Un aventurero estadounidense logró atravesar la Antártida de norte a sur a pie y en solitario, por lo que se convirtió este miércoles en el primer hombre en realizar tal hazaña sin ningún tipo de asistencia.
Colin O’Brady, de 33 años, tardó 54 días en recorrer 1.600 kilómetros, una odisea que sus fanáticos pudieron seguir por un GPS desde su sitio web y a través de sus redes sociales.
Como si fuera una competencia, O’Brady y el ex marino británico Louis Rudd (49 años) partieron el 3 de noviembre desde el glaciar Union, en la Antártida, para determinar quién lograría completar la hazaña en el continente helado.
En 1996 y 1997, un explorador noruego llamado Borge Ousland había recorrido la Antártida en soledad, pero recibió ayuda de terceros con cometas a lo largo de su travesía.
En esta ocasión, O’Brady y Rudd sólo utilizaron unos trineos llamados pulks que pesaban unos 180 kilos y que fueron acarreados por ellos mismos. Allí llevaban su propia comida, su ropa, una carpa y otros accesorios de higiene personal.
«Mientras hervía agua para prepararme el desayuno, una pregunta aparentemente imposible surgió en mi mente: ¿Será posible hacer el camino que me queda hasta la meta de una tirada? Para cuando me estaba atando las botas, el plan imposible se había convertido en un objetivo consolidado», escribió en su Instagram. Así, este deportista extremo cubrió los últimos 125 kilómetros en 32 horas.
The New York Times describió el esfuerzo de O’Brady como uno de los «hechos más notables de la historia polar», a la altura de la «carrera por conquistar el Polo Sur» del noruego Roald Amundsen y el inglés Robert Falcon Scott en 1911.
Según relata el diario neoyorquino, O’Brady creció en Portland y fue parte del equipo de natación en la Universidad de Yale. Mientras estaba de viaje en Tailandia en 2008, sufrió un accidente que cambió su vida: tuvo quemaduras tan graves en las piernas que los médicos le dijeron que no volvería a caminar con normalidad.
Un año y medio después, ya recuperado, se inscribió en un triatlón olímpico de distancia y ganó en la división de novatos. Así fue como renunció a su trabajo en finanzas y comenzó a competir profesionalmente en triatlones. Y si bien tenía destino de Juegos Olímpicos, prefirió continuar con las pruebas extremas y recorrió el Polo Norte, el Polo Sur y las siete cumbres más altas de cada continente.
Semejante currículum le valió de preparación para encarar en la Antártida su desafío más extremo, donde convivió con temperaturas promedio de 45 grados bajo cero y fuertes vientos durante casi dos meses. A su expedición le había puesto el nombre de «La imposible primera vez». Ahora deberá buscar nuevos «imposibles».
Clarin