Casa Rosada gobernabilidad. En la Casa Rosada se respiraba ayer por la tarde un aire menos espeso. Los últimos días habían estado atravesados por una mezcla de preocupación y desconcierto.
Las escenas de sangre y fuego que se vieron la semana anterior -tras la sospechosa conjunción de jubilados, opositores, gremios y barra bravas- tuvo en vilo a la primera línea de gobierno. Tanto, que Javier Milei prefirió postergar el viaje a Israel, donde lo iba a recibir el premier Benjamín Netanyahu.
El megaoperativo que garantizó el derecho a la protesta sin incidentes ni violencia permitió que adentro del Congreso los diputados pudieran aprobar, con una mayoría ajustadísima de 129 votos, el DNU que autorizó al Ejecutivo a firmar el acuerdo con el Fondo Monetario. Ese blindaje trajo algo de sosiego a una economía que todavía corcovea por la incertidumbre de la fecha y el monto comprometido.
Es una incógnita que el presidente empezó a despejar ayer en una entrevista con una publicación de la agencia de noticias Bloomberg. “Mitad de abril”, fue la frase que pronunció el jefe de Estado.
La aprobación del decreto de necesidad y urgencia y la ausencia de incidentes graves en la protesta le trajo alivio al Gobierno y la sensación de que se recuperó el control de la calle, del Congreso y de la agenda. Fue un difícil prueba de gobernabilidad que superó la Casa Rosada. “No nos sobró nada”, reconoció en diálogo con Infobae un colaborador del presidente.
En el Gobierno quieren dar vuelta la página y dejar atrás un tiempo donde todo lo que salía bien, empezó a salir al revés. Desde el impacto negativo del discurso de Milei en el Foro de Davos, que derivó en la primera protesta opositora, al caso $LIBRA, la accidentada apertura de sesiones, y los tironeos con el peronismo por las vacantes en la Corte Suprema.
Funcionarios del gobierno consultados por este medio dieron por hecho que el Fondo Monetario no va a dilatar el anuncio del acuerdo y si bien no son tan optimistas como el primer mandatario, lo ubican más hacia fines de abril. Es un requisito para encarar otras prioridades.
“Hay 15 proyectos de ley y DNU a los que queremos darle prioridad. Más desregulaciones y reducción de estructuras y organismos del Estado, pero también reformas a la ley de Administración Financiera y a la de Presupuesto, para que sea obligatorio el superávit fiscal y que se vaya tendiendo a que los gastos del Estado no superen el 25% del Producto”, anticiparon.
Mencionaron también la reforma laboral y, posteriormente, la previsional, como parte de una agenda que puede pecar de demasiado ambiciosa, habida cuenta que no se prevé un Congreso hiperactivo en un año de campaña. Mientras en Casa Rosada se anticipaban esas ideas, en el mítico edificio de la calle Azopardo, la CGT anunciaba el tercer paro contra el Gobierno. “Parece una huelga preventiva, para que no toquemos sus intereses. No es para preocuparse, ni le vemos trasfondo político. Al fin y al cabo, para ellos también es un año de elecciones”, explicaron.