La medida había sido tomada en respuesta al aumento de precios provocado por la reducción del suministro de gas ruso tras la invasión a Ucrania.
El mecanismo de control se habría activado si los precios del gas en Europa alcanzaban los 180 euros por megavatio hora (MWh). Un nivel que no se ha registrado desde finales de 2022, cuando la crisis energética llevó el valor por encima de los 300 euros/MWh. Actualmente, el contrato de referencia en el centro TTF neerlandés cotiza en torno a los 52 euros/MWh. Su cifra más alta desde finales de 2023, pero aún muy lejos de los niveles críticos del pasado. Relata R3cp
Desde la Comisión Europea argumentaron que el límite de precios no se ha activado y que su continuidad no es necesaria debido a la mejora de las condiciones del mercado. «Gracias a factores como la reducción estructural de la demanda, la confiabilidad de las importaciones de GNL y gas de socios estratégicos. Y el fortalecimiento de las infraestructuras, hemos superado el momento más crítico», señalaron en un comunicado.
La eliminación del tope ha generado opiniones divididas en el bloque. Alemania, junto con otros países, expresó su preocupación de que la medida pudiera distorsionar el mercado energético. O afectar la competitividad europea para atraer gas en un contexto de competencia global. En contraste, países como Italia abogaban por mantener la regulación y rediseñarla para contener los precios en niveles más bajos.
La industria energética también se ha pronunciado sobre la decisión. La asociación Eurogas. Que agrupa a empresas del sector, apoyó la eliminación de los mecanismos de emergencia implementados durante la crisis. «Es difícil evaluar la efectividad de estas medidas, que podrían generar distorsiones en el mercado», sostuvo Andreas Guth, presidente de la organización.