El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, reconoció este jueves que el resultado adverso del referéndum del 16 de noviembre fue «un remezón» para su gobierno, pero afirmó que continuará impulsando su proyecto político a través de la Asamblea Nacional.
El mandatario señaló que la derrota llevó a cambios en su gabinete y apuntó contra sus colaboradores por no trabajar de forma suficiente.
En una entrevista con el exalcalde de Quito Jorge Yunda, Noboa utilizó una analogía futbolística para explicar la situación: «Todos esperaban pasarle la bola al presidente en el minuto 89 y que metiese gol, pero esto es un trabajo conjunto». Según informó la agencia internacional Deutsche Welle, el jefe de Estado enfatizó que todos los miembros de su movimiento político deben «trabajar, caminar, comunicar y luchar de la misma forma».
Los puntos rechazados y la nueva estrategia
La consulta popular incluía cuatro propuestas clave: la convocatoria a una Asamblea Constituyente para reemplazar la Constitución vigente, el permitir nuevamente bases militares extranjeras en el país, la reducción del número de asambleístas y la eliminación de la financiación pública a los partidos políticos. El «No» se impuso en todas las cuestiones de manera amplia.
Pese a este revés, Noboa confirmó que buscará concretar las reformas a través de la vía legislativa, donde el oficialismo y sus aliados mantienen la mayoría. Esta estrategia representa un cambio significativo en su approach tras el rechazo directo de la ciudadanía a sus iniciativas mediante el voto popular.
El plan de reformas y la tensión con la Corte
El mandatario anticipó que entre sus prioridades se encuentra una reforma del Código Penal, que incluiría eliminar a las personas privadas de libertad de los grupos de atención prioritaria establecidos en la Constitución. «Un preso no puede tener derechos prioritarios frente a una joven sana de 20 años. No hace sentido», aseveró el presidente.
Noboa también se refirió a la Corte Constitucional, expresando su deseo de que el tribunal no elimine sus reformas como ya ocurrió anteriormente con leyes emblemáticas de su gobierno. El gobernante declaró que espera que los jueces no vuelvan a ser «enemigos del pueblo», calificativo que ha generado críticas de organismos internacionales por considerar que pone en riesgo la independencia de poderes.




