Aumento de picaduras. El avance urbano y el clima alteran el equilibrio entre humanos y especies venenosas. Cada vez más personas sufren lesiones por contacto accidental con escorpiones, arañas o serpientes.
Las actividades cotidianas en viviendas o el trabajo en zonas rurales aumentan la exposición a estos animales.
Los animales no buscan atacar, pero reaccionan al ser molestados o atrapados sin querer. Su veneno no tiene como función principal dañar personas, sino servirles para cazar y defenderse. Sin embargo, cuando los hábitats naturales son invadidos, crecen los riesgos, según publicó LA17.
En la Argentina se reportaron más de 32.000 casos de alacranismo entre 2020 y 2024. El año pasado se registraron más de 7.000 casos, en su mayoría en el NOA y la región Centro. Los niños menores de 4 años son los más vulnerables y se contabilizaron siete muertes.
La especie Tityus carrilloi, también conocida como Tityus trivittatus, es la más peligrosa. Habita en ambientes cálidos, oscuros y secos, incluso dentro de las casas. El aumento de temperatura o las obras pueden hacerlos aparecer en lugares inesperados.
Las picaduras por escorpiones provocan dolor intenso, vómitos, taquicardia y convulsiones en los casos graves. En niños, el efecto puede ser más severo por su menor masa corporal. El Ministerio de Salud recomienda usar protección, sellar grietas y mantener la limpieza.
Las arañas también generan preocupación sanitaria, especialmente las viudas negras y las del rincón. Según datos oficiales, entre 2018 y 2022 hubo más de 2.000 personas afectadas. Latrodectus, Loxosceles y Phoneutria son los géneros con mayor riesgo médico.
El veneno de la viuda negra actúa sobre el sistema nervioso y su picadura suele ser accidental. Es habitual en cosechas y explotaciones petroleras. La araña del rincón se oculta en casas y puede causar necrosis y daño renal.
Las armadeiras o arañas bananeras son rápidas y agresivas, y no construyen tela para atrapar presas. Su mordedura puede generar alteraciones neurológicas severas, especialmente en menores. El transporte de frutas es una vía común de ingreso a zonas urbanas.
Las serpientes también aumentaron su presencia en regiones habitadas por humanos. La yarará grande, la yarará chica y la yararacusú son responsables del 97% de los accidentes. El Boletín Epidemiológico Nacional confirmó 1.253 casos en apenas cuatro meses de 2025.
Las mordeduras por yarará causan inflamación, sangrado y necrosis. La cascabel, con su característico sonajero, produce efectos neurológicos graves. Las de coral, aunque poco agresivas, pueden provocar parálisis y falla respiratoria.
El doctor Adolfo de Roodt, experto del Instituto Malbrán, remarcó que la prevención es fundamental. “La aparición de estos animales se relaciona con el cambio ambiental y el descuido humano”, explicó. El Instituto produce y distribuye antídotos en todo el país.
La cartera sanitaria recomienda no caminar descalzo, mantener el entorno limpio y acudir al hospital ante una mordedura. Evitar manipular animales, incluso muertos, es otra medida clave. Las aves de corral y el orden en los espacios ayudan a reducir los encuentros.