En materia de minería, el proyecto del gobernador Arcioni ha sido frenado en la Legislatura y con denuncias de corrupción. Asambleas rionegrinas activan protestas y una iniciativa popular.
El proyecto de zonificación productiva de la meseta impulsado por el gobernador Mariano Arcioni enardeció el clima social de Chubut. El plan minero, ahora trabado en la Legislatura y rodeado de un escándalo de corrupción, provocó una frontal oposición que dividió en dos a la sociedad de esa provincia y que tiene su réplica, por ahora de menor escala, en Río Negro.
A través de una iniciativa popular, las organizaciones ambientales rionegrinas buscan prohibir la minería metalífera y pusieron en marcha la recolección de firmas para que el parlamento trate este proyecto. Al mismo tiempo, organizaciones de pueblos originarios anunciaron una movilización a Valcheta, donde se encontró uranio, en contra de la actividad.
La actividad extractiva es rechazada históricamente por vastos sectores en la Patagonia. Sin embargo, acuciado por el déficit de las cuentas públicas y una pila de bonos de deuda, Arcioni avanzó con su propuesta de desarrollo minero con el objetivo de inyectarle dólares a la economía chubutense y revitalizar una zona postergada del territorio a su cargo.
El proyecto oficialista “para la ampliación sustentable de la matriz productiva» provincial habilita la explotación minera en la meseta y afirma que deja a salvo de riesgo ambiental tanto a la cordillera como al río Chubut. Sin embargo, la Unión de Asambleas Ciudadanas del Chubut se opone y reunió unas 30.000 adhesiones que le permitieron presentar en el poder legislativo una Iniciativa Popular en favor de la sustentabilidad ambiental. A esta acción, le sumaron numerosas marchas bajo la consigna «No es No». Algunas de ellas, sorprendieron por su virulencia y radicalización, inclusive a muchos chubutenses que ya han pasado más de una vez por situaciones de este tenor.
Fuente: Letra P