Desde hace un par de años, la ciencia y técnica de nuestro país está sufriendo constantes recortes que afectan gravemente su funcionamiento.
En este contexto, el Centro Nacional Patagónico (Cenpat) no es la excepción y es por ello que Rolando González-José, director del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (Ipcsh), dio cuenta de la actualidad que atraviesan: “Estamos en una situación de ahogo financiero, acabo de firmar una nota reclamando fondos porque estamos con 3300 pesos en la cuenta del Ipcsh desde diciembre, es decir que cuando se acabe el tóner o el papel de la impresora ya no lo vamos a poder comprar. La misma situación están experimentando todos los Institutos que conforman el Cenpat y también el presupuesto centralizado, lo que es más preocupante, porque es lo que se utiliza para pagar la luz, el gas, internet, teléfono, etcétera”.
Ni para el café
El doctor González-José aclaró que este dinero es solo para el funcionamiento básico de los Institutos: “No nos pidan grandes proyectos de investigación, que equipemos un laboratorio o que cambiemos un repuesto caro de nuestros aparato porque para eso no hay fondos. Simplemente es para mantener un funcionamiento mínimo del Instituto”.
Además, se ha cortado una línea de financiamiento que estaba destinada a las reuniones científicas, que son fondos que se utilizan una vez al año, y que es clave porque “es el lugar en el que los becarios se encuentra con la gente de mayor trayectoria y es algo muy valioso porque es ahí donde se organiza la investigación”. Cabe destacar que el financiamiento no se utiliza ni para pasajes ni para la estadía de quienes participan de estas reuniones, sino que son para gastos corrientes como la impresión de folletos y el café, por ejemplo.
Líneas de financiamiento
Acerca del origen de todos estos fondos que hacen al funcionamiento del Cenpat, el director del Ipcsh explicó que “hay toda una cadena de tomadores de decisión: al directorio del Conicet llegan los fondos de la Secretaría de Hacienda de la Nación para becas y el funcionamiento de los Institutos. Después hay otras líneas que dependen del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que son créditos muy favorables y que todos los países los utilizan.
Esos fondos son para proyectos de investigación y también están cortados, pero no por el BID, sino que la Secretaría de Hacienda los bloquea para no aumentar el valor de déficit. Esto está metiendo a varios Ministerios en serios problemas con el Banco porque el BID está girando los fondos y la Secretaría de Ciencia no está ejecutando”.
Malestar interno
Otro de los temas que preocupa dentro del Cenpat tiene que ver con la asignación de cargos, ya que los últimos técnicos que han ingresado lo hicieron luego de pasar por una rigurosa selección de personal, a través de un concurso público nacional: “Son los que históricamente entran a la carrera de personal de apoyo, son los técnicos y profesionales que asisten en los laboratorios, en los grandes equipamientos. En vez de darle el cargo de planta permanente, se les da un contrato basura, con lo cual nos complica liquidarles, no tienen el mismo régimen de licencias, es decir que nos está generando unos malestares institucionales graves, simplemente porque no tienen cargo”.
A nivel interno del Cenpat, la elección del directorio también está complicada: “Deberíamos haber renovado autoridades en agosto del año pasado, pero lo que se hizo fue prorrogar el mandato de las autoridades electas en 2016. Eso es un gran problema porque quita capacidad de iniciativa y no es lo mismo que el plan de gestión lo lleve adelante una autoridad votada o concursada a una autoridad que tiene cierto carácter de interino”.
Sangría de personal
En este contexto, la realidad tan temida de la llamada “fuga de cerebros” parecería volverse nuevamente realidad, tanto en el Conicet en general como en el Cenpat en particular: “La principal sangría que estamos viviendo es la salida de personal, hemos perdido muchísima gente capacitada de distintos escalafones. Becarios que se han ido al exterior, a los que la Universidad Pública los formó, el Conicet les pagó la beca doctoral y terminan trabajando, por ejemplo, para IBM en África, cobrando cuatro veces más que un director como yo. Se han ido profesionales muy capacitados de la Oficina de Vinculación Tecnológica y eso es muy grave porque es el puente que tenemos con el sector industrial, empresarial, con las cámaras, era la gente que elaboraba los convenios con el sector privado y estatal. Esa Oficina pasó de tener seis o siete personas muy activas a prácticamente desaparecer”.
Volver a los 90
Como uno de los científicos repatriados durante la década del kirchnerismo, Rolando González-José hace una retrospección y cuenta que “el año pasado me han ofrecido irme a Alemania, pero no voy por motivo personal, porque tengo hijos y familia, pero si no tuviera esa condición lo hubiera hecho. Eso implica un año produciendo ciencia para Alemania y no para Argentina y hay gente que lo está haciendo. Uno recuerda la situación de fines de los 90, cuando se vivían este tipo de disquisiciones. Todavía el sistema es resiliente y puede retener a los chicos jóvenes, pero es cada vez más difícil, es natural que pierdan la emoción, las ganas de laburar y que busquen otros destinos, yo lo comprendo”, finalizó.
El Chubut