Los depredadores online crean y comparten el material ilegal, que cada vez está más oculto por la tecnología. Las empresas de tecnología, el gobierno y las autoridades no son rivales.
Las imágenes son espantosas. Niños y niñas, algunos de apenas 3 y 4 años, aparecen siendo víctimas de abuso sexual y, en algunos casos, torturados.
Imágenes de abuso sexual infantil llevan mucho tiempo siendo producidas y compartidas para satisfacer perversas obsesiones adultas.
Pero nunca a este grado: las compañías de tecnología reportaron el año pasado una cifra récord de 45 millones de fotografías y videos online de abuso sexual.
Hace más de 10 años, cuando el número reportado era menos de 1 millón, la proliferación de imágenes explícitas ya había llegado a un punto de crisis. Las compañías tecnológicas, las agencias de imposición de la ley y los legisladores en Washington respondieron, aprobando legislación trascendental en 2008 cuya intención era contener el flagelo.
No obstante, la explosión de contenido detectado siguió creciendo —de manera exponencial.
Una investigación realizada por The New York Times encontró un inframundo criminal insaciable que explotó los esfuerzos fallidos e insuficientes para contenerlo. Muchas compañías de tecnología no estuvieron atentas de forma adecuada a las imágenes de abuso sexual en sus plataformas o no cooperaron lo suficiente con las autoridades cuando las encontraron.
Las agencias de imposición de la ley dedicadas al problema se quedaron con personal y financiamiento insuficientes, incluso mientras se les pedía que manejaran una cantidad mucho mayor de casos.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos no escribió reportes de monitoreo obligatorios y tampoco nombró a un funcionario a nivel ejecutivo para que guiara la implementación de medidas severas. Y el grupo encargado de actuar como oficina de información federal para las imágenes —el intermediario entre las compañías de tecnología y las autoridades) estaba mal equipado para las crecientes exigencias.
Un estudio publicado recientemente con ese grupo, el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, describió un sistema a “punto de quiebre”.
Mientras que el problema es de alcance global —la mayoría de las imágenes halladas el año pasado provenían de otros países— está firmemente arraigado en Estados Unidos debido al papel central que ha jugado Silicon Valley en facilitar la difusión de las imágenes y en reportarlas a las autoridades.
Aunque el material, comúnmente conocido como pornografía infantil, precede a la era digital, las cámaras de teléfonos inteligentes, las redes sociales y el almacenamiento en la nube han permitido que las imágenes se multipliquen a un ritmo alarmante. Tanto imágenes recirculadas como nuevas ocupan todos los rincones de Internet, incluyendo Facebook Messenger, el motor de búsqueda Bing de Microsoft y el servicio de almacenamiento Dropbox.
Hay grupos online dedicados a compartir imágenes de niños más pequeños y formas más extremas de abuso. Los grupos usan tecnologías encriptadas y la web oscura, el inmenso lado oculto de Internet, para enseñar a pedófilos a llevar a cabo los delitos y cómo grabar y compartir imágenes del abuso en todo el mundo. En algunos foros online, los niños son forzados a sostener rótulos con el nombre del grupo u otra información de identificación para probar que las imágenes son nuevas.
Con tantos reportes de abuso, las agencias de imposición de la ley en todo Estados Unidos dijeron que a menudo estaban rebasadas. Algunas han manejado la excesiva carga de trabajo enfocándose en las imágenes que retratan a las víctimas más jóvenes.
“Nos vamos a casa y pensamos, ‘el hecho de que tengamos que priorizar por edad es realmente perturbador’”, dijo la detective Paula Meares, quien lleva más de 10 años investigando crímenes sexuales contra niños en el Departamento de Policía de Los Ángeles.
Las compañías de tecnología están legalmente obligadas a reportar imágenes de abuso infantil cuando las descubren; no están obligadas a buscarlas. Puede tomar semanas o meses para que respondan a las preguntas de las autoridades, si es que lo hacen.
Aún cuando cooperen las compañías de tecnología, el encriptado y el anonimato pueden crear escondites para los criminales. En marzo, Facebook anunció planes para encriptar Messenger, que el año pasado fue responsable de casi 12 millones de los 18,4 millones de reportes a nivel mundial de material relacionado con abuso sexual infantil, según personas familiarizadas con los reportes.
La ley aprobada por el Congreso de EE.UU. en 2008 anticipó muchos de los problemas actuales, pero el gobierno no ha cumplido con aspectos importantes de la legislación. El Departamento de Justicia produjo sólo dos de los seis reportes requeridos que buscan reunir datos sobre crímenes vía Internet contra niños y establecer objetivos para eliminarlos, y ha habido una rotación constante de personas nombradas para encabezar los esfuerzos del departamento.
El gobierno federal tampoco ha cumplido con los objetivos de financiamiento de la ley, obstaculizando los esfuerzos por acabar con la actividad.
El Congreso habitualmente ha destinado alrededor de la mitad de los 60 millones de dólares en fondos anuales a los esfuerzos de imposición de la ley locales y estatales. Este año, el Departamento de Seguridad Nacional desvió casi 6 millones de dólares de sus unidades dedicadas a los crímenes cibernéticos a los esfuerzos antiinmigratorios.
Alicia Kozakiewicz, quien fue raptada por un hombre que conoció en Internet cuando tenía 13 años, dijo que no poder llevar las cosas a término era desalentador. Hoy dedicada a abogar por leyes que evitan los crímenes contra niños, ella testificó en apoyo a la legislación de 2008.
“Recuerdo haber mirado a todos en la sala y todos tenían lágrimas en los ojos”, dijo Kozakiewicz, quien contó cómo fue encadenada, violada y golpeada mientras su abusador transmitía en vivo el abuso en Internet. “El proyecto de ley federal fue aprobado, pero no recibió fondos. Así que no significó nada”.
Lo que también obstaculiza la respuesta federal son las limitantes en el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados, que revisa los reportes que recibe y luego los distribuye a agencias de imposición de la ley federales, estatales y locales y a socios internacionales.
El centro sin fines de lucro ha dependido en gran medida en tecnología con 20 años de edad, tiene dificultades para retener a ingenieros con experiencia y, por definición propia, considera el detener la distribución online de fotos y videos como algo secundario a rescatar niños.
“Para ser honestos, es una cuestión de recursos y volumen”, dijo John Shehan, uno de los vicepresidentes del centro. “La primera prioridad es asegurarnos que evaluamos el riesgo de los niños. Estamos entregando esta información a las agencias de imposición de la ley”.
Múltiples investigaciones policiales en los últimos años han desmembrado enormes foros de la red oscura, incluyendo una conocida como Child’s Play que se reportó tenía más de un millón de cuentas de usuarios.
Los infractores pueden ocultar sus movimientos al conectarse a redes privadas virtuales que disfrazan sus ubicaciones; utilizando técnicas de encriptado, que pueden ocultar sus mensajes y volver impenetrables sus discos duros; y poniendo posts en la red oscura, que es inaccesible a los motores de búsqueda convencionales.
Un hombre en Ohio, un administrador de sitio llamado Jason Gmoser que ayudaba a operar un sitio en la red oscura conocida como Love Zone, tenía más de 3 millones de fotos y videos en sus computadoras y “llegó a grandes extremos para ocultar” su conducta, según documentos.
El testimonio en su caso criminal reveló que le hubiera tomado a las autoridades “millones de millones de años” descifrar la contraseña de 41 caracteres que había usado para encriptar el sitio. Terminó por proporcionársela a las autoridades, y fue sentenciado a cadena perpetua en 2016.
Las compañías de tecnología llevan años sabiendo que sus plataformas son utilizadas por depredadores, pero muchas de ellas hicieron la vista gorda. Y mientras que muchas compañías han logrado avances recientes para identificar el material, fueron lentas en responder.
Hany Farid, que trabajó con Microsoft para desarrollar tecnología en 2009 para detectar material relacionado con abuso sexual infantil, dijo que las compañías de tecnología se habían mostrado renuentes durante años a profundizar en el asunto.
“Las compañías sabían que la casa estaba llena de cucarachas, y tenían miedo de encender la luz”, dijo. “Y luego cuando sí encendieron la luz, el asunto era peor de lo que se imaginaban”.
Cuando Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Microsoft, anunció en marzo que Messenger sería encriptado, reconoció el riesgo que presentaba para “cosas realmente terribles, como la explotación infantil.
“La encriptación es una herramienta poderosa para la privacidad, pero eso incluye la privacidad de personas haciendo cosas malas”, dijo.
El Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados ha luchado con demandas por contener la diseminación de las imágenes.
La tecnología que utiliza para recibir y revisar reportes del material fue creada en 1998, casi una década antes de que saliera a la venta el primer iPhone.
Pero los problemas van más allá de la tecnología. La policía se queja de que los reportes más urgentes no son priorizados o que son enviados al departamento equivocado.
“Estamos gastando una enorme cantidad de tiempo teniendo que repasarlos y reanalizarlos nosotros”, dijo Mike Edwards, comandante de policía de Seattle que supervisa la unidad de cibercrímenes del Estado de Washington.
El problema de las imágenes de abuso sexual infantil enfrenta un obstáculo particular: no recibe mucha atención porque pocas personas quieren confrontar la enormidad y el horror del contenido, o porque erróneamente creen que son en gran parte adolescentes que envían selfies inapropiadas. Algunos legisladores estatales, jueces y miembros del Congreso se rehúsan a hablar del problema en detalle, o evitan las reuniones cuando están en la agenda, dicen los funcionarios de imposición de la ley y las víctimas.
Steven J. Grocki, quien encabeza un grupo de expertos en políticas y abogados en la sección dedicada a explotación infantil del Departamento de Justicia, dijo que la renuencia a abordar el flagelo era un problema más amplio de la sociedad. “Le dan la espalda porque es un espejo demasiado feo”, dijo.
Sin embargo, el material está en todas partes y cada vez está más disponible. Un volumen de trabajo así ha obligado a las autoridades a tomar decisiones difíciles, incluyendo el hacer recortes a operativos como infiltrar los foros de chats.
“Creo que algunos de los peces más gordos allí afuera seguirán allí afuera”, dijo Yolanda Lippert, una fiscal en Cook County, Illinois, que encabeza un equipo que investiga abuso infantil online, informó El Clarín.