El presidente electo Joe Biden tiene por delante un sinnúmero de desafíos que definirán el futuro de los Estados Unidos. Al tope de la agenda está la relación con China.
Trump inició una nueva era de confrontación directa con China, un giro contundente después de décadas de compromiso y cooperación con el gigante asiático.
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Bajo el liderazgo deXi Jinping, China se ha vuelto mucho más agresiva en su política exterior, alejándose del principio de mantener un perfil bajo en el contexto internacional, acuñado por Deng Xiaoping décadas atrás.
El futuro presidente demócrata se enfrentará a una potencia que dejó atrás la timidez, no oculta sus aspiraciones globales y está dispuesta a emplear los recursos necesarios para avanzar su visión del orden internacional. Biden desafiará a China sin renunciar por completo a los objetivos del presidente Trump, pero rechazando muchas de sus políticas y, fundamentalmente, colaborando con los aliados tradicionales de Estados Unidos.
Una pantalla muestra al presidente chino, Xi Jinping, pronunciando un discurso por video para la ceremonia de apertura de la 3a Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE) en un centro de medios en Shanghai el 4 de noviembre de 2020Una pantalla muestra al presidente chino, Xi Jinping, pronunciando un discurso por video para la ceremonia de apertura de la 3a Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE) en un centro de medios en Shanghai el 4 de noviembre de 2020 Fuente: AFP
La nueva Casa Blanca deberá demostrar que se puede contar con Estados Unidos como aliado. Tendrá que convencer que está dispuesta a combatir los desafíos planteados por China.
Biden retornará a los acuerdos anteriores con sus aliados asiáticos, especialmente Corea del Sur y Japón, reafirmando la presencia estadounidense en la región.
Compleja negociación
A Biden le resultará difícil renegociar los acuerdos comerciales con China si quiere cumplir con su política de «Compre productos estadounidenses». Su administración continuará las tarifas arancelarias que implementó Trump. Sin embargo, posibles reducciones arancelarias resultarían de un acuerdo mutuo de reajuste o a cambio del apoyo de Estados Unidos a los objetivos regionales chinos.
Podemos esperar que Biden demuestre el liderazgo de Estados Unidos impulsando reformas en la Organización Mundial del Comercio (OMC) para garantizar un campo de juego más equitativo con China, así como para abordar los desafíos que surgen del aumento de la desigualdad económica, el robo de propiedad intelectual y la degradación ambiental.
La foto aérea tomada el 3 de noviembre de 2020 muestra que los barcos pesqueros serán desmantelados por el lago Hongze después de que se impusiera una prohibición de pesca en el área para proteger los recursos, en Huaian, en la provincia de Jiangsu, en el este de ChinaLa foto aérea tomada el 3 de noviembre de 2020 muestra que los barcos pesqueros serán desmantelados por el lago Hongze después de que se impusiera una prohibición de pesca en el área para proteger los recursos, en Huaian, en la provincia de Jiangsu, en el este de China Fuente: AFP
Por último, veremos un giro importante en la política de Estados Unidos con respecto al cambio climático y los derechos humanos. Biden anunció su intención de que Estados Unidos se reincorpore al Acuerdo de París, alineándose con una mayor inversión nacional en energía verde. Washington buscará que China y otros países rindan cuentas de sus emisiones y otros objetivos ambientales.
Biden continuará con el apoyo de Estados Unidos a los derechos democráticos en Hong Kong, presionando a China para que mantenga «un país, dos sistemas» y preserve las libertades democráticas y civiles, además de poner atención a los derechos humanos, atendiendo a la situación de la población minoritaria uigur en Xinjiang y la relación con el Dalai Lama.
La autoridad moral
Estas posiciones recibirán una fuerte desaprobación del gobierno chino, pero Biden las utilizará para demostrar que Estados Unidos desea recuperar la autoridad moral perdida durante la presidencia de Trump.
No espero ver a Biden cambiar la posición de Estados Unidos sobre Taiwán. Continuará el compromiso de Estados Unidos con la isla, proporcionándole asistencia militar. El nuevo presidente demócrata volverá a comprometer a los Estados Unidos con la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean), mostrando a sus miembros que está dispuesto a dialogar sobre los problemas que enfrenta la región, incluida la disputa del Mar de la China Meridional.
Estados Unidos continuará persiguiendo sus intereses propios en América Latina y el Caribe, mientras China seguirá expandiendo su influencia en la región. Sin embargo, la competencia por el predominio en el resto del hemisferio no será una prioridad para Washington.
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Atrás quedaron los días en los que Estados Unidos podía contar únicamente con su poderío militar y económico para lograr sus objetivos y apoyar el orden internacional vigente. China se benefició enormemente de este orden, expandiendo su economía y calidad de vida, sacando a millones de la pobreza y adquiriendo las herramientas necesarias para desafiar el orden liderado por Estados Unidos.
Biden deberá encontrar nuevas formas de operar en un mundo donde países como China tienen más opciones que antes y son capaces de avanzar políticas económicas y de seguridad contrarias a los intereses estadounidenses.
En los próximos cuatro años, Biden necesitará reposicionar a los Estados Unidos en un orden geopolítico competitivo, interdependiente y multipolar. Veremos a China extendiéndose y estableciéndose como el principal rival estratégico de Estados Unidos.