Calidad del sueño. Dormir bien es fundamental para la salud, pero el 40% de la población sufre trastornos del sueño que afectan el estado de ánimo y el rendimiento diario.
Dormir bien es clave para nuestra salud física y mental. Sin embargo, un 40% de la población sufre trastornos del sueño, lo que impacta en el estado de ánimo, el rendimiento diario y el bienestar general. En este artículo te explicamos las causas de los problemas de sueño y te damos consejos prácticos para mejorar tu descanso, según publicó Canal 12.
¿Por qué dormimos mal?
Nuestro cerebro cuenta con un reloj biológico que regula la secreción de melatonina, la hormona del sueño. Su producción aumenta al atardecer, alcanzando su pico durante la noche, y disminuye al amanecer para ayudarnos a despertar. Sin embargo, este ciclo puede alterarse por distintos factores:
- Exceso de pantallas antes de dormir: La luz azul de dispositivos como celulares, computadoras y televisores suprime la producción de melatonina.
- Cenas copiosas y tardías: Comer tarde interfiere con la digestión y afecta el descanso.
- Ejercicio físico nocturno: Eleva hormonas como el cortisol y las endorfinas, dificultando la relajación.
- Temperatura elevada en la habitación: El cerebro asocia el calor con la vigilia, por lo que lo ideal es mantener la habitación a menos de 18 grados.
- Falta de rutina de sueño: Acostarse y despertarse a diferentes horas cada día desajusta el reloj biológico.
Cómo mejorar la calidad del sueño
Antes de recurrir a psicofármacos, es recomendable aplicar técnicas de higiene del sueño:
- Reducir la exposición a pantallas al menos una hora antes de acostarse.
- Mantener una habitación fresca, oscura y silenciosa.
- Cenar temprano y ligero, evitando comidas pesadas y ricas en carbohidratos.
- Evitar el ejercicio intenso por la noche y optar por actividades relajantes como el yoga o la lectura.
- No consumir bebidas estimulantes como café, té o energizantes antes de dormir.
- Respetar un horario fijo de sueño, incluso los fines de semana.
Implementar estos cambios puede marcar la diferencia en la calidad del sueño y, por ende, en la salud y el bienestar general.