El armado legislativo de Provincias Unidas entró en su etapa decisiva. El sello, que nació en las últimas elecciones bajo el impulso de seis gobernadores, avanza en la Cámara de Diputados con un bloque propio que ya suma unos 16 integrantes y podría superar los 20. Sin embargo, el debut llega atravesado por un conflicto interno: Miguel Pichetto quedó fuera de la conducción y evalúa romper.
La reunión clave se realizó en las oficinas de Encuentro Federal y contó con la presencia de los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe) e Ignacio Torres (Chubut), dos de los principales impulsores del espacio. También participan del armado Martín Llaryora (Córdoba), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz), quienes buscan consolidar un polo provincial que funcione como árbitro parlamentario frente a la tensión entre La Libertad Avanza y Fuerza Patria.
En el encuentro, diputados actuales y electos acordaron avanzar con la conformación del bloque propio, que será oficializado en los próximos días. Se sumarán los ocho diputados que ingresan en diciembre y otros que mantienen mandato, entre ellos el socialista santafesino Esteban Paulón.
La bancada también podría incorporar a los radicales Martín Lousteau y Mariela Coletta, además de “sueltos” como Pablo Juliano, actual jefe del bloque Democracia para Siempre. La Coalición Cívica, con sus dos referentes restantes —Maximiliano Ferraro y Mónica Frade—, escucha ofertas y no descarta integrarse.
La presidencia del futuro bloque abrió la principal grieta. Pullaro impulsa como titular a Gisela Scaglia, su actual vicegobernadora, con dos mandatos previos como diputada y vínculo directo con los mandatarios del espacio. Scaglia sigue vinculada al PRO, lo que suma otro condimento interno: participó de la última reunión del Consejo Nacional del partido.
Esa decisión desató el enojo de Miguel Pichetto, que aspiraba a conducir el bloque y sostiene que la designación de Scaglia desdibuja la identidad del espacio. Junto a Nicolás Massot, amenaza con romper y conformar una bancada propia. Ambos sostienen que Provincias Unidas carece de una posición firme frente al Gobierno y que ellos sí la tienen.
Desde el entorno de Pichetto plantean dudas sobre el rumbo político del nuevo bloque. Señalan que el Gobierno nacional busca sumar apoyos entre los diputados que responden a los gobernadores y temen que el espacio pierda autonomía. A la vez, recuerdan su rol central en motorizar sesiones opositoras durante el año, con una agenda incómoda para Javier Milei.
La discusión se acelera de cara a la sesión preparatoria del 3 de diciembre, cuando jurarán los nuevos diputados, se elegirán autoridades de la Cámara y se definirán las comisiones. Este último punto es decisivo para todos los espacios: significa el primer reparto de poder interno.
Dentro de Provincias Unidas estiman que el bloque tendrá unos 16 integrantes, pero el objetivo es superar los 20. “Los que se quieran sumar pueden, siempre que compartan los principios y objetivos”, afirmó una fuente presente en la reunión.
En paralelo, avanza otro armado provincial impulsado por el gobernador salteño Gustavo Sáenz, que busca reunir a legisladores de Misiones, San Juan y Neuquén. La idea es conformar un conglomerado de espacios provinciales capaz de definir quorum y votaciones clave en una Cámara fragmentada.
Entre los diputados que ingresarán por Provincias Unidas aparecen Juan Schiaretti, Carolina Basualdo y Miguel Siciliano (Córdoba); Gisela Scaglia y Pablo Farías (Santa Fe); María Inés Zigarán (Jujuy); Diógenes González (Corrientes); y Martín Lousteau, por Ciudadanos Unidos, la versión porteña del espacio.
Mantienen mandato Juan Brügge, Carlos Gutiérrez y Alejandra Torres (Córdoba); el santafesino Esteban Paulón; el chubutense Jorge Ávila; y el santacruceño José Luis Garrido, alineado con Claudio Vidal. La incorporación de radicales y liberales provinciales terminará de definir el volumen final de la bancada.




