Un estudio publicado en Scientific Reports ha revelado que la observación y escucha de aves puede mejorar significativamente el bienestar mental.
La investigación, que analizó la respuesta emocional de los participantes ante el canto de los pájaros, encontró que quienes reportaron encuentros con aves experimentaron un notable aumento en su estado de ánimo que perduró durante horas.
Además, una investigación complementaria determinó que escuchar solo seis minutos de cantos de aves a través de auriculares contribuyó a la reducción de niveles de depresión, ansiedad y paranoia. La variedad en los sonidos emitidos por las aves amplificó estos efectos positivos, mientras que el ruido del tráfico produjo el efecto contrario, aumentando el estrés en los participantes.
Estos hallazgos respaldan la idea de que la naturaleza ejerce una influencia directa en la salud mental, especialmente en entornos urbanos, donde la conexión con el medio ambiente suele verse limitada. La biofilia, concepto que defiende la afinidad innata de los seres humanos con la naturaleza, podría explicar por qué la presencia de aves genera sensaciones de calma y bienestar.
La investigación de 2024 profundizó en estos efectos al demostrar que media hora de observación de aves puede ser aún más beneficiosa que escuchar su canto. Además de mejorar el estado de ánimo, esta actividad favorece la relajación y reduce el estrés de manera más efectiva que simplemente caminar por espacios verdes.
La biodiversidad también juega un papel clave en este proceso, ya que un entorno natural diverso se asocia con una mayor sensación de bienestar. Ante estos descubrimientos, la observación de aves podría ser considerada una práctica recomendada para fomentar la salud mental en la sociedad actual.