Tatuajes para curar heridas. Tatuarse en la actualidad no es solo una tendencia estética, sino que, para muchos, representa la expresión de un estado de ánimo o de un recuerdo que quieren conservar para toda la vida. Hernán Todes es tatuador en Comodoro Rivadavia, y los cuerpos hablan a través de su tinta.
El estudio de Hernán está en Área Central, en el barrio General Mosconi. Allí comparte el espacio con una barbería y otros tatuadores. El lugar es luminoso, el blanco y el negro predominan, y la música animada no para de sonar durante todo el día. En el entrepiso del salón hay dispuestas 4 camillas, lámparas con luz potente y maletines que contienen las herramientas de cada uno de los tatuadores, según publicó ADNSUR.
En un rincón, una mujer con papel film en la espalda charlaba animadamente con su tatuador mientras tomaban mate. Eran las 16:00 horas y Hernán, ese día, tatuaba desde las 07:00 de la mañana. Es que la tinta no descansa.
“Atiendo a muchas mujeres y la mayoría llega por recomendación. Cuando me eligen como tatuador, de alguna manera se llevan algo de mí; hay un pacto de confianza y es mucha responsabilidad”, comentó Hernán en una entrevista con ADNSUR.
Hernán tiene 27 años, es de Caleta Córdova y siempre le gustó dibujar. Cuando era chico, sus cuadernos guardaban las diferentes versiones de Dragon Ball Z; de adolescente, el cemento y los grafitis fueron su canal de expresión, hasta que un día descubrió la tinta sobre los cuerpos y, a partir de ahí, el tatuaje se convirtió en su razón de ser.
“El tatuaje es mi núcleo, mi razón de ser. Si me tomo unos días de descanso, extraño y quiero volver. La música, la fotografía, todo me dispara ideas para tatuar”, expresó Hernán.
TATUAJES Y ESTILOS
Como en todos los ámbitos de la vida, en el tatuaje existen las modas y Hernán no queda exento de esto. Él tiene un estilo propio y cuando llega un cliente siempre hay una charla previa: ¿Qué se quiere tatuar? ¿Por qué? ¿A dónde?
“Actualmente está de moda el estilo tribal y el color dejó de gustar; el negro es tendencia”, afirmó el tatuador.
A Hernán le gusta trabajar con los contrastes de líneas gruesas y finas porque son muy estéticos, y el estilo floral es uno de sus preferidos.
Cuando llega un cliente que desea algo que a él no le gusta o no se siente en condiciones de hacer, siempre lo deriva a algún tatuador de su confianza.
En todos estos años de experiencia, a veces le llegan clientes con pedidos un poco estrafalarios: “Háganme este león en el dedo de la mano”.
“Las personas miran cosas en internet, o ven muchas imágenes de la inteligencia artificial, que son cosas que no se pueden reproducir en un cuerpo real”, explicó Hernán.
TATUARSE PARA TAPAR HERIDAS
Al estudio no solo llegan personas con el afán de embellecer el cuerpo, sino que algunos tienen la necesidad de tapar viejas heridas. La cicatriz de alguna operación o algún accidente que le recuerda al cliente algún momento no deseado, y allí está Hernán, con sus dibujos y arte, para cubrir y aplacar malos recuerdos.
No hay edad para tatuarse, y Hernán se sorprende a diario:
“Una vez llegó una chica de 14 años para tatuarse, la acompañaba su mamá. También atendí a una señora de unos 80 años que llegó en silla de ruedas, acompañada de sus hijas, quería tatuarse el nombre del esposo”, recordó el tatuador.
Hernán establece un vínculo con sus clientes; cuando llegan a tatuarse, la camilla se asemeja a un diván de psicoanálisis, pero lo que se cuenta en el estudio, queda en el estudio.
“Los clientes llegan en diferentes etapas de su vida y de eso depende el pedido de tatuaje. Mis dibujos representan momentos en sus vidas y yo los acompaño”, relató Hernán.
Hernán recordó sus tiempos de inicio, cuando armó con un amigo una máquina para tatuar con el motor de un camioncito de juguete. En 2018 comenzó a trabajar en la casa de sus padres, en Caleta Córdova. En principio, la distancia era una limitante para los clientes.
Una vez que sus tatuajes se hicieron conocidos, el boca a boca proliferó a “Hernán Todes” y la agenda se abultaba a pesar de las distancias. Con el tiempo, un amigo lo invitó a su estudio en barrio Ciudadela y, al fin, en 2025, pudo trasladar su trabajo al barrio de km 3, a la zona de Área Central.
Hernán tiene muchas anécdotas, pero no todas se pueden compartir en una entrevista. Atendió a parejas que hoy son exparejas y escucha sobre las razones y motivos de una separación en ambas versiones. Las exparejas no abandonan a su tatuador.
Cuando alguien quiere tatuarse el nombre de algún amor, su consejo es “no lo hagas, a lo sumo, hacete algo que te recuerde a él”. En la vida, los amores pasan, pero los tatuajes no.
El estudio Fusión está en el local 3 del Área Central. Hernán se pasa el día allí, a la espera de sus clientes y los dibujos que hacen de un día largo el leitmotiv de su existencia.