Las Grutas. A solo 14 kilómetros al sur de Las Grutas, se encuentra El Sótano, una playa que parece sacada de un sueño. Este rincón patagónico, alejado del bullicio turístico, ofrece un paisaje que te dejará sin aliento: extensas playas de arena blanca, imponentes acantilados que se elevan hacia el cielo y aguas cristalinas que invitan a la calma y la contemplación.
El Sótano es un refugio para quienes buscan la tranquilidad y la belleza natural en su estado más puro. Ideal para el fin de semana largo de Semana Santa.
La historia de El Sótano se entrelaza con la de los antiguos pulperos que iban a recoger pulpos en esa zona y encontraban refugio del sol o del viento en sus cuevas, y con los descubrimientos paleontológicos, que revelan los secretos de un pasado marino. Al recorrer sus playas, uno puede sentir la conexión con la historia y la naturaleza.
Llegar a este paraíso requiere un espíritu aventurero. El acceso se realiza por el camino de «los pulperos», un trayecto que culmina donde el ripio se funde con la arena. Se recomienda el uso de vehículos 4×4 o excursiones guiadas, ya que el terreno puede ser desafiante.
Una vez allí, la recompensa es inmensa: un paisaje que cambia con las mareas, revelando pozones naturales llenos de vida marina durante la bajamar y transformándose en un escenario de belleza salvaje durante la pleamar.
Sin embargo, la belleza de El Sótano también exige precaución. Es fundamental consultar la tabla de mareas antes de la visita, ya que las mareas pueden subir rápidamente y dejar atrapados a los visitantes.
Se recomienda llevar calzado adecuado para caminar sobre las rocas y la arena, protegerse del sol con protector solar, sombrero y gafas de sol, y llevar suficiente agua y comida, ya que el lugar no cuenta con servicios. Además, el viento puede ser fuerte, por lo que un abrigo es esencial. Según publica Río Negro.
El Sótano forma parte de la Reserva Natural Bahía de San Antonio, un área protegida que exige respeto y cuidado. Al visitar este paraíso, es importante recordar que somos huéspedes de la naturaleza y que debemos dejar el lugar tal como lo encontramos, sin basura ni rastros de nuestra presencia.