Como también se dejó en evidencia con la llegada del ministro de Educación de nación Nicolás Trotta los primeros días de febrero de este año, Chubut dista mucho de ser una provincia que pueda garantizar seguridad a un dignatario y así se dejó por sentado este sábado por la mañana, con la concurrencia del Presidente de la nación a Lago Puelo, que estuvo motivada por los estragos naturales que ocasionaron los incendios en la región.
La visita de Alberto Fernandez tenía como finalidad la firma de convenios con autoridades provinciales como el gobernador Mariano Arcioni, a efectos de reforzar un vínculo de colaboración para encarar los desastres provocados por los incendios forestales en la comarca andina de la Patagonia.
Ni bien el helicóptero presidencial aterrizó en las inmediaciones del centro cultural de Lago Puelo, los manifestantes anti-mineros se hicieron presentes y fue entonces que se produjeron las rispideces, donde en medio de pedradas y golpes de puño, rompieron las ventanas de la combi que transportaría al presidente para su recorrido por la región afectada y por un pelo, el primer mandatario no fue herido… aunque se dice que un miembro de su gabinete de asesores recibió golpes por parte del grupo activista.
El ministro de Seguridad Federico Massoni nuevamente dio la noticia con su inoperancia vehemente y lejos de dar un paso al costado como cualquier funcionario racional, salió a responsabilizar a las autoridades nacionales de lo que había pasado lavándose olímpicamente las manos acorde a su histriónico narcisismo exacerbado.
Massoni cuenta en el historial de su gestión con despilfarros inauditos de las arcas provinciales para la creación de unidades especiales policiales como el GRIM, GIR, aprovisionamiento de costosas armas de puño para el GEOP, ingreso por planta política de una gran cantidad de obsecuentes en oficinas nuevas de “INTELIGENCIA” que cobran una fortuna y además con bonos dinerarios de hasta $20 mil más, mientras el resto de la administración percibe sueldos con tres meses de atraso; sin embargo, cuando ha tenido que demostrar todo ese aparato de seguridad estatal para la protección de dignatarios nacionales o visitantes VIP como en este caso es nada mas y nada menos que el Presidente de la Nación, ha hecho más aguas que aciertos teniendo en cuenta toda parafernalia en la que se invirtió.
Lejos de eso, pareciera que la gestión del ministerio de Seguridad de la provincia del Chubut es mucho más eficaz (y hasta por ahí nomás) persiguiendo carteristas, “tranzas”, “descuidistas” y “chorros” de poca monta que persiguiendo narcotraficantes avezados o cuidando dignatarios nacionales que es donde realmente se ve de qué madera está hecho un ministro.
Alrededor de las 17 horas salió junto a la cuestionada alta cúpula policial por conferencia de prensa en la sala de situación de Jefatura de Policía; desencajado, ceño fruncido, movimientos motrices bruscos y denotando una imagen de impotencia sobre lo que había pasado y preocupación por su futuro; pero lejos de hacer una autocrítica, reconocer el fracaso rotundo de su gestión como bien se pudo ver este sábado y dar un paso al costado, (actitud que hubiera sido reconocida por este medio como un acto de dignidad, por lo menos) redobló la apuesta y buscó hacer la típica jugada del “discurso para la gilada” de la que tan hartos estamos todos los chubutenses de los políticos.
La excusa se basó en echarle la culpa de todo lo que sucedió a “Casa Militar” (organismo encargado de la custodia presidencial), justificándose en que supuestamente, la custodia del mandatario hizo un “cambio brusco de itinerario” del que el Ministerio de Seguridad provincial “no estaba enterado”, cabe preguntarnos entonces: ¿Cómo sabían los activistas de que Alberto Fernandez iba a estar en el centro cultural de Lago Puelo? ¿Tienen más información los manifestantes que el ministro de Seguridad? Si es así, más que justificada hubiera estado su renuncia al frente de la cartilla de Seguridad de la provincia, pues se trataría de una prueba palmaria de la falta de idoneidad tanto de Massoni como de su gabinete en ese organismo.
Si bien la custodia presidencial dejaba muchísimo que desear (cinco uniformados de la policía federal y por lo menos 3 miembros civiles de la AFI), la presencia del Ministerio de Seguridad y de la Policía de Chubut fue casi nula y se redujo a un puñado de efectivos civiles de la brigada de investigaciones y personal de APSV.
Recordemos que en casos de visitas presidenciales un organismo al frente de la seguridad provincial está compelido con un deber de colaboración exhaustiva a los efectos de proteger la integridad física del presidente, pero eso no ocurrió aquí.
Restaría esperar novedades sobre la permanencia de Massoni en su cargo luego de éste bochornoso hecho; hasta el momento el futuro del ministro de Seguridad en el Gobierno sería equiparable a caminar sobre los bordes de un andamio a gran altura, pero habría que ver cuáles son las decisiones del titular del poder ejecutivo de la provincia Mariano Arcioni.
Sin dudas, la mejor noticia con la que nos podríamos despertar los chubutenses sería la renuncia de ambos, tanto de Massoni como de Arcioni; considerados los precursores de todos los males de nuestra querida provincia… el sol brillará mucho más ese día…