Un total de 95 casos de dengue fueron confirmados en la Provincia de Santa Fe, 56 de los cuales se registraron en la capital y 34 en Rosario, por lo que las autoridades exhortaron a las personas a que lleven adelante las tareas de prevención para contener la infección.
«Seguimos teniendo casos y vamos a seguir teniendo, era lo esperable, puesto que las variaciones climáticas están favoreciendo esta situación», señaló el director de Epidemiología de Santa Fe, Julio Befani, quien alertó esta mañana sobre el peligro que representa el dengue en la Provincia.
En declaraciones a la radio La Ocho, Befani afirmó que «los casos están focalizados en los lugares donde se venían produciendo, donde los pacientes han tenido antecedentes de viajes».
«Lo importante es bloquearlos a tiempo para para que no se siga propagando la enfermedad. En la provincia se detectaron en total 94 casos, 56 en la ciudad de Santa Fe y 34 en Rosario, dos de los cuales tienen antecedentes de viajes. El resto de los pacientes están distribuidos en la provincia», remarcó el funcionario.
No obstante, Befani intentó llevar tranquilidad a la población, aunque reconoció la preocupación por la situación actual.
«Usamos la palabra alerta solo en casos excepcionales, pero sí nos está ocupando mucho en los municipios donde se registran los casos, donde se están realizando trabajos muy importantes, como la búsqueda de febriles», explicó.
Además, el funcionario destacó la tarea de prevención que se lleva adelante en la provincia, porque «muchos de los casos que han aparecido se encontraron porque se los buscó».
Explicó además que, cuando se produce un caso, los profesionales del área de epidemiología salen a buscar pacientes que presenten fiebre alta y que hayan estado en contacto con la persona infectada.
«Esas personas pueden llegar a infectar a un mosquito y seguir produciendo la transmisión del virus», detalló Befani, quien advirtió que los trabajos preventivos que se llevaron adelante en los barrios de la zona sur donde se detectaron casos han sido efectivos.
«Hacemos una serie de bloqueos cada tres o cinco días, lo que nos permite el clima, es decir, cuando no llueve o que no haga mucho calor, porque se volatiliza mucho el insecticida y no conviene aplicarlo. Lo que se busca es matar el mosquito adulto y a su vez estimar el descacharrado por si queda alguna mosquita adulta que no ponga huevos», comentó.
El Once