La guerra entre Ucrania y Rusia experimenta una peligrosa escalada en el frente energético.
Con ataques simultáneos contra infraestructura crítica que dejan sin electricidad a siete regiones ucranianas y provocan incendios en instalaciones rusas en Crimea.
La Guerra por la Infraestructura Energética
Según información del Ministerio de Energía ucraniano, los ataques rusos provocaron cortes de electricidad de emergencia en las regiones de Járkiv, Sumi, Poltava, Donetsk, Dnipropetrovsk, Zaporiyia y Kirovogrado. Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ruso reportó el derribo de 120 drones ucranianos, 54 de ellos sobre Crimea, donde un ataque contra un terminal petrolero en Fedosia provocó un importante incendio en un depósito de combustible. La situación forzó la suspensión temporal de operaciones en aeropuertos de Astracán, Krasnodar, Volgogrado y Gelendzhik.
La Carrera Diplomática y Militar se Intensifica
En paralelo a los combates, se desarrolla una intensa actividad diplomática. El jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andrí Yermak, viajó a Estados Unidos junto a la primera ministra Yulia Sviridenko para reunirse con el gobierno de Donald Trump. Según reportes de agencias internacionales, Kiev busca obtener misiles Tomahawk -con un alcance de 2.500 kilómetros- y más sistemas antimisiles Patriot para hacer frente a la ofensiva rusa contra su infraestructura energética. El presidente Zelenski, quien habló por teléfono con Trump en dos ocasiones, reivindicó avances de tres kilómetros cerca de Oríjiv y la recuperación de 180 km² en Donetsk.
La situación muestra una guerra que se expande más allá del frente de batalla, con ataques coordinados contra blancos energéticos que afectan directamente a la población civil y una carrera diplomática donde Ucrania busca capitalizar el reciente éxito de Trump en mediaciones internacionales, mientras Rusia advierte sobre consecuencias impredecibles si se entregan armas de mayor alcance a Kiev. Información extraída del medio El Mundo.