Kylian Mbappé empezó a correr al minuto diez con 28 segundos. Terminó su carrera siete segundos después, en el suelo del área argentina, derrumbado por un ansioso Marcos Rojo. Era penal para Francia. Seis toques con la pierna derecha, cerca de cincuenta metros recorridos y una estela que persiguieron Ever Banega, Nicolás Tagliafico y Javier Mascherano. Según los cronómetros, el delantero francés alcanzó una velocidad de 37 kilómetros por hora, en una aceleración pronunciada fundamentalmente cuando atravesó la mitad de cancha.
Ese registro quedó centésimas por debajo del récord de velocidad del hombre más rápido del mundo: en Berlín 2009, Usain Bolt detuvo el reloj en 9,58 segundos en los cien metros llanos con una velocidad promedio de 37,6 kilómetros por hora. Su monólogo en esa jugada abrió el partido y disparó la creación de un nuevo seudónimo. «Yo le llamo ya ‘monsieur 37’, porque me dijeron que corrió a esa velocidad en la jugada que le hacen penal», confesó Florian Thauvin en rueda de prensa, en línea con lo que el resto de sus compañeros opinan del futbolista de 19 años.
«37» es, entonces, el nuevo apodo de Mbappé en la concentración francesa. Otros estudios aseguran que en su corrida alcanzó los 38 kilómetros por hora y que por un instante fue más rápido que el propio medallista olímpico jamaiquino, dueño de la plusmarca vigente que lo apunta como el hombre más rápido del mundo. Más allá de esa discusión, el jugador francés superó su propia marca: en un partido del PSG ante el Lille el año pasado, Mbappé corrió a 36 kilómetros por hora durante 60 metros para sentenciar el 3-1 final.
Thauvin agregó que en el vestuario tras su actuación estelar contra Argentina, lo encontró tranquilo y sereno, sin ningún cambio en su comportamiento. Antoine Griezmann, compañero de ataque, analizó que no será una jugada que podrá repetir: «No se esperen que lo haga cada día. Contra Uruguay no creo que tenga tantos espacios». Y reveló que él prefiere llamarlo «Kiki»: «Sé que a Kylian no le gusta demasiado, pero lo mantendrá».
A su vez, el delantero del Atlético de Madrid, confesó que «hay muchos apodos en el equipo». Lo dijo en respuesta a una pregunta sobre la nueva forma de nombrar a Benjamin Pavard, el lateral derecho que convirtió el 2 a 2. Lo bautizaron «Mark Lenders», como es conocido en varios lugares del mundo a Steve Hyuga, el potente delantero de la serie animada japonesa Captain Tsubasa que en Sudamérica fue denominada Supercampeones. En el manga japonés, Hyuga se convierte en el principal competidor del protagonista Oliver Atom. Conocido por sus disparos fulminantes, es la representación de Pavard y su definición categórica en el duelo de octavos de final ante Argentina.
Infobae