El gobierno de Rodrigo Paz marca un cambio diplomático al retomar vínculos con Washington y priorizar la defensa de la institucionalidad democrática
El gobierno de Rodrigo Paz inició un giro en la política exterior boliviana, restableciendo el vínculo diplomático con Estados Unidos y tomando distancia del eje conformado por Nicaragua, Cuba y Venezuela, aunque manteniendo espacios de diálogo. La información fue difundida según Radio3.
Nuevo enfoque diplomático
El canciller Fernando Aramayo expresó que la administración actual busca una política exterior basada en la “pragmaticidad”, en contraste con la orientación ideológica que predominó durante las gestiones del Movimiento al Socialismo (MAS). El objetivo, señaló, es priorizar relaciones con países que compartan valores democráticos, sin cerrar canales con aquellos que sostengan modelos diferentes.
Reanudación del vínculo con Estados Unidos
Uno de los movimientos más significativos fue la reapertura del diálogo con Washington, tras casi dos décadas de tensiones diplomáticas. Rodrigo Paz confirmó contactos con el subsecretario de Estado estadounidense Christopher Landau, orientados a normalizar la relación bilateral.
El presidente destacó que Estados Unidos cumple un rol central en el escenario internacional y afirmó que Bolivia está dispuesta a avanzar en un vínculo “constructivo y respetuoso”, siempre que exista reciprocidad institucional.
Señales en el plano regional
La invitación a la dirigente venezolana María Corina Machado, reciente Premio Nobel de la Paz 2025, a la ceremonia de asunción presidencial fue interpretada como una muestra del nuevo posicionamiento. Paz reiteró su apoyo a los procesos democráticos en la región, aunque remarcó que Bolivia continuará sosteniendo el diálogo diplomático.
En paralelo, la relación con Chile también será revisada. Pese a la histórica disputa por la salida al mar, la presencia del presidente Gabriel Boric en la asunción fue vista como un gesto para relanzar la agenda bilateral.
Con este nuevo enfoque, Bolivia busca reposicionarse en el escenario internacional mediante una diplomacia equilibrada, que combine apertura, respeto institucional y construcción de nuevos acuerdos.




