Los aranceles. El consenso del mercado especulaba con que los nuevos aranceles que prometía, en campaña, aplicar Donald Trump serían, como lo fueron en su primer mandato, una mera moneda de cambio, o sea, un ruido estratégico para negociar.
Sin embargo, esta vez los aranceles no sólo se aplicaron realmente, sino que fueron mucho más duros de lo que se había previsto. El daño ya está hecho y ahora resta esperar el tenor de las represalias. Por lo pronto, los mercados profundizaron la depuración de posiciones a escala mundial, y hoy, más que nunca, resuena una de las últimas movidas del legendario Warren Buffett que aguardó el advenimiento del Trump 2.0 con el mayor nivel de liquidez en varias décadas en su emblemático fondo Berkshire Hathaway.
Ahora bien, si la aparente alocada jugada de Trump es parte de su estrategia del “arte de la negociación” o la guerra, aún no está claro. Lo cierto es que, parafraseando al general prusiano Carl von Clausewitz que introdujo la expresión “la niebla de la guerra”, se puede decidir cómo comienzan las operaciones militares, pero nunca se puede predecir cómo terminan, lo que también puede aplicarse a la guerra arancelaria.
Hoy la aversión al riesgo continúa, con la atención puesta en China y los bancos centrales mientras lidian con la venta de acciones. Como señala Bob Savage, estratega jefe del Bank of New York Mellon (BNYM), los clientes se plantean tres preguntas: primero, ¿cuándo terminarán las ventas? y según el monitoreo del BNYM es demasiado pronto para predecir un mínimo; segundo, ¿qué se necesita para la estabilidad? Y los datos sugieren que está cerca, ya que las posiciones cortas están en marcha en EEUU y el resto del mundo se está poniendo al día (sin embargo, el flujo de noticias debe ofrecer apoyo, ya sea por parte de bancos centrales más moderados o por nuevas negociaciones arancelarias); y por último, los mercados quieren ver evidencia de estabilidad pre-arancelaria.
Por ello, en medio de lúgubres pronósticos sobre lo que viene, algunos como el experto estratega Greg Valliere, de Potomac Research Group (PRG), vislumbran cierta luz al final del túnel. ¿Qué está viendo Valliere? Si bien él reconoce que es demasiado pronto para esperar una suba significativa, considera que “la desagradable ola de liquidación del mercado pronto puede perder fuerza, gracias a cinco acontecimientos cruciales que podrían ayudar a establecer un piso para los inversores afectados”. ¿Cuáles serían esos cinco eventos claves que brindan ciertas señales de esperanza?
- En primer lugar, sostiene que los republicanos quieren que esto termine. Explica que hay una sensación palpable de miedo entre los republicanos en el Capitolio, quienes temen que el colapso del mercado pueda costarles la Cámara de Representantes e incluso el Senado en las elecciones de 2026. “Observen a Ted Cruz, el senador texano incendiario que se opone firmemente a los aranceles, que considera, con razón, impuestos. Cruz tiene un escaño asegurado durante casi seis años, y si atrae a otros senadores republicanos, podría convertirse en un importante lastre anti-impuestos para Trump”.
- En segundo término, cree que Trump o sus representantes comenzarán a negociar. “La primera señal de movimiento se produjo este fin de semana, cuando Vietnam manifestó su interés en negociar; países más grandes susurran que también desean negociar, y Trump escuchará”.
- Un tercer acontecimiento es que el estímulo está llegando. “Es un hecho que la Reserva Federal (Fed) recortará las tasas, probablemente no tan pronto como en mayo, pero muy probablemente para el verano (boreal). Y el estímulo fiscal también está llegando, en una reforma tributaria masiva que se verá este verano o antes”.
- En cuarto lugar, sostiene que se acerca la deflación. “En nuestra opinión, toda la histeria inflacionaria podría ser exagerada. La probabilidad de incertidumbre en el mercado y la reticencia de los consumidores podrían provocar un brote de desinflación. El precio del petróleo en los últimos días podría ser un indicio”.
- Un último acontecimiento sería una economía sin recesión. “A pesar de las preocupaciones sobre una posible recesión, es posible que persista un crecimiento moderado. Es difícil prever una recesión con un 4% de desempleo y billones de dólares en estímulos monetarios y fiscales este verano (boreal)”.
Si realmente este fuera el caso, los mercados tenderían a calmarse en las próximas semanas y, si la historia sirve de guía, experimentarían una vigorosa recuperación en el futuro. Desde 1950, la caída del 10,5% del S&P 500 en sólo dos días tiene pocos paralelos: el 19 de octubre de 1987, el descenso fue del 24,6%; un año más tarde, el aumento fue del 28%. tres años después, la apreciación fue del 55%; cinco años después, 119%; el 20 de octubre de 1987 la caída fue del 16,2%, para una apreciación posterior del 24% en un año, del 47% en tres años y del 108% en cinco años; el 12 de marzo de 2020, la caída en dos días fue del 13,9%, seguida de un aumento en un año del 62%, un aumento en tres años del 63% y un aumento en cinco años del 144%; y el 20 de noviembre de 2008, la caída en dos sesiones bursátiles fue del 12,4%, seguida de una apreciación del 49% en un año, del 73% en tres años y del 164% en cinco años. Veremos, por lo pronto, el consenso es que aún el sufrimiento no ha terminado.