Desde sus comienzos con colonos chilenos hasta el desembarco de familias “pudientes” en los 90, el paraje cercano a El Bolsón es una tierra de oportunidades para los que buscan un cambio. Lúpulo, cría de animales y frutas finas, sus actividades productivas.
“Si usted asfalta el camino, yo le pongo techo de tejuelas”. Así reza la anécdota jocosa que quedó en los lugareños para siempre. Mezcla de picardía criolla e incredulidad, fue la respuesta del poblador Cipriano Soria al anuncio de un gobernador de pavimentar la ruta que atraviesa el paraje rionegrino cercano a El Bolsón. El milagro no sucedió. La traza sigue siendo de ripio y cada vez que alguien se queja de los pozos, vuelve a la memoria aquel episodio de los albores de la democracia.
Entre sus colonos, llegados desde Chile a principios del siglo XX, se recuerda a las familias Inalef (1903); Quisle, Vargas, Rogel, Mansilla (1904); Cea, Cerda y Jara (1906). En 1907 llegaron Roberto Acenjo y Rosalba Carrasco, Tránsito Barrientos y Fabriciano Gallardo, junto al reconocido curandero Santos Queulo.
Luego, a finales de la década del 60, Mallín fue el refugio elegido por el movimiento hippie, que encontró en sus valles, bosques y cerros el ámbito ideal para llevar adelante su “flower power” y la experimentación con alucinógenos. Desde entonces, este espacio con chacras perdidas en el bosque, ha sido elegido por movimientos religiosos de todo tipo y donde los duendes, hadas y elfos han pasado a ser un negocio redituable. La variedad va desde cultores de la ‘New Age’ hasta ‘platillistas’ (fanáticos de los ovnis), pasando por distintas religiones. Todos tienen su lugar bajo el sol de Mallín Ahogado”, cuenta uno de los NyC (nacido y criado).
Ya sin necesidad de llevar ropa de colores, flores, ni pelo largo, en los 90 aparecen por la zona familias jóvenes con mayor capacidad económica: traen sus 4×4, compran casas y lotes que subdividen los lugareños. “Llegamos huyendo de la crisis del 2001, de la inseguridad de las ciudades”, explica Fernando. Varios construyen cabañas para alquilar en verano a los turistas, otros se instalan en el ámbito rural buscando un estilo de vida natural y autosustentable (venden su producción, artesanías o ropa en la feria de El Bolsón) y muchos de ellos bajan todos los días al pueblo para trabajar en sus profesiones.
Actualmente el paraje cuenta con unos 4.000 habitantes y tiene una jurisdicción de casi 30.000 hectáreas. Funcionan dos escuelas primarias (103 de Costa del Río Azul y 118 de La Pampa), la secundaria 119 (camino a cascada Escondida), el Centro de Educación Agropecuaria 3, un destacamento policial y otro de bomberos voluntarios, dos puestos sanitarios, la cooperativa La Mosqueta, varios comercios y templos religiosos de diferentes cultos.
Fiestas tradicionales
Mallín Ahogado se dedica por décadas a la producción de lúpulo, frutas finas, dulces, quesos, yogures, cabañas lecheras y cría de animales. Cada otoño es sede de la Fiesta Regional de la Chicha (valorando la tradicional bebida de las familias pioneras); y de la Fiesta Regional del Leñador (recordando a los campesinos que con sus catangos y bueyes llevaban la leña para los hogares de El Bolsón hasta los años 80).
Entre los personajes de Mallín se destacan “el señor del bosque” y un líder musulmán.
Con 30 años de experiencia en el Vivero Forestal, dependiente del Servicio Forestal Andino, el ingeniero forestal Oscar Lebed, sigue desarrollando las especies nativas que van luego a repoblar los bosques quemados y devastados. “Tenemos que defender y proteger nuestros bosques nativos, porque de ellos depende la actividad social, humana y económica de la comarca”, asegura.
Rauf Felpete llegó aquí hace 40 años como huesero y se transformó en el gestor de la mezquita “más austral del mundo”. Dirige una chacra con invernáculos, huerta, galpones, herramientas, animales domésticos y bosque nativo que marca el pulso de la comunidad musulmana en la región, integrada por unos 100 miembros.
El significado casi un doble ahogo
De acuerdo a la etimología, Mallín Ahogado parece un nombre redundante. Un mallín (en lengua mapuche) es una zona anegada, aunque de buenos pastos en el verano. Su nombre original habría sido Mallín Aguado, pero así quedó con los años. Su compleja geografía abarca sectores tan disímiles como Mallín Alto, La Pampa, Costa del Río Azul, Wharton, Rinconada de Inalef, Cerro Saturnino, Cascada Escondida y Mallín del Medio, cada uno con sus particularidades y demandas.
Población
4000 es el número de pobladores en el paraje, ubicado a 15 kilómetros de El Bolsón, en dirección norte.
Lúpulo
Desde 1958, cuando el esloveno Vojteh Budinek plantó las dos primeras hectáreas de lúpulo, este paraje siempre fue sinónimo del cultivo que le da identidad y sabor a la cerveza. Le siguió el albanés Alush Rizza, los Venkevicius y los Leibrecht.
En el circuito de Mallín se encuentra el museo de Piedras Patagónicas, el único en el país que exhibe 19 meteoritos. Cuarzos y geodas, entre sus muestras.