Japón se enfrenta una vez más a críticas internacionales al abandonar la Comisión Ballenera Internacional y así poder retomar de forma indiscriminada y sin control alguno la caza de ballenas.
Japón decidió retirarse de la Comisión Internacional de Caza de Ballenas (IWC, por sus siglas en inglés), dijeron las autoridades niponas a la AFP el jueves, ya que Tokio se prepara para reanudar la actividad comercial de la caza de ballenas el próximo año.
Tal medida provocaría críticas internacionales contra Japón por la conservación de las ballenas y profundizaría la división entre países pro balleneros y, posiblemente, atraiga toda la atención de organizaciones como Sea Shepherd y Greenpeace.
“Estamos considerando todas las opciones”, incluida la posibilidad de retirarse de la IWC, que actualmente tiene 89 miembros, dijo a la AFP el funcionario de la Agencia de Pesca, Yuki Morita. Otro funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores confirmó que “todas las opciones están sobre la mesa, pero aún no se ha decidido nada formal”.
Ambos destacaron que Tokio aún no ha cambiado su política de caza de ballenas, pero Japón amenazó con retirarse de la IWC en septiembre cuando la comisión rechazó su intento de regresar a la caza comercial de ballenas.
Aprovechando los vacíos legales
Citando fuentes gubernamentales anónimas, la agencia local de noticias Kyodo dijo que una decisión formal de retirarse de la IWC llegará a finales de año.
Después de una tensa votación en septiembre en Brasil, la CBI rechazó el intento de Japón de regresar a la caza comercial de ballenas, lo que llevó al viceministro de Pesca, Masaaki Taniai, a decir que Tokio sería “presionado a emprender una reevaluación fundamental de su posición como miembro de la IWC”.
Las naciones contra la caza de ballenas, lideradas por Australia, la Unión Europea y los Estados Unidos, derrotaron la propuesta de Japón en una votación de 41 contra 27.
Después de la votación, el comisionado de la IWC por Japón, Joji Morishita, dijo que las diferencias con las naciones contra la caza de ballenas eran “muy claras” y que Japón ahora planearía sus “próximos pasos”.
La Comisión Ballenera Internacional se estableció en 1946 para conservar y administrar la población mundial de cetáceos y ballenas. Introdujo una moratoria sobre la caza comercial de ballenas en 1986 después de que algunas especies se hubieran pescado casi hasta su extinción.
Japón insiste en que las poblaciones de ballenas se han recuperado lo suficiente como para permitir que se reanude la caza comercial, aunque en realidad nunca han dejado de asesinar a estos gigantes del mar “con fines científicos”, un vacío legal que los deja arponear miles de animales por año.
Islandia, junto con Noruega, desafía abiertamente la prohibición de 1986 de la IWC sobre la caza comercial de ballenas.
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