La decisión oficial de flexibilizar las restricciones por el brote de coronavirus a partir del próximo 4 de mayo desataron una tormenta política.
La flexibilización de las medidas de relajación del confinamiento ordenadas por el gobierno de Giuseppe Conte pusieron en pie de guerra a la opositora Liga, cuyos legisladores pasaron la noche en el Parlamento en expresión de repudio, y provocó cortocircuitos entre gobernadores del norte, a favor de la reapertura, y del sur, en contra.
De esta forma, la decisión oficial de flexibilizar las restricciones por el brote de coronavirus a partir del próximo 4 de mayo desataron una tormenta política en Italia.
Anoche, más de 70 legisladores de la derechista Liga, encabezados por ex vicepremier, Matteo Salvini, durmieron en el Parlamento para protestar por la salida de la cuarentena que dispuso el premier Giuseppe Conte.
«Tantos de ustedes nos pidieron quedarnos en el Parlamento hasta que desde el gobierno lleguen respuestas concretas a los italianos sobre barbijos y protección sanitaria para todos y seguros de desempleo», planteó Salvini a través de las redes sociales para justificar la decisión de su fuerza política de presionar al jefe de gobierno.
La decisión de Conte de iniciar una salida gradual de la cuarentena fue criticada no solo por la oposición sino que también recibió cuestionamientos por parte de miembros del partido oficialista Italia Viva, que rechazaron la «falta de coraje» de las medidas.
También fue fustigada por la jerarquía de la influyente Iglesia italiana, que criticó que la nueva fase de medidas contemple la apertura de los museos pero no la realización de misas.
Del mismo modo, las medidas ordenadas por Conte, que no diferencian entre las diferentes situaciones que se viven en el país, enfureció a los gobernadores opositores, especialmente a los del norte del país, la zona más rica de Italia pero también la más afectada por el coronavirus.
Los gobernadores de las regiones norteñas de Lombardia, Piamonte, Liguria, Friuli Venezia Giulia; junto a los de las centrales Cerdeña, Abruzzo y Molise, y las sureñas Sicilia, Calabria y Basilicata, todos de centroderecha, le pidieron a Conte y al presidente Sergio Mattarella «que se retorne progresivamente» a una mayor autonomía de las regiones para decidir los pasos de flexibilización.
En realidad, más allá de que el decreto de Conte plantea una primera salida de la cuarentena el 4 de mayo y otra apertura el 18, igual para todo el país, algunas regiones como Calabria ya decidieron que desde hoy habilitarán la apertura de bares y pizzerías que tengan mesas afuera, en contraste al plazo del 1 de junio que decretó Conte a nivel nacional.
En Toscana, el gobernador Enrico Rossi, anunció que adelantará los permisos para movilizarse a pie o en bicicleta dentro de cada comuna.
La posibilidad que desde el 4 de mayo los italianos puedan regresar a sus casas desde el lugar en el que pasaron la primera fase de cuarentena, también disparó las alarmas en el sur, donde los gobernadores no quieren que una llegada masiva de personas desde el norte pueda crear nuevos focos de coronavirus.
Vincenzo de Luca, de Campania, planteó este jueves en declaraciones que reproduce Repubblica que evalúa el cierre de la frontera provincial si se produce una llegada masiva de personas desde el norte, al igual que su par de la Sicilia, Nello Musumeci.
Hasta el momento, 27.682 personas fallecieron por el coronavirus en Italia, con el 73% de las víctimas concentrados en tres regiones del Norte (Lombardía, Piamonte y Emilia-Romaña), mientras que las tres principales regiones del sur (Sicilia, Campania y Calabria) suman menos del 2,5% de los fallecimientos.
En una exposición ante la Cámara de Diputados este jueves, Conte defendió, sin embargo, sus medidas, y advirtió que, «con una apertura simultánea de todas las actividades, habría un exponencial y descontrolado aumento de contagios».
Además, aseguró que el gobierno «no puede asegurar el retorno inmediato a la normalidad precedente», por lo que «la precaución debe guiarnos en esta fase».
En las últimas horas, el ministro para los Asuntos Regionales y las Autonomías, Francesco Boccia, amenazó con sancionar a los gobiernos locales que desobedezcan las disposiciones nacionales, aunque adelantó que, si para el 18 de mayo hay una baja sustancial en los contagios, podrían llegar a disponerse adelantos de las aperturas, señaló Télam.