El este del Líbano volvió a ser escenario de violencia este jueves, luego de una serie de bombardeos israelíes que dejaron al menos dos personas muertas y varios daños materiales en el Valle de la Bekaa, según informaron las autoridades locales.
Las explosiones se registraron en las localidades de Janta y Shmustar, donde los equipos de rescate aún trabajan entre los escombros.
La información fue publicada por R3, que señaló que las víctimas aún no fueron identificadas y que el número de fallecidos podría aumentar.
Israel afirma que atacó objetivos de Hezbolá
De acuerdo con el Ejército israelí, los ataques estuvieron dirigidos contra supuestos objetivos del grupo chií Hezbolá, incluyendo un campo de entrenamiento en la zona.
Sin embargo, fuentes del Ministerio de Salud Pública del Líbano advirtieron que varias viviendas resultaron afectadas y que las víctimas podrían ser civiles, lo que genera creciente preocupación internacional.
Se trata de la tercera ofensiva israelí en una semana. La anterior había dejado una persona muerta y siete heridos en Shmustar, mientras que días después ocho bombardeos impactaron en el sur del país, provocando incendios y pánico entre la población.
Preocupación por la ruptura del cese de hostilidades
El Gobierno israelí sostiene que sus operaciones buscan neutralizar amenazas y destruir depósitos de armas pertenecientes a Hezbolá.
Sin embargo, las autoridades libanesas denunciaron que los ataques violan el cese de hostilidades acordado hace casi un año, lo que incrementa la tensión en la frontera y el riesgo de un nuevo conflicto abierto.
Organismos internacionales y diplomáticos de la región expresaron su inquietud ante la escalada militar, que mantiene a las comunidades fronterizas en estado de alerta permanente.
Una región al borde de una nueva crisis
El aumento de los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá amenaza con desestabilizar nuevamente al Medio Oriente, en un contexto ya marcado por el conflicto en Gaza y la fragilidad de los acuerdos de paz.
Mientras tanto, el Líbano enfrenta una situación humanitaria crítica, agravada por la crisis económica y los desplazamientos internos provocados por los ataques.




