La reforma laboral que avanza en Argentina abrió nuevamente el debate sobre los beneficios sociales no remunerativos.
Entre ellos, resurge con fuerza la idea de reinstalar los tradicionales luncheon tickets, aunque adaptados a los tiempos actuales: una tarjeta comedor electrónica, similar a las que funcionan en distintos países del mundo. Empresas globales ya muestran interés en desembarcar en el país con este sistema, a la espera de que la iniciativa reciba luz verde.
Según informó iProfesional, este mecanismo moderniza la asistencia alimentaria sin impactar en los costos patronales ni en las cargas sociales.
Qué es la tarjeta comedor y cómo funciona
La nueva tarjeta comedor es un instrumento electrónico seguro y trazable que permitiría a los trabajadores acceder a su almuerzo diario sin afectar su salario ni generar cargas adicionales para los empleadores. Funciona como una tarjeta de débito o crédito bancaria, reemplazando a los viejos tickets canasta de los años 90.
Este beneficio no se computa para cálculos previsionales, aguinaldo ni indemnizaciones. En más de 45 países —entre ellos Brasil, Uruguay, México, Francia y Bélgica— es una herramienta ampliamente valorada. Empresas del sector, como Edenred, aseguran que este tipo de soluciones mejora la productividad, la retención de talento y el bienestar general.
Cada transacción queda registrada y solo puede utilizarse en comercios habilitados. No es canjeable por dinero, ni acumulable, lo que garantiza el propósito original: financiar el costo de un almuerzo durante la jornada laboral en un marco de total transparencia.
Cómo se define el beneficio y por qué es más equitativo
Un punto clave es la forma en la que se establece el monto del beneficio. Especialistas del sector sostienen que debe fijarse un monto fijo diario o un tope máximo, y no un porcentaje del salario.
“El almuerzo vale lo mismo para todos. Si el aporte se calcula como porcentaje, los trabajadores con sueldos más altos reciben más que quienes realmente lo necesitan”, explica Bárbara Granatelli, consejera en Asuntos Institucionales de Edenred.
Al mismo tiempo, este sistema incentiva la formalidad en toda la cadena:
- Solo empresas registradas pueden otorgarlo.
- Solo comercios que facturan pueden aceptarlo.
- Cada operación queda documentada y auditable.
Esto protege a las compañías y al Estado, generando un circuito virtuoso de consumo real y actividad económica registrada.
Estándares internacionales y su impacto en la economía
La tarjeta comedor opera bajo estándares equiparables a los del sistema bancario, cumpliendo normas internacionales de protección de datos y auditoría promovidas por organismos como la OCDE.
La transparencia es central: cada pago es digital, trazable y realizado en comercios gastronómicos autorizados. Esto reduce prácticas irregulares y amplía la base contributiva, ya que cada almuerzo se convierte en demanda directa para bares, restaurantes y pequeños proveedores, fortaleciendo el entramado productivo y generando más empleo formal.
Un beneficio que también incluye al trabajo remoto
En un contexto donde las modalidades laborales cambiaron drásticamente, esta herramienta permite incluir a quienes históricamente quedaron fuera: empleados de calle, móviles o remotos. Una Pyme sin comedor interno podría otorgar el mismo estándar de bienestar que una gran empresa.
“Es una herramienta que mejora la vida del trabajador y fortalece la economía formal. No reemplaza el sueldo: lo protege”, detalla Granatelli.
Así, la tarjeta comedor se presenta como una solución integral que combina bienestar, formalidad, competitividad y crecimiento económico en un momento clave para redefinir el futuro del trabajo en Argentina.




