Foto La Tecla Patagonica
La corrupción política es el producto de un largo proceso histórico, un sistema despótico y democrático corroído por las irregularidades, las amenazas, el transfuguismo, las escuchas ilegales, las maniobras mediáticas y los secretos oscuros. El Estado ha sido el lugar desde donde muchas figuras políticas de Chubut se han parado para cometer todo tipo de delitos. El paradigma de que es un espacio desde donde robar, esta instalado fuertemente en el núcleo duro de la estructura gubernamental.
Son muchas las figuras políticas que han vivido por más de tres décadas aferradas a la estructura del Estado, y adhiriendo a su familia a ella. Las noticias de corrupción que vienen siendo fogoneadas desde hace tiempo en las estructuras mediáticas tradicionales, contribuyen a continuar instalando en el imaginario colectivo la idea de que la política es un “Mierda”. Esta maniobra es una táctica muy conveniente, sobre todo para aquellos políticos que han vivido comiendo de esa mierda durante tantos años.
Cuando lo nuevo o diferente se asoma a estas estructuras políticas con prácticas viciadas, genera resistencia de todo tipo. Las manifestaciones del máximo mandatario provincial hacia la figura del Comunicador de ésta página web, su despido sin justa causa del área de trabajo donde se desempeñaba por denunciar el Curro Verde Laboral en la Comarca Andina, el no permitir desarrollar su trabajo de servicios de comunicación a su esposa en la Legislatura en donde le dio ordenes al Vicegobernador Mariano Arcioni de rescindir su contrato, sumado a las maniobras del estado provincial para evitar brindar cobertura médica a su hija con síndrome de down ya fallecida, pone de manifiesto una faceta macabra del dasnevismo.
Sin duda todos estos ataques hacia la persona de Darío Fernández y su familia, están relacionados con la información publicada, por lo tanto, los constantes intentos de desautorizar la veracidad de los datos, tratando de desviar el foco hacia la persona y no sobre las publicaciones, hablan de una actitud asociada a la escuela del sometimiento y la impunidad.
Al parecer, solo la información que es publicada en medios tradicionales que responden a los lineamientos de Don Mario, pueden llegar a ser tomadas por la institución judicial para iniciar una investigación y establecer las maniobras que realizan funcionarios del estado provincial para desviar fondos públicos. La cosa pública, es un bien del pueblo, por lo tanto cualquier ciudadano o poblador puede intervenir y denunciar cuando descubre hechos oscuros.
Las actitudes verborragicas, autoritarias y poco cuidadas de quien es hoy gobernador, solo ponen de manifiesto que tipo de políticas y de políticos se siembran desde lo más alto de la estructura gubernamental.
La cobardía y la fragilidad de un proyecto político que tiene fecha de vencimiento, parece el principal motor que impulsa a Don Mario a utilizar su lugar como gobernador para desautorizar a periodistas o comunicadores que realizan trabajos de investigan y los exponen mediáticamente. El tipo de práctica que promueve el máximo mandatario, atenta contra la libertad de prensa y del libre pensamiento, los recursos económicos que maneja lo ponen en una condición desigual ante cualquier ciudadano de esta provincia que descubre hechos de corrupción y los denuncia.
Atacar a ciudadanos que utilizan dispositivos tecnológicos para denunciar las cosas que no se publican en los medios tradicionales, es una actitud que dice mucho sobre la persona.
El libre albedrio, es un precepto que incluye cambiar de opinión, modificar un estilo de vida y por supuesto elegir un camino. Las constantes contradicciones discursivas del mandatario son grotescas. Tal vez el odio y la cercanía del fin de un proyecto, ventilan lo peor de un ser humano.
Los Magistrados y los Dirigentes se Engrandecen Frente al Pueblo Cuando Reconocen sus Errores, pero esta cualidad no es una característica del “gober”, quien utiliza todo el aparato estatal y la ciberdelincuencia para atacar y desautorizar a los mensajeros. Pero lo cierto es que, su intención de construir alianzas con las viejas figuras de siempre, y atacar a quien descubre y denuncia las maniobras del estado, solo deja en evidencia la fragilidad del proyecto dasnevista y de los cuadros políticos que se encuentran bajo su sombra.
Por Camarlengo