Karina Breckle, del tribunal que absolvió a tres imputados, rompió el silencio y aseguró que no había pruebas para condenar.
La jueza Karina Breckle, que junto con sus pares María Laura Martini y Marcela Pérez absolvió a Leandro del Villar, Luciano Mallemaci y Ezequiel Quintana por el resonante caso de la violación grupal en Playa Unión, explicó la decisión en Cadena Tiempo y rompió el silencio del tribunal.
“Fue una causa que llevó muchas horas dentro de la sala, declararon más de 58 testigos, personas que presenciaron el hecho, psiquiatras y psicólogos”, precisó con cautela, ya que por 10 días la sentencia no está firme y las juezas aún tienen competencia. Cualquier frase demás puede complicar su trabajo.
Breckle relató que “como en toda causa, los jueces entramos con cautela e incertidumbre. Hoy el juez se sienta lo más limpio del caso posible y las partes traen una teoría que prometen probar”.
En este expediente “nos pareció sumamente insuficiente para dar por probadas las conductas que ponía el fiscal en las tres personas. Si hay duda se absuelve y eso fue lo que hicimos”.
La jueza confirmó que la víctima del episodio no declaró como testigo. “Estaba todo listo pero horas antes la querella y la fiscalía nos dijeron que desistían de las declaraciones en Cámara Gesell”.
“En ese momento no dieron explicación pero terminada la etapa probatoria –deslizó- a los dos días nos avisan que se presentó la víctima y que quería brindar unas últimas palabras. La presidenta le indicó que había terminado la etapa probatoria pero que se la iba a escuchar en lo que quisiera decir. El problema es que al terminar la etapa probatoria terminó el contradictorio, quiere decir que la víctima nunca fue, como cualquier testigo, sometida a las preguntas”.
Cabe recordar que la querellante Verónica Heredia había asegurado que la víctima había sido “maltratada” por el tribunal y que no había podido dar su versión de los hechos de 20212.
“A las juezas se nos privó de escuchar a la víctima –advirtió en cambio Breckle-, de ver lo que sentía, lo que recordaba. Para nosotros fue el primer caso de abuso que tiene testigos ya que generalmente son delitos de difícil probanza porque son `delitos de alcoba´”.
En cuanto a presuntos falsos testimonios en el juicio, como lo deslizó el fiscal Fernando Rivarola, la jueza subrayó: “Puedo decir que hubo gente que mintió. Hubo muchos testigos reticentes y creo que por el paso del tiempo que la historia se fue modificando. Es una investigación muy difícil. Hay versiones muy distintas de los testigos y, esencialmente, no se pudo reconstruir lo que pasó aquella noche”.
Están especialmente bajo la lupa los dichos de una mujer y de un hombre que estuvieron en el festejo que habría terminado con el abuso.
“Hay que partir de la base –continuó – que el fiscal no probó un hecho que él dijo que iba a probar; este hecho tiene conductas, o sea que el imputado hizo tal cosa, esa conducta está definida y hay que probarla y no inferirla”.
En la misma línea, Breckle precisó que “conocí el trabajo de Rivarola en la causa, sé que trabajó enormemente, pero la objetividad debió prevalecer y no debió haber continuado el proceso. Es una causa que tuvo personas que declararon una cosa frente al fiscal, otra frente a un abogado particular, y otra en un juicio. A mi criterio el fiscal debió saber qué iba a decir la persona que iba a declarar”.
Cumplir
En cuanto a cómo la afectaron las críticas por la absolución –que incluyeron marchas y escraches virtuales-, la magistrada se mantuvo firme: “Si uno se pone a pensar lo que viene, ya no sería un juez que debería estar ahí. Tengo que cumplir con lo que juré: si tengo una prueba, condeno, y si no, no puedo hacerlo. Pasé por situaciones desagradables, hubo gente en la puerta de mi casa, me escribieron cosas y ahí uno vuelve a ser el ser humano que convive, que tiene hijos y vecinos. No comparto la forma de expresión. Entiendo completamente lo que les pasaba en su sentir, pero el voto del juez habla por el juez. Uno pasa por muchos estados, somos personas, mujeres, vecinas, todo”.
“Fue un fallo con perspectiva de género, el juez es juez, varón, mujer o el género que sea, y delante también puede tener personas del género que sea. Es una mirada a la causa, un ojo especial para encontrar situaciones que permitan esclarecer el caso”.
“El fiscal perdió la objetividad”
El voto de Breckle incluye una dura crítica al fiscal Fernando Rivarola: “El acusador en su alegato final reconoció orfandad probatoria; esto quiere decir que no tenía prueba suficiente para probar los hechos y aún así, finalizando el debate mantuvo el pedido de responsabilidad con los aquí traídos por todos los delitos enrostrados oportunamente, sin la honestidad intelectual y el deber de objetividad al que está sujeto, esperando que tres juezas penales mujeres pongan lo que no supo poner”.
La magistrada aludió al “deber de objetividad que el funcionario está obligado a mantener, objetividad que sin dudas, en algún momento de este proceso el fiscal perdió”.