El coronavirus «precipitó discusiones que ya no pueden esconderse», dijo este lunes el representante argentino permanente ante los organismos internacionales en Ginebra, Federico Villegas, y agregó que por eso «no es casualidad que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU (OHCHR) declarara ahora que un medio ambiente limpio, saludable y sostenible es un derecho humano».
El OHCHR adoptó esta declaración en un hecho considerado «histórico» por Michelle Bachelet, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien espera que «sirva como trampolín para impulsar políticas económicas, sociales y ambientales transformadoras que protejan a las personas y a la naturaleza» a nivel global.
La ONU, a través de un comunicado, recordó que «el reconocimiento de esta garantía fundamental por el máximo órgano de derechos humanos es el resultado de décadas de una ardua lucha de ambientalistas, activistas, pueblos indígenas, científicos y muchos otros actores de la sociedad civil», y resaltó la decisión de nombrar, por primera vez, a un relator especial para el cambio climático.
La resolución fue aprobada el viernes con 43 votos a favor, entre ellos el de Argentina, y cuatro abstenciones: Rusia, China, India y Japón.
«El coronavirus precipitó un montón de discusiones que ya no se pueden poner debajo de la alfombra», aseveró Villegas a Télam en diálogo telefónico desde Ginebra, Suiza.
Y agregó que «no es casualidad que esta decisión se haya tomado cuando parece que estamos saliendo de la pandemia, o luego de las inundaciones bestiales en Alemania y Bélgica, o el calentamiento global. Todos los años aparecen nuevas demostraciones de que tenemos que hacer algo».
Para Villegas, «esta suma de situaciones globales generaron un momento propicio para ponerle al cambio climático una perspectiva de derechos humanos».
¿Qué significado tiene, en concreto, esta decisión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU?
Federico Villegas: Básicamente que hay un cambio de paradigma.
Los temas de protección del medio ambiente, hasta acá, fueron tratados desde la óptica del desarrollo sostenible, con una perspectiva claramente centrada en las personas -las principales afectadas- pero no se consideraba que el problema del medio ambiente era un derecho humano exigible internacionalmente.
Ese cambio en la mirada tiene mucho que ver con la mayor visibilidad del tema gracias a una larga lucha de más de 13.000 ONGs y más de 90.000 niños y jóvenes de todo el mundo que se movilizaron para generar una perspectiva de derechos humanos en temas ambientales.
Esos jóvenes son los que heredarán nuestro planeta, y ellos son los que nos sensibilizan para caminar en esta dirección porque les vamos a dejar un planeta peor que el que ya tenemos.
Ese cambio de paradigma se marcó en dos decisiones tomadas por primera vez.
La primera fue la resolución del OHCHR, que dice que el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible es un derecho humano.
O sea que pasamos de un tema de desarrollo a un tema de derechos humanos.
Y, la segunda, es la creación de la figura de Relator Especial sobre la Promoción y Protección de los Derechos Humanos en el contexto del Cambio Climático.
En concreto, se establecerán mecanismos de seguimiento para verificar si se cumple o no el respeto a ese derecho humano.
T: ¿Qué significa en concreto que un ambiente limpio, saludable y sostenible es un derecho humano?
FV: Que ya no se trata solo de una cuestión de desarrollo económico, sino que ahora se lo considera en las dimensiones social, económica y ambiental.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas es la principal usina jurídica de los derechos humanos, el derecho internacional que nos protege en materia de derechos humanos pasa por el Consejo.
Y este derecho a disponer de un medio ambiente limpio, saludable y sostenible es, a partir de ahora, un derecho reconocido como un derecho humano por este máximo organismo internacional.
También implica que a partir de ahora los países tienen que desarrollar capacidades para proteger un medio ambiente sano, limpio, saludable y sostenible para cumplir con estas obligaciones internacionales que, desde ahora, tienen la perspectiva de un derecho humano.
Desde ahora los estados están obligados a incorporar una perspectiva de derechos humanos en materia ambiental de sus legislaciones, políticas públicas, jurisprudencia y justicia ambiental.
Villegas también destacó que la pandemia de coronavirus demostró que «nadie se salva solo en un mundo globalizado. Y por eso tiene que haber una cuestión de equidad en el acceso a la información y el conocimiento», explicó.
El embajador consignó que es la primera vez que se trata el tema de un modo holístico y transversal.
Y advirtió que desde ahora habrá cambios en la forma de abordar el tema, tanto de los gobiernos como de las empresas y las ONGs, con el objetivo de cumplir con los compromisos internacionales sobre derechos humanos.
«El coronavirus promovió una acción multilateral solidaria para lograr superar una crisis global que, a diferencia de la del 2008/2009 -que impactó el sistema financiero- es interdisciplinaria y afecta a todos los países independientemente de su desarrollo. Por lo tanto, la solidaridad y el multilateralismo son la única salida a esta crisis», sentenció.
Y ejemplificó con los febriles movimientos ocurridos desde marzo de 2020 en Ginebra, sede de más de 40 organismos internacionales al indicar que «todos fueron atravesados por tareas y gestiones relacionadas a la pandemia».
Fuente: Télam Digital