presEl licenciado en Educación Gabriel Brener, con un posgrado en gestión y conducción del sistema educativo en FLACSO, definió el inminente inicio del ciclo lectivo de 2021 tras un año atravesado por la pandemia, como «un momento bisagra» que debe ser afrontado con la «restitución de la presencialidad» en las escuelas pero «pensando el proceso estratégicamente, de manera controlada y según cada contexto».
En diálogo con Télam, Brener subrayó que retomar la presencialidad de ese modo consiste en «entender lo que vayan marcando los epidemiólogos» sobre los ciclos de contagios de la Covid-19 pero, al mismo tiempo, asumir que la escuela «debe resolver problemas» porque ese atributo, remarcó, está presente desde su origen como institución.
«Hay que trabajar en el retorno a la presencialidad de manera controlada y al mismo tiempo garantizar el acceso a la tecnología para familias y docentes, especialmente en los más vulnerados, como también a la conectividad, que hoy ya es parte del derecho social a la educación», señaló el especialista.
Y, añadió que «deben garantizarse las condiciones de salud para todos y considerar el cuidado de los docentes por parte del Estado».
Brener es especialista en educación y adolescencia, es docente de la cátedra Didáctica General en Filosofía y Letras de la UBA, es profesor adjunto de la cátedra de Conducción de las Instituciones Educativas en la Universidad de Hurlingham, y en los últimos años investigó la «judicialización de las relaciones escolares».
A fines de 2019 publicó el libro Conversaciones con Phillip Meirieu, sobre ese pedagogo francés y la categoría de emancipación en el ámbito educativo, mientras que en 2020 dirigió un seminario de formación para directores de escuelas secundarias.
Télam: -¿Cómo ve todo el debate que se abrió con el regreso de las clases presenciales?
Brener: -Lo primero que quiero decir es que no se debería caer en una simplificación binaria porque abordar esta cuestión de ese modo oscurece el problema, aunque aumente el rating del panelismo televisivo. Hay que salir de esa encerrona de un problema complejo, producto de la pandemia, que no se puede resolver con la velocidad de un tuit o con dos o tres declaraciones de alguna persona de la oposición. En definitiva, hay que tratar de resolver los problemas.
Y sobre eso voy a decir una cosa que quizá es muy loca pero viene a cuento: la escuela como institución no surgió del pensamiento de algún lúcido ser bienaventurado. La escuela, y cuando digo escuela me refiero al sistema educativo moderno, surge para resolver un problema que era el siguiente: ¿qué hacemos con los pibes y las pibas cuando los padres y las madres, cada vez de manera más creciente, salen a trabajar? La escuela resuelve problemas y no está mal verlo así. Pero el tema es, ¿cómo se resuelven? Y entonces digo: restituyendo la presencialidad estratégicamente, de manera controlada y según cada contexto. Y también asumiendo que las cosas no van a volver a ser como antes: lo de volver a la normalidad es un verso.
El desafío es tener en cuenta los discursos y las reglas que nos vayan marcando los epidemiólogos, la medicina, y en base a esos índices y a la información sanitaria actuar estratégicamente. El retorno debe ser solo con cuidado. Mientras la escuela enseña y cuida a los pibes, el Estado debe garantizar cuidado de sus docentes. Garantizar las condiciones de salud para todos y considerar el cuidado de los docentes.
T: -Hay familias que no tienen wi-fi y que tienen un único celular, con tarjeta prepago, por lo que se terminan los datos del teléfono para usar Internet. En otros casos utilizan una sola computadora. ¿La educación a distancia profundiza las desigualdades?
B: -Esa aseveración es muy cierta y dolorosa, la comparto. La pandemia ha acentuado y ha puesto de una manera mucho más evidente las heridas de la desigualdad. Esto que nos ocurrió en 2020 como consecuencia de la pandemia adelgaza la democracia, o dicho de otro modo, es funcional a la democracia de repostería que quiere la oposición actual en este país.
Pero yo quisiera que se recuerde al 2020 no sólo porque hubo dificultades en el vínculo pedagógico: porque al mismo tiempo se desarrollaron distintas estrategias para sostener la continuidad de ese vínculo. Y sí se ha logrado, por supuesto que con defectos, con errores, y con muchísimos pibes y pibas a los que no se pudo llegar.
Pero ha habido un esfuerzo terrible por parte de los docentes y las docentes. En especial de las docentes, porque las tareas de cuidado tienen más que ver con las maestras, las profesoras, las directoras. Lo demuestran estudios de distintos ángulos políticos: el 80% de la docencia está realizada por mujeres, y han sido ellas las que cumplieron un rol clave en el esfuerzo por sostener la continuidad pedagógica. Una enorme cantidad de docentes sacrificó su propia salud, su propio bolsillo, bancando la conectividad, sosteniendo el vínculo virtual, y además llevando bolsones de comida a las escuelas. Y por vínculo virtual me refiero a la tecnología que logró mantener la conectividad: el celular. Porque algunos creen que todo el mundo hace Zoom, pero Zoom hace una mínima parte de la población. La herramienta clave con la que se mantiene cierto nivel de conectividad es el celular: particularmente el WhatsApp. A partir del esfuerzo de las docentes y los docentes se logró cierta regularidad en esa continuidad pedagógica, aunque por supuesto que sin llegar a todos los pibes y pibas.