El Reino Unido elevó este lunes la cifra total de fallecidos por coronavirus en hospitales, residencias y domicilios hasta 32.065, tras registrar 210 nuevas muertes, informó el Ministerio de Salud.
La cifra marca un descenso con respecto a los últimos balances, aunque los informes de los domingos y lunes suele ser más bajo por un retraso de conteos durante el fin de semana.
En las últimas 24 horas se han llevado a cabo 100.490 test y se han detectado 3.877 nuevos contagios, después de que el Gobierno publicara el domingo su hoja de ruta para reducir el confinamiento, que comenzará a relajarse el miércoles.
Sin embargo, la confusión predomina entre los ciudadanos. Empleados, empresarios, policías y sindicalistas en Gran Bretaña mantenían dudas ante las instrucciones del gobierno de regresar a trabajar pero sin acercarse a otras personas ni usar el transporte público.
En un discurso televisado el domingo, el primer ministro Boris Johnson extendió la mayoría de las estrictas normas impuestas el 23 de marzo para combatir la propagación del virus, como el cierre de escuelas, restaurantes y tiendas. Explicó además cómo la cuarentena será levantada por etapas si el número de contagios sigue disminuyendo.
Pero al mismo tiempo dio un pronunciado vuelco en cuanto al mensaje económico, afirmando que “quien no pueda trabajar desde casa, como por ejemplo los obreros de la construcción o de la manufactura, deben ser alentados a regresar al trabajo”. Indicó que todo el mundo debe acatar las normas de distanciamiento social y evitar el transporte público, “yendo en sus automóviles o mejor aún, caminando o en bicicleta”.
Varias personas consideraron las órdenes confusas y contradictorias, difíciles de obedecer e incluso peligrosas, especialmente en una gran ciudad como Londres, donde la mayoría de la gente no tiene vehículo propio y donde el tren subterráneo opera muy por debajo de su capacidad habitual.
Tras el discurso de Johnson, el alcalde de Londres Sadiq Khan emitió un comunicado enfatizando que el confinamiento no ha sido levantado y que los londinenses “no deben usar el transporte público ni salir de sus casas a menos que sea realmente necesario”.
La estación de tren subterráneo más transitada de Londres, la de Waterloo, estaba prácticamente vacía el lunes por la mañana, aunque algunos ciudadanos expresaron temores de que pronto regresarían las multitudes.
“Estoy nervioso por la posibilidad de regresar a trabajar, porque tengo familia y han estado aislados desde el comienzo. Me siento que los estoy poniendo en riesgo”, expresó Peter Osu, de 45 años, que regresaba a su trabajo en un sitio de construcción por primera vez desde que comenzó la cuarentena.