Aislamientos estrictos pero localizados e intermitentes, rastreo de contactos, pruebas PCR para vigilancia en lugar de diagnóstico -sumado a la responsabilidad individual-, son algunas de las iniciativas que especialistas proponen para lograr bajar los más de 11 mil nuevos casos y más de 220 muertes reportadas a diario con las que Argentina llega a los seis meses del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO).
El 20 de marzo de este año, con 158 casos de coronavirus confirmados, el Gobierno dictaminó el ASPO para todo el país hasta el 31 de marzo; después de esta fecha la medida comenzó a flexibilizarse tanto por actividades como por jurisdicciones, dando lugar al concepto de Fases (1, 2, 3, 4 y 5) según el nivel de apertura.
«El aislamiento temprano y el haber aprovechado ese tiempo para fortalecer el sistema de salud que se encontraba muy deteriorado fueron dos aciertos clave de la estrategia sanitaria argentina», indicó hoy a Télam el químico e investigador del Conicet Roberto Etchenique.
Medio año después de esta decisión, Argentina tiene alrededor de 274 muertos por coronavirus por millón de habitantes, una cifra inferior al resto de muchos países de América Latina como Perú (942 muertos por millón), Brasil (634), Chile (634), México (559) y Ecuador (623), entre otros.
También se encuentra lejos, hasta el momento, de países como España (650 muertos por millón), Reino Unido (614) y Estados Unidos (610).
«Argentina se encuentra bien en relación a muchos países de la región, pero vamos mal y podemos llegar a terminar peor si no se toman medidas urgentes para disminuir la circulación viral», señaló por su parte el investigador del Conicet Rodrigo Quiroga.
Y añadió que «cuando uno mira las estadísticas de los países donde los casos han comenzado a bajar como en Europa, incluso en Chile y Colombia que hicieron medidas drásticas de aislamiento hace poco, más de la mitad de las muertes se dieron después del pico de casos».
Quiroga indicó que «si ese comportamiento se traslada, por ejemplo, a la Ciudad de Buenos Aires, que ronda los 926 muertos por millón de habitantes, si uno pensara que está atravesando su pico de casos terminaría con más de 1.800 muertos por millón de habitantes, y esto la pondría en el top cinco de las ciudades más golpeadas de todo el planeta».
El especialista aseguró que «en tanto no se tomen medidas urgentes, nuestra estimación es que en el país tendremos 16 mil fallecidos antes de fin de mes, y entre 25 y 30 mil para fines de octubre».
Al hacer un análisis compuesto de cantidad de casos, fallecidos y capacidad y ocupación de cuidados intensivos, Quiroga sostuvo que «hoy las jurisdicciones más complicadas son Jujuy, Río Negro, Salta, Mendoza, La Rioja, Neuquén, Tucumán y Santa Fe, un poco más abajo está Córdoba, mientras que Entre Ríos aplicó un aislamiento más estricto hace unas semana y bajó los casos, lo que demuestra que todavía se está a tiempo».
Sobre los errores y aprendizajes de estos meses, tanto Etchenique como Quiroga mencionaron el concepto de «pico»: «Muchos hablaban -y todavía hablan- de pico como algo natural o biológico y lo que vimos es que lo que llamamos ‘pico’, que es un punto a partir del cual los casos empiezan a descender, es una consecuencia de las medidas de Gobierno y el comportamiento social. El pico no ‘llega’, lo hacemos nosotros», sostuvo Quiroga.
Etchenique indicó, además, que «el principal error fue haber querido achatar la curva en lugar de eliminarla; es decir se apostó a espaciar los muertos en el tiempo en lugar de reducirlos; con esto se evitan los muertos por el colapso sanitario pero no por Covid-19».
El investigador detectó al menos dos problemas en esta estrategia: el primero es que sólo servía si la vacuna llegaba rápido «y como eso no pasó hoy estamos contando los muertos de a miles»; el segundo es que «el sistema de salud no puede ampliarse hasta el infinito, el personal de salud se enferma y los pacientes crecen en forma exponencial».
Estrategias
Por su parte, el sociólogo e investigador del Conicet Daniel Feierstein señaló que «un tema grave hoy es que se ha generado una dinámica en los comportamientos sociales que tiende a desalentar a aquel que se sigue cuidando y alentar el descuido». «Entonces, más allá de las decisiones oficiales se genera una dificultad para poder contener la escalada de casos», añadió.
En este escenario, Feierstein destacó las propuestas de la Iniciativa por el Resguardo de los Derechos Humanos Covid-19 (IRDH) -un colectivo conformado por referentes de derechos humanos, investigadores y científicos- que el jueves pasado presentó una carta pública dirigida al presidente Alberto Fernández.
«Lo interesante de la propuesta es que frente a este ASPO desgastado se plantea generar aislamientos estrictos, localizados por jurisdicciones e intermitentes (ASPI) con fechas claras de cierres y de esta manera irse anticipando a los contagios y evitar el colapso de los sistema de salud locales», describió el sociólogo.
Esta idea de ASPI también fue refrendada en una carta del Comité de Expertos que asesora el Gobierno difundida ayer y por especialistas de la organización internacional Endcoronavirus.
«Utilización de inteligencia artificial para zonas verdes y amarillas (con pocos casos o controlados) y lock-down (cierres totales) por tiempos acotados de no más de 21 días para las zonas rojas (con mayor crecimiento de casos) son algunas de las propuestas que seguimos sosteniendo», indicó el representante en Argentina de Endcoronavirus, Zacarías Bustos.
Finalmente, otro punto de coincidencia entre los entrevistados es la necesidad de diagnosticar por cuadro clínico (síntomas) en lugares con un alto porcentaje de positividad (confirmaciones sobre pruebas realizadas) sin hacer las pruebas de PCR (como se hace con los convivientes de casos confirmados) y utilizar las pruebas PCR «para hacer vigilancia epidemiológica y detectar brotes, por ejemplo en personal de salud o instituciones cerradas o lugares con pocos casos».
«Además, la clave está en el aislamiento desde el momento en que aparecen síntomas y no esperar el resultado de la prueba», describió Bustos.
Y concluyó: «Las vacunas están avanzando, igual falta mucho para que esto se termine, pero con el compromiso de cada persona de usar barbijo, mantener distancia, etc. y las medidas gubernamentales adecuadas podemos ir haciendo que se vaya apagando».