El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó enérgicamente el golpe militar ejecutado esta semana en Guinea-Bissau y exigió la inmediata restauración del orden constitucional en el país africano.
La toma del poder por parte de las fuerzas armadas interrumpió abruptamente el proceso electoral y derivó en la detención del presidente Umaro Sissoco Embalo.
La Condena Internacional y la Crisis Política
A través de un comunicado emitido por su portavoz Stéphane Dujarric, según informó la agencia DW, Guterres expresó estar «profundamente preocupado» por los eventos. Subrayó que cualquier acción que desconozca la voluntad popular expresada en las elecciones generales del 23 de noviembre «constituye una violación inaceptable de los principios democráticos». El golpe se produjo justo en la víspera de la publicación de los resultados electorales, generando inestabilidad en la nación.
El Nuevo Líder y un País Acostumbrado a la Inestabilidad
La junta militar, autodenominada «Alto Comando Militar para el Restablecimiento de la Seguridad Nacional», consolidó el golpe al nombrar al general Horta N’Tam como nuevo líder del Gobierno de transición. Se estableció que este período de excepción se extenderá por un año. Este evento marca el cuarto golpe de Estado que sufre Guinea-Bissau desde su independencia de Portugal en 1974, reflejando una historia política marcada por la inestabilidad y los intentos de toma del poder por la fuerza.
Un Llamado a la Restauración Democrática
La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos. El llamado de la ONU se enfoca en la «restauración inmediata e incondicional del orden constitucional», un pedido que busca presionar a los líderes militares para que devuelvan el poder a las autoridades civiles legítimamente electas. El caso de Guinea-Bissau se convierte así en otro test para la defensa de la democracia en una región que a menudo enfrenta este tipo de crisis institucionales.




