En Uruguay es urgente implementar el etiquetado de alimentos ya que en materia de obesidad y sobrepeso, supera el promedio de América Latina y el Caribe, según se diera a conocer este año en el informe de la OPS y de la FAO. 61,7% de los adultos uruguayos tiene sobrepeso, y 26,7% es obeso.
La asesora en nutrición del Ministerio de Salud Pública, Isabel Bove, evaluó que el cambio de los patrones de consumo explica esta aparición de sobrepeso y obesidad en Uruguay y en la región. “Se dejó de lado la alimentación tradicional, y lo que comemos y cómo lo hacemos cambió mucho. Aparecieron una serie de productos que tienen exceso de grasas, sal y azúcar, que son muy densamente calóricos y tienen poco valor nutricional”, explicó.
Luego de un largo proceso que iniciara en 2016, y con una última consulta a diversos actores, entre ellos la industria alimenticia que presentó sus objeciones, antes de fin de año se estará decretando la regulación de etiquetado en Uruguay para alimentos que contengan exceso de azúcar, sal, grasas y grasas saturadas.
La definición de los límites de azúcar, sal y grasas, fue tomada de patrones internacionales con alta evidencia científica como es el perfil de nutrientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El etiquetado será en formato de rótulo en blanco y negro por recomendación de la OPS, dado que las etiquetas, de por sí, ya tienen mucho color y la leyenda rezará: “Exceso de…”. Se realizará por etapas hasta que todos los alimentos que sobrepasen los niveles recomendados de estos elementos (grasas, azúcares, sodio y grasas saturadas) sean etiquetados.
Los transgénicos también serán etiquetados
El etiquetado para los alimentos con exceso de azúcares, grasas y sodio se sumará a otros sistemas de etiquetado ya vigentes como el etiquetado de transgénicos dispuesto por la Intendencia de Montevideo (IM), que tuvo algunas idas y vueltas.
Durante la gestión de la intendenta Ana Olivera (2010-2015) se dictó un decreto que dispuso la obligatoriedad de etiquetar transgénicos pero en agosto de 2015, la administración encabezada por Daniel Martínez dejó en suspenso la norma para introducir algunos cambios ya que en a primer redacción podía interpretarse que se exigía que 1% del alimento fuera transgénico en forma global, y la intención actual es establecer que ese 1% corresponda a cada ingrediente del alimento. Si al menos 1% de los componentes de cualquier ingrediente del alimento es transgénico, el alimento ya se considera transgénico.
El diseño de la etiqueta en principio se había pautado como un triángulo con fondo amarillo, pero finalmente será un círculo de fondo blanco con una “T” en color negro y debajo la leyenda: “Contiene organismos genéticamente modificados”.
La intención del gobierno capitalino es que estos ajustes se aprueben antes de fin de año.
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