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Socorristas continuaban la búsqueda de sobrevivientes en el litoral de San Pablo, donde lluvias torrenciales dejaron el fin de semana al menos 44 personas muertas y decenas de desaparecidas.

Más de 680 milímetros de lluvias cayeron en 24 horas en San Sebastián, un destino playero ubicado a unos 200 kilómetros de la ciudad de San Pablo (sureste). Es el mayor acumulado caído de manera ininterrumpida en la historia de Brasil, según el gobierno del estado.

A media mañana de este martes, la gobernación elevó el balance de muertos a 43 en San Sebastián y uno en la localidad de Ubatuba, según reportó la agencia de noticias AFP.

«Los trabajos de búsqueda y salvamento siguen de manera interrumpida en la región», donde los deslizamientos de tierra provocados por las precipitaciones crearon ríos de lodo, piedras y árboles que arrasaron con precarias casas construidas en las laderas, señalaron las autoridades.

También informaron de más de 1.730 personas desalojadas, y otras 766 sin hogar en todo el estado de San Pablo.

En un hospital de la región fueron atendidas 23 personas (incluyendo cinco niños), de las cuales seis continúan en estado grave.

Mientras, en el centro de San Sebastián las autoridades levantaron una tienda para un velorio colectivo de las víctimas, informó la alcaldía.

Pobladores en la cercana playa de Juquehy, aún sacudidos por el temporal del fin de semana, pasaron una nueva noche de angustia cuando lluvias provocaron nuevos deslizamientos en la madrugada del martes.

Unas 80 personas abandonaron sus viviendas pero no se reportaron víctimas, según las autoridades.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva sobrevoló ayer la zona vacacional convertida en área de desastre, y advirtió contra el urbanismo improvisado en Brasil, donde 9,5 millones de personas viven en áreas de riesgo por deslizamiento o inundación, según cifras oficiales.

Con las rutas aún bloqueadas por los deslaves, algunos temporadistas fueron evacuados en barco, mientras continuaba un tráfico intenso de helicópteros que iban y volvían de las zonas más afectadas.

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El primer temblor fue de magnitud 6,4, cuyo epicentro se situó en el distrito turco de Defne, se produjo a las 20.04 (14.04 hora argentina) y se sintió en Antakya y Adana, 200 km más al norte.

Tres minutos más tarde se produjo otro temblor de magnitud 5,8 en Samandag, una ciudad costera al sur de Antakya, y el alcalde informó del derrumbe de varios edificios, sin mencionar víctimas, precisó la agencia AFP.

Según un primer balance, al menos tres personas murieron en la provincia de Hatay y más de 200 resultaron heridas, anunció el ministro del Interior turco, Suleyman Soylu.

Según el ingeniero geofísico Övgün Ahmet Ercan esto se trata de «réplicas a lo largo de la falla de Anatolia» y no de nuevos «terremotos independientes».

Como medida de precaución, el hospital público de Alejandreta y el Hospital Universitario Mustafa Kemal de Antakya fueron evacuados y los pacientes de cuidados intensivos fueron trasladados a un hospital de campaña.

El vicepresidente turco, Fuat Oktay, dijo que ocho personas resultaron heridas al caer edificios ya dañados, pero decidió levantar la advertencia de inundación costera emitida anteriormente por el gobernador y por Afad.

En Alepo, capital de la provincia homónima, 47 personas resultaron heridas al intentar huir presas del pánico, informó la agencia de noticias Sana citando fuentes hospitalarias.

«La carretera se movía como las olas. El edificio se movía de un lado a otro, y los coches iban de izquierda a derecha», dijo Mehmet Irmak, de 34 años, empleado de una escribanía.

«Hatay ya no es un lugar seguro. Se oyen muchos edificios derrumbándose… Esperamos el amanecer pero no sé qué voy a hacer», dijo el hombre que llevaba quince días durmiendo en su coche luego del primer terremoto.

La agencia Afad afirma que se registraron más de 6.000 réplicas desde el terremoto de magnitud 7,8 que devastó el sur de Turquía y Siria, hace exactamente quince días.

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Según el balance oficial, la cifra de muertos en Turquía asciende a 31.643 y en Siria a 3.581, lo que convierte a este cataclismo en el quinto más mortífero desde el inicio del siglo XXI.

Aunque cada vez es más difícil, todavía se hallan personas vivas entre las montañas de cascotes de ciudades que quedaron destruidas tras el temblor de magnitud 7,8 del 6 de febrero, informó la agencia AFP.

Hoy, un niño de 12 años fue rescatado en la provincia de Hatay, 182 horas después del terremoto, informaron los medios turcos.

Por su parte, la agencia noticiosa estatal Anadolu informó este domingo por la noche que rescatistas lograron sacar a más sobrevivientes de los escombros: un menor y una mujer de 62 años fueron rescatados después de casi siete días atrapados entre la destrucción de edificios colapsados.

Mustafa, de 7 años, fue rescatado en la provincia turca de Hatay, al igual que Nafize Yilmaz quien fue encontrada con vida en Nurdagi, también en ese distrito. Ambos estuvieron atrapados 163 horas antes de su rescate.

La ONU denunció el fracaso del envío de ayuda para Siria, un país ya devastado por más de una década de guerra.

En una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, convocada por Suiza y Brasil -a cargo del expediente humanitario-, el jefe de emergencias de la ONU, Martin Griffiths, que estuvo este lunes en la ciudad siria de Alepo, debe presentar una evaluación de la situación.

Más de 32.000 personas de organizaciones locales trabajan en los esfuerzos de búsqueda y rescate junto a 8.294 rescatistas del exterior, indicó la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD).

Una brigada con 32 efectivos argentinos, de la Policía Federal Argentina y Cascos Blancos, que depende de la Cancillería, viajaron a Turquía para sumarse a los trabajos de búsqueda y rescate de personas.

En la localidad turca de Kahramanmaras, cerca del epicentro, se instalaron 30.000 tiendas de campaña y hay 48.000 damnificados en escuelas y otras 11.500 personas albergadas en centros deportivos.

Hatice Goz, una psicóloga voluntaria en la provincia de Hatay, dijo que reciben «una avalancha de llamadas» de padres desesperados preguntando por sus hijos desaparecidos.

La ciudad turca de Antakya, una localidad milenaria, conocida como Antioquía en la Antigüedad, quedó arrasada y el terremoto derribó la mezquita más antigua del país.

«Este lugar tiene un significado muy importante para nosotros», se lamentó Havva Pamukcu y agregó: «Era un lugar preciado para todos nosotros, turcos y musulmanes. La gente tenía la costumbre de venir aquí antes de hacer el peregrinaje a La Meca».

A pocos metros, una iglesia ortodoxa fundada en el siglo XIV y, reconstruida en 1870 tras un anterior terremoto, perdió todos sus muros.

En la ciudad, los equipos de retirada de escombros comenzaron a trabajar y a instalar baños de emergencia.

En tanto, un nutrido contingente de policías y militares patrulla en Antakya para evitar los saqueos que se produjeron durante el fin de semana.

El vicepresidente turco, Fuat Oktay, dijo este domingo que 108.000 edificios fueron dañados en toda la zona afectada por el sismo y que 1,2 millones de personas están siendo albergadas en habitaciones estudiantiles y 400.000 damnificados fueron evacuados de la región.

La federación de empresas Tukonfed, estimó que el costo económico del sismo podría ascender a más de 84.000 millones de dólares, un informe divulgado este lunes.

En Turquía crece la indignación por la mala calidad de los edificios y la respuesta gubernamental.

La situación es especialmente compleja en Siria, donde Bab al Hawa es el único punto por el que puede entrar ayuda internacional a zonas bajo control rebelde después de casi 12 años de guerra civil.

Los suministros son vitales para un país donde el sistema de salud y la infraestructura están en ruinas tras el conflicto que opone el gobierno de Bashar al Asad con varios grupos rebeldes que controlan parte del territorio.

Por el cruce de Bab al Hawa diez camiones de la ONU se dirigían rumbo al noroeste de Siria, según un periodista de AFP.

El convoy lleva materiales como plásticos para confeccionar albergues de emergencia, cuerdas y mantas, pero también herramientas como destornilladores y clavos.

Pero, según funcionarios de la ONU, se necesita muchísimo más para los millones de personas que se quedaron sin casa.

«Ahora estamos centrados en ayudar al pueblo sirio», dijo el enviado de la ONU, Geir Pedersen, en Damasco.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, se reunió el domingo en la capital siria con Asad y dijo que el mandatario aseguró que estaba dispuesto a abrir más pasos fronterizos para ayudar a ingresar ayuda a zonas bajo rebeldes.

«Las crisis combinadas de conflicto, Covid, cólera, declive económico y ahora el terremoto, han tenido un costo insoportable», declaró Tedros tras visitar Alepo.

Los equipos de rescate en Turquía y Siria seguían buscando este miércoles sobrevivientes entre los escombros del devastador terremoto del lunes por la madrugada que provocó la muerte de más de 9.500 personas y decenas de miles de heridos.

En medio del frío y la devastación, los socorristas, auxiliados por los primeros equipos de emergencia llegados de otros países, luchan contra el reloj para encontrar personas con vida tras el terremoto de magnitud 7,8 del lunes a las 4.17 (23.17 del domingo en Argentina), con epicentro en el sureste de Turquía.

El ministro de Interior de Turquía advirtió que las próximas 48 horas iban a ser “cruciales” para encontrar sobrevivientes del sismo, que llevó a Ankara a decretar siete días de luto nacional.

En total, el número de fallecidos superó este miércoles las 9.500 personas, según consignó la agencia de noticias AFP.

Turquía registró 6.957 muertos, según el último balance de la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD).

En Siria se registraron en total 2.547 muertos: 1.250 en las zonas controladas por el Gobierno, según el ministro de Salud, Hassan Ghabbash, y 1.297 en las zonas rebeldes, según los organismos de ayuda humanitaria.

En Siria, el saldo debe “subir considerablemente porque cientos de personas siguen atrapadas bajo los escombros”, indicaron los voluntarios de protección civil en las zonas rebeldes.

Se trata del peor terremoto que ha vivido Turquía desde 1999, cuando una sacudida mató a 17.000 personas, un millar de ellas en Estambul.

Este martes, en la localidad siria de Jindires, los socorristas pudieron rescatar a una niña recién nacida entre los escombros del inmueble.

La bebé estaba todavía unida por el cordón umbilical a su madre, fallecida como el resto de miembros de la familia.

Sin embargo, el rescate llegó tarde para Irmak, una adolescente de 15 años. En silencio, su padre Mesur Hancer sostenía la mano inerte de la chica atrapada en los restos de un bloque en Kahramanmaras (sureste de Turquía).

El devastador terremoto estuvo seguido por numerosas réplicas, algunas potentes, que provocaron el pánico en numerosos supervivientes, temerosos de volver a sus casas.

En la ciudad turca de Gaziantep, muchos decidieron refugiarse en el aeropuerto. “Ahora mismo, nuestras vidas están realmente marcadas por la incertidumbre”, dijo Zahide Sutcu, que huyó de su casa con sus dos hijos.

En total, la Organización Mundial de la Salud calcula que 23 millones de personas quedaron “expuestas” a las consecuencias del terremoto, “incluyendo cinco millones de personas vulnerables”.

La ayuda internacional

Comenzaron a llegar los primeros equipos de rescate extranjeros. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que decretó el estado de emergencia por un periodo de tres meses en diez provincias afectadas, indicó que 45 países ofrecieron ayuda, entre ellos Argentina.

Según informó la Cancillería argentina, la Agencia Argentina de Cooperación Internacional y Asistencia Humanitaria-Cascos Blancos (Aciah) ofreció asistencia humanitaria de la Argentina para la población afectada por el terremoto en Turquía y Siria.

En tanto, la Unión Europea movilizó 1.185 socorristas y 79 perros de rastreo para Turquía y trabaja con sus socios humanitarios en Siria para financiar operaciones de asistencia.

De su parte, Estados Unidos prevé la llegada de dos equipos de socorristas este miércoles a Turquía y trabaja también con oenegés locales en Siria para socorrer a las víctimas.

El secretario de Estado, Antony Blinken, insistió que “estos fondos irán a todo el pueblo sirio, no al régimen” de Damasco dirigido por Bashar al Asad, cuyos llamados de ayuda solo recibieron respuesta por ahora de su aliado Rusia, según indicó AFP.

El responsable de operaciones de la Agencia Estadounidense de Ayuda al Desarrollo (USAID), Stephen Allen, dijo desde Ankara que todo su “apoyo humanitario se dirige ahora mismo al noroeste de Siria”.

El vicepresidente turco Fuat Oktay declaró el martes que el número de muertos por los terremotos centrados en el sureste de Turquía ascendía a 3.419, con lo que el total, incluidos los fallecidos en Siria, supera los 5.000.

En declaraciones a la prensa, el funcionario precisó que las duras condiciones meteorológicas dificultaban la llegada de ayuda a las regiones afectadas y la realización de rescates. Afirmó que solo se permitía entrar o salir de Hatay, Kahramanmaras y Adiyaman, tres de las provincias más afectadas, a los vehículos de rescate y ayuda.

Las operaciones de rescate se están centrando en esas tres provincias y en Malatya, añadió Oktay.

El Gobierno se puso a disposición de Siria y Turquía tras el terremoto

El presidente Alberto Fernández expresó su solidaridad con Turquía y Siria. A través de un mensaje publicado en sus redes sociales, el mandatario aseguró que las embajadas argentinas en dichos países se encuentran a disposición.

«La Argentina se solidariza con los pueblos y Gobiernos de #Türkiye y #Siria tras el terremoto que ocasionó una trágica cantidad de víctimas. Nuestras embajadas están a disposición«, tuiteó Fernández, en cita a la publicación inicial del canciller Santiago Cafiero.

Por el mismo canal, Cafiero aseguró que la embajadas se encuentran monitoreando la situación de los argentinos en las tierras afectadas, e hizo públicos los contactos para recibir y brindar información.

«Argentina expresa sus condolencias y su solidaridad por las víctimas y los daños ocasionados por el terremoto en Türkiye y Siria. Nuestras embajadas se encuentran verificando la situación de los argentinos y las argentinas», expresó el canciller, y sumó los números telefónicos. (Noticias Argentinas)

Al menos 56 personas murieron y más de 700 resultaron heridas en un terremoto de magnitud 5,6 que sacudió hoy a Java, la principal isla de Indonesia, y que incluso hizo temblar los rascacielos de la capital, Yakarta, informaron autoridades gubernamentales.

«Debido al gran número de personas que siguen atrapadas, consideramos que el número de personas fallecidas y heridas va a aumentar», sostuvo el gobernador de la provincia de Java Occidental, Ridwan Kamil.

Al actualizar el anterior balance que daba cuenta de 46 fallecidos, Kamil sostuvo que hasta el momento el reporte indica que «56 personas murieron y más de 700 (resultaron) heridas»,

El epicentro del sismo fue ubicado cerca de Cianjur, a unos 110 kilómetros al sudeste de Yakarta, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), según reportó la agencia de noticias AFP.

Tras el terremoto, Herman Suherman, el jefe de la administración de la ciudad de Cianjur, declaró a la cadena Metro TV que había un flujo constante de víctimas.

De acuerdo a su testimonio, el hospital Sayang de Cianjur no tenía más acceso a la electricidad desde el terremoto y los médicos no podían operar a las víctimas.

«Actualmente nos ocupamos de las personas que se encuentran en situación de urgencia en el hospital. Las ambulancias siguen llegando al hospital desde los pueblos», aseguró Suherman.

Comercios, un hospital y un internado islámico de la ciudad sufrieron importantes daños durante el movimiento telúrico, según la prensa local.

En Yakarta, la capital del país, también se sintió la sacudida, pero por el momento no se registraron ni víctimas ni daños importantes.

La directora de la agencia indonesia de meteorología, Dwikorita Karnawati, declaró: «Pedimos a la gente que se quede en el exterior de los edificios por el momento, teniendo en cuenta que podría haber posibles réplicas».

Cientos de personas esperaban en el exterior de los edificios tras el terremoto y algunas de ellas llevaban cascos de protección contra las posibles caídas de restos, según indicó AFP.

Indonesia registra a menudo terremotos por encontrarse en el «cinturón de fuego» del Pacífico, punto de encuentro de las placas tectónicas.

En 2018, en la isla de Lombok y la isla vecina de Sumbawa un violento sismo causó más de 550 muertos.

Ese mismo año, otro terremoto, de magnitud 7,5, provocó un tsunami que azotó Palu, en la isla de Sulawesi, y causó la muerte o la desaparición de 4.300 personas.

En 2006, la isla de Java sufrió un sismo de magnitud 6,3 en el centro. Hubo 6.000 fallecidos y decenas de miles de heridos.

Pero el país sigue marcado por el terremoto del 26 de diciembre de 2004, de una magnitud de 9,1, frente a las costas de Sumatra. El potente temblor desencadenó un devastador tsunami que causó la muerte de 220.000 personas en toda la región, de ellas 170.000 en Indonesia, una de las catástrofes naturales más mortíferas jamás registradas.

El Jefe de Estado, Tayyip Erdogan dijo que «huele a terrorismo». Las ambulancias acudieron al lugar de los hechos en la concurrida avenida Istiklal. La zona, en el distrito de Beyoglu de la ciudad, estaba abarrotada como de costumbre de compradores, turistas y familias.

Seis personas murieron y otras 53 resultaron heridas este domingo cuando una explosión sacudió una concurrida calle peatonal del centro de Estambul, haciendo que la gente huyera del lugar, en un incidente que el presidente Tayyip Erdogan calificó de atentado que «huele a terrorismo».

Las ambulancias acudieron al lugar de los hechos en la abarrotada avenida Istiklal, que fue acordonada con rapidez por la policía. La zona, en el distrito de Beyoglu de la mayor ciudad de Turquía, estaba abarrotada como de costumbre durante el fin de semana por compradores, turistas y familias.

Un video obtenido por Reuters mostró el momento en que se produjo la explosión en el centro de la avenida, lanzando escombros al aire y dejando a varias personas tendidas en el suelo.

«Los esfuerzos por derrotar a Turquía y al pueblo turco a través del terrorismo fracasarán hoy como lo hicieron ayer y como volverán a fracasar mañana», dijo Erdogan en una conferencia de prensa.

«Nuestro pueblo puede tener la seguridad de que los culpables del atentado serán castigados como se merecen», dijo, y añadió que las primeras informaciones apuntaban a que «una mujer participó» en el mismo.

«Sería erróneo decir que se trata indudablemente de un ataque terrorista, pero los primeros hechos y la información inicial de mi gobernador es que huele a terrorismo», afirmó.

Nadie ha reivindicado aún la autoría de la explosión, pero Estambul y otras ciudades turcas han sido objetivo en el pasado de separatistas kurdos, militantes islamistas y otros grupos.

«Cuando oí la explosión, me quedé petrificado, la gente se quedó congelada, mirándose unos a otros. Luego la gente empezó a huir. ¿Qué otra cosa se puede hacer?», dijo Mehmet Akus, de 45 años, trabajador de un restaurante en Istiklal.

«Mis familiares me llamaron, saben que trabajo en Istiklal. Los tranquilicé», dijo a Reuters.

Un helicóptero sobrevoló el lugar de la explosión y varias ambulancias estaban aparcadas en la cercana plaza de Taksim.

La comisaría de Kasimpasa dijo que todos los equipos estaban en el lugar de los hechos, pero no dio más detalles.

Los medios locales dijeron que la fiscalía general de Estambul inició una investigación sobre la explosión.

La Media Luna Roja turca indicó que se estaba trasladando sangre a los hospitales cercanos.

Hubo una pérdida de vidas y heridos», dijo el gobernador de Estambul, Ali Yerlikaya, en Twitter, añadiendo que la explosión se produjo alrededor de las 16:20 hora local (13:20 GMT).

De confirmarse, sería la primera gran explosión de una bomba en Estambul en varios años.

En diciembre de 2016, dos atentados con bomba frente a un estadio de fútbol de Estambul causaron 38 muertos y 155 heridos en un ataque reivindicado por una rama del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Más de 200 elefantes murieron entre los meses de febrero y octubre a causa de la sequía más importante que atravesó Kenia en cuatro décadas, país que es el centro económico de África del este, según informó hoy el Ministerio de Turismo de la región.

La crisis afectó a 23 de los 47 condados de Kenia, que involucra al menos a 4 millones de personas de las 50 millones que viven en el país y padecen hambre.

«La sequía provocó una importante mortalidad de la fauna, principalmente en las especies herbívoras por el agotamiento de los recursos alimentarios y la escasez de agua», anunció durante una conferencia en Nairobi, la ministra de Turismo, Peninah Malonza.

Catorce especies se vieron particularmente afectadas, lo que implica que entre los meses de febrero y octubre, murieron 205 elefantes, 512 ñus, 381 cebras, 12 jirafas y 51 búfalos, dijo Malonza, según detalló hoy la agencia de noticias AFP.

A su vez, añadió que «más de 70 elefantes murieron» en las regiones de Amboseli, a unos 160 kilómetros al sur de la capital Nairobi, y en Laikipia-Samburu, en el norte del país, tras aclarar que las autoridades «están dejando heno para los animales».

Kenia tiene más de 36.000 elefantes, según cifras del Ministerio de Turismo del año 2021.

Cuatro temporadas de lluvia insuficientes seguidas en Kenia, Somalia y Etiopía provocaron la hambruna extrema de millones de personas y fauna en todo el cuerno de África.

Solo en Kenia, más de 1 millón y medio de cabezas de ganado murió, en ese período.

El Día de Todos los Santos se conmemora cada 1 ° de noviembre desde el año 835, con el objetivo de ofrecer un homenaje a todos los Santos sin importar la religión. La fecha fue establecida por el papa Gregorio IV, luego de que Gregorio III consagrará una Basílica en la capilla de San Pedro en el Vaticano en honor a Todos los Santos.

Las personas suelen acercarse a los cementerios para recordar a sus seres queridos, dejando una ofrenda floral y las largas filas suelen ser habituales.

Pero al otro día, precisamente el 2 de Noviembre, la iglesia Católica conmemora el Día de los Difuntos, fecha que fue adoptada por Roma en el siglo XVI , que postula este día debe ser usado para rezar y realizar misas por aquellas almas de los fieles que al tiempo de morir no han sido limpiadas de pecados , o que no han hecho expiación por transgresiones del pasado.

Ante esta situación, se entiende que se encuentran en el purgatorio y no pueden alcanzar la gracia de Dios. Por lo que puntualmente cada 2 de noviembre, los católicos se dedican a la oración para que los fieles difuntos purgantes acaben esta etapa y alcancen la presencia de Dios, a través de rezos y por el sacrificio de la misa.

En Comodoro Rivadavia, la Iglesia Católica anunció el cronograma de misas previstas en los tres cementerios de la ciudad:

 

La cifra de muertos durante la estampida de miles de jóvenes que celebraban el sábado Halloween en las estrechas calles de un barrio del centro de Seúl se elevó a 153, informaron fuentes oficiales, en tanto el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, prometió una «investigación rigurosa» de lo que fue una de las peores tragedias del país y declaró duelo nacional.

La aglomeración y estampida ocurrieron en el popular distrito capitalino de Itaewon, donde medios locales indican que hasta 100.000 personas -la mayoría adolescentes y veinteañeros- llegaron la noche del sábado, colmando sus callejones y calles sinuosas, en la primera gran fiesta en Seúl tras la pandemia.

Al acudir al lugar donde se produjeron los hechos, el presidente de Corea del Sur declaró un período de duelo nacional y dijo en un mensaje por televisión que fue «una tragedia y un desastre que no debió ocurrir».

Asimismo, aseguró que el Gobierno hará una «investigación rigurosa» de las causas y emprenderá acciones para «asegurar» que un suceso como este «no se repita en el futuro».

«Tengo el corazón encogido y me resulta difícil contener mi dolor», añadió en una alocución televisada.

«Tengo el corazón encogido y me resulta difícil contener mi dolor»Yoon Suk-yeol
De acuerdo al último balance de víctimas informado por el Ministerio del Interior a la agencia de noticias AFP, 153 personas murieron, entre ellas 20 extranjeros, en la estampida.

La mayoría de los fallecidos eran mujeres jóvenes de unos 20 años, dijo la cartera, y añadió que 134 personas resultaron heridas.

Extranjeros muertos

Entre los extranjeros muertos había ciudadanos de Irán, China, Uzbekistán y Noruega, según la agencia de noticias Yonhap, en tanto dos rusos también se encontraban entre los muertos, según la agencia Tass.

Las autoridades de Seúl dijeron que también habían recibido 2.642 informes sobre personas desaparecidas. El alcalde de Seúl, Oh Se-hoon, se encontraba en Europa y decidió regresar a Corea del Sur.

Choi Seong-beom, del departamento de bomberos, explicó que «el elevado número de víctimas se debió a que muchos fueron pisoteados».

«Las personas caían apiladas unas encima de otras como en una tumba. Algunos perdían gradualmente el conocimiento y otras parecían muertas en ese momento», señaló un testigo a la agencia noticiosa Yonhap.

«Las personas caían apiladas unas encima de otras como en una tumba. Algunos perdían gradualmente el conocimiento y otras parecían muertas en ese momento»
Por otra parte, el presidente chino, Xi Jinping, se sumó a los líderes internacionales que expresaron su consternación por el hecho y afirmó estar «conmocionado», además de manifestar «profundas condolencias».

Desde la Argentina, el Gobierno expresó en las últimas horas a través de un tuit de la Cancillería «su pesar por la estampida ocurrida en Seúl, que causó muertos y decenas de heridos», y manifestó su «solidaridad con las familias afectadas y con el pueblo de la República de Corea».