Villa La Angostura. Una escapada a la cordillera neuquina siempre viene bien. Algunos seguro aprovecharon el fin de semana largo de Semana Santa, pero si estás planeando tu viaje de finde largo para más adelante, no te podés perder navegar en Kayak en el Lago Nahuel Huapi, una propuesta imperdible en Villa La Angostura.
No importa si es de mañana o de tarde. O si hace frío o calor. Porque siempre es ideal navegar en kayak en uno de los lagos más lindos del país.
Esta aventura comienza en Bahía Mansa una pintoresca bahía ubicada en la localidad y dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi. Sus aguas tranquilas, sus playas de arena volcánica y su entorno boscoso te hacen sentir en un cuento.
Los kayaks color amarillo de Dalca Adventures te esperarán en la costa. Ahí Mariano, el guía de turismo y dueño de la agencia, preparará la embarcación característica para esta aventura. Es ligera y estrecha, y está diseñada para dos personas.
Mientras Mariano alista el kayak vos te podés tomar unos mates e imaginarte como será… pero te aseguro que superará tus expectativas. Después llegará el momento en el que te tengas que poner la falda de neopreno y subirte a la embarcación. No sin antes escuchar las recomendaciones del guía.
«Esta travesía es de mediodía y dura aproximadamente tres horas. Es para principiantes y la mayoría de las personas que vienen con nosotros nunca remó», les dirá Mariano para calmar los nervios. Luego demostrará como ponerse la vestimenta y subirse al Kayak.
La falta es ajustada y tiene un propósito: Están diseñadas para sellar el hueco del asiento donde uno se sienta y evitar que entre agua al interior del kayak. Se ponen desde arriba, es decir desde la cabeza, y una vez ajustada arriba hay que ponerse el chaleco.
Después de esto vendrá una de las partes más interesantes, en las que vas a empezar a entrar en contacto con el agua. La persona de mayor peso se subirá atrás y estará encargada de utilizar los pedales que guiarán el kayak. Luego su acompañante se subirá adelante.
Una vez en la embarcación habrá que ajustar la falda que tiene un elástico o tiras de goma que se engancha al borde del hueco del kayak, como si fuera una tapa. El neopreno es ideal porque es impermeable y aislante.
Con los remos en mano y el guía liderando la travesía comienza la aventura. La recomendación es mover el torso y no solo los brazos, para que luego no queden doliendo tanto. Y obviamente tener buena coordinación con tu compañero o compañera.
El recorrido comenzará hacia la zona derecha del lago donde se encuentra el bosque de Arrayanes. Allí los árboles que han caído por el peso de las nevadas sobre su copa, dibujan hermosas figuras en las profundidades del agua. Podés asomarte, pero con cuidado, no te vayas a asustar con el movimiento del kayak.
El agua es color azul oscuro donde hay mucha profundidad. Los metros y metros de distancia del fondo tiñen el lago de ese color y la vuelven pura. Tanto que no te podés ir sin haber probado un poco de esa frescura.
La inmensidad de estar en medio del lago te deja sin aliento, por eso es recomendable frenar un segundo, dejar de remar y solo observar. Vas a poder admirar no solo el agua, sino también la costa, las montañas y hasta los increíbles árboles que compiten en las alturas buscando un poco de sol.
Pronto llegará el momento de frenar para disfrutar de un lindo pícnic que prepara la agencia. Se realiza en una playa escondida, donde el mate es fundamental y las medialunas con alguna fruta son necesarias para recargar energías.
Después de unos 15 minutos, toca pegar la vuelta. Ahora, el sol ya estará bajando, pero alcanza para calentar un poco el cuerpo. A lo lejos vas a ver el muelle y sabrás que estás cerca de llegar a la costa. Pero te aseguro que no vas a querer bajarte del kayak.
Mientras avanzás hacia la costa, el ritmo del remo se sentirá más tranquilo y una sensación de satisfacción se va a apoderar de vos. El paisaje sigue siendo lindo, aunque ahora prestás más atención a la llegada.
Mariano va a ser quien arribe primero para acomodar su embarcación y la tuya. A medida que llegas a la costa, el color turquesa característico por el efecto que la ceniza volcánica genera en el agua te avisará que el kayak está por tocar las piedras. Y con ese suave roce contra la orilla, la travesía llega a su fin.
Te vas a bajar con algo de cansancio en el cuerpo, sí, pero también con una sonrisa en la cara y la sensación de haber vivido algo único. Mariano te ayudará a salir, te va a felicitar por remar bien y seguro te va a preguntar si disfrutaste la experiencia. Spoiler: la respuesta va a ser un sí.
Mientras te sacás el chaleco y la falda de neopreno, vas a mirar el lago una vez más y decir «yo estuve remando en el medio del Nahuel Huapi». No es lo mismo observarlo desde la costa que haberlo recorrido al ritmo del agua. Por un momento, fuiste parte del paisaje. Según publica Río Negro.
De a poco el cuerpo vuelve a entrar en calor. Vas a conversar con tu compañero o compañera sobre esta aventura y ambos van a decir al unísono: «Hay que repetirlo».