudio de Ipsos reveló que más de cuatro de cada 10 latinos creen que sus bolsillos estarán mejor con Trump. Además, temas como aborto y familia, en una comunidad muy religiosa, pueden inclinar la balanza hacia el republicano. Lo mismo ocurre con problemas de seguridad asociados a la crisis en la frontera sur, donde se agolpan y cruzan decenas de miles de inmigrantes ilegales cada año. El combate a la inmigración ilegal es uno de los caballitos de batalla de Trump.
Sin dudas, la economía y la crisis migratoria serán, de ahora en más y como fueron en el debate, los grandes temas de la campaña. “La cuestión migratoria es uno de los talones de Aquiles del gobierno. Hacia allí apuntará Trump”, dijo Fantini.
Pero la economía es una cuestión ambigua. “Está creciendo y, sin embargo, la impresión es inversa. La sensación predominante es que no recobra vuelo y que la inflación sigue alta”, concluyó