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El presidente de Chile publicó a través de sus redes sociales una imagen en la «Plaza de la Dignidad», bautizada así durante el estallido social y en medio de la pandemia que tiene 3.737 contagiados y 22 muertos en dicho país.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, se tomó una foto en la tradicional Plaza Italia, rebautizada popularmente durante el estallido social como Plaza de la Dignidad, y generó una ola de críticas en redes sociales, en medio de la crisis sanitaria por el coronavirus, que tiene 3.737 contagiados y 22 muertos en el país.

El hecho sucedió ayer, cerca de las 20, cuando Piñera se bajó del auto que lo llevaba desde el Palacio de La Moneda hacia su casa, en la acaudalada comuna (barrio) de Las Condes, para caminar por la emblemática plaza, epicentro de marchas y movilizaciones, y tomarse una fotografía con el monumento del General Baquedano, que está en el centro de la plaza.

No llevaba el presidente más de 30 segundos en la plaza y rápidamente comenzaron a escucharse cacerolazos en su contra, por lo que subió a su vehículo para retirarse del lugar.

Minutos después y frente a la ola de críticas, fue el mismo presidente, que desde su cuenta de Twitter pidió disculpas por su acción: «Hoy, regresando a mi casa, pasé por Plaza Baquedano, me bajé un par de minutos a saludar a un grupo de carabineros y militares que ayudaban a dirigir el tránsito, me saqué una foto y continué mi camino. Lamento si esta acción pudo malinterpretarse”.

Hoy, regresando a mi casa, pasé por Plaza Baquedano, me bajé un par de minutos a saludar a un grupo de Carabineros y Militares que ayudaban a dirigir el tránsito, me saqué una foto y continué mi camino. Lamento si esta acción pudo malinterpretarse.

A pesar de sus explicaciones, las críticas continuaron e inclusive varios usuarios de redes sociales dudaron de las palabras del presidente, y mostraron el video en el que se ve la acción completa de Piñera, quien no parece saludar a ningún uniformado.

Las críticas al mandatario no tardaron en llegar desde la oposición y uno de los primeros en hacerlo fue el ex candidato presidencial Alejandro Guillier, quien también a través de Twitter dijo: “Presidente Piñera usted que en estos momentos difíciles pide unidad, se dedica a provocar a la gran mayoría de los chilenos que quieren un país más justo al aparecer en la Plaza de la Dignidad”.

El ex canciller del segundo mandato de Michelle Bachelet, Heraldo Muñoz, también usó Twitter para decir: “Increíble! El presidente Piñera se pasea por Plaza Italia/Dignidad mientras el gobierno pide a la gente que se quede en casa. Esta es una provocación e irresponsabilidad, impropia para un jefe de Estado en plena crisis de pandemia, que divide al país en momento en que se requiere unidad”.

El presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, escribió en la misma red social: “La visita de Sebastián Piñera a Plaza de la Dignidad, aprovechando la emergencia sanitaria, es un acto de provocación. ¿Qué pretende el presidente? Parece olvidar su rol de jefe de Estado. Hoy necesitamos más que nunca actuar con un sentido de unidad y responsabilidad”.

Pero las críticas también llegaron desde la extrema derecha, ya que el pinochetista José Antonio Kast expresó: “Inexplicable acción del presidente Piñera en Plaza Italia. Debió haber ejercido su autoridad cuando el estado de derecho era vulnerado, no en medio de la cuarentena. Gobierno avanza un paso, pero retrocede dos”.

Durante los cinco meses que van desde el estallido social de octubre de 2019 hasta el inicio de la cuarentena, todos los viernes Plaza de la Dignidad era el epicentro de las protestas contra el modelo económico de Chile, con reclamos por mejoras en las jubilaciones, la salud, la educación y reformas estructurales en el país.

Esas protestas llevaron a Piñera a cambiar sus políticas de gobierno e inclusive a llamar a un plebiscito, que por la epidemia fue postergado para el 25 de octubre, para que los chilenos elijan si quieren cambiar la Constitución, escrita durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Desde el 18 de marzo, Chile vive un estado de excepción constitucional de catástrofe por 90 días, decretado debido a la crisis sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus, que ya tiene 3.737 contagiados y 22 muertos, señaló Télam.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, adelantó que «las próximas serán duras, muy duras para todos» en relación al avance del coronavirus en su país, y remarcó la necesidad de que, frente a esa situación sean «tiempos de unidad y no de división».

Así lo expresó al realizar un balance sobre la crisis sanitaria que afecta al país por el coronavirus, durante un mensaje transmitido anoche en cadena nacional, en el que calificó a la pandemia como «la peor catástrofe sanitaria de los últimos 100 años” y afirmó que la vida de los chilenos ha cambiado “profundamente”.

«Son tiempos de unidad y no de división», enfatizó el mandatario, quien anunció la decisión de que «todos los adultos mayores de 80 años deberán permanecer en sus casas donde tendrán los cuidados que necesitan».

«Protegeremos siempre la salud y la vida de todos los chilenos, pero muy especialmente la de los más vulnerables”, afirmó Piñera en su mensaje.

También, remarcó que asegurarán a los chilenos alimentos, medicinas, electricidad y agua, así como también que “debemos trabajar para proteger los empleos, para proteger las pymes”.

El mandatario chileno aseguró que su gobierno viene trabajando “a partir de los primeros días de enero” y elaboró un “Plan de Acción” contra el coronavirus.

Agregó que este plan “se ha basado en los conocimientos científicos, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y los expertos chilenos, las experiencias de otros países y, sin duda, en nuestra propia realidad”.

A pesar de este plan, Chile registra 632 casos confirmados y este sábado falleció la primera persona producto de esta enfermedad en el país.

“Durante estas semanas han surgido muchas voces, muchas recomendaciones, e incluso algunos ultimátum. Habría sido fácil, pero también muy perjudicial para la salud de los chilenos, acoger todas esas propuestas”, afirmó en referencia a la solicitud de un grupo de 52 alcaldes, que le pidieron decretar cuarentena total.

En tanto, al cerrar su mensaje, Piñera agradeció “el espíritu de unidad y colaboración que mostraron distintos actores de la esa social (gremios sociales) que se reunieron en La Moneda, y también la actitud y colaboración que millones y millones de chilenos a lo largo y ancho de nuestro país han prestado”.

Chile vivió anoche su primer toque de queda nocturno, luego de que el gobierno decretara la semana pasada el estado de excepción constitucional de catástrofe por 90 días ante la emergencia por el coronavirus, lo que permite la restricción de reuniones, garantizar la distribución de servicio y asegurar la reserva de alimentos, y ordenó el cierre de todos los centros comerciales.

Además, los partidos políticos acordaron esta semana posponer hasta octubre el plebiscito sobre si es necesario elaborar una nueva Constitución, uno de los reclamos surgidos del estallido social vivido en ese país el año pasado, informó Télam.

Lo dijo el ministro de Hacienda, Ignacio Briones. El presidente Sebastián Piñera declaró el estado de excepción constitucional por 90 días.

El ministro de Hacienda de Chile, Ignacio Briones, advirtió este viernes que retomar la «actividad cotidiana» en el país demorará entre tres y cinco meses debido al impacto del coronavirus​.

«Respecto a la crisis sanitaria propiamente tal como sabemos o confiamos que esto debiera ser transitorio, debieran ser meses y en consecuencia si son meses, luego de esos meses la actividad cotidiana va a empezar a ir retomando. Esto podría ser tres, cuatro o cinco meses», ha asegurado Briones en declaraciones a ‘Radio Infinita’.

Así, respecto a la duración de la crisis económica, Briones también destacó que dependerá de que los efectos transitorios no se transformen en «efectos permanentes» que a su vez se traduzcan en una quiebra «masiva» de empresas.

El titular de Hacienda comparó esta situación con la de un «período de hibernación». «Esto es como cuando uno entrara en un período de hibernación y cuando se despierta está todavía como medio adormecido y se levanta de a poco y la economía empieza a repartir de a poco», precisó.

Briones aseguró que la enfermedad tiene sus propias consecuencias en la actividad económica, ya que existen restricciones en la forma de trabajar de las personas, empresas, servicios, comercios y pymes.

En cuanto a las posibles soluciones a la crisis económica, el ministro de Hacienda de Chile apuntó al crédito para inyectar liquidez en los países y la operativa del mercado financiero.

«Ahí están todas las acciones de todas las autoridades en el mundo, incluyendo a nosotros, porque entendemos que problemas en esas dos dimensiones pueden tener efectos bastante permanentes, incluso cuando la pandemia haya pasado», ha concluido Briones.

Chile se encuentra en estado de excepción constitucional por 90 días por disposición del presidente Sebastián Piñera.

Hasta el momento son más de 400 los caos confirmados en el país trasandino, después de haber sumado cien en las últimas 24 horas, indicó El Clarin.

La reforma contempla un aumento en el aporte de los empleadores del 10 al 16 %.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, le pidió a los diputados que antes del receso legislativo (febrero) aprueben la reforma de pensiones que envió al Congreso la semana pasada.

«Qué mejor regalo a los pensionados chilenos, señores y señoras diputados, que antes que se vayan de vacaciones aprobar esta ley que le mejora las pensiones a un millón de personas”, dijo el mandatario en un acto en donde anunció la inyección de 475 millones de dólares en vivienda e infraestructura urbana.

La reforma de las pensiones, que contempla un aumento en el aporte de los empleadores del 10 a 16%, fue presentado la semana pasada, pero hoy el gobierno ingresó nuevas indicaciones, para su discusión inmediata, que fueron incorporadas luego de conversaciones con la oposición.

“Hemos conversado con la oposición, de hecho, hemos tenido múltiples reuniones y hemos escuchado con atención y hemos incorporado muchas de sus propuestas”, remarcó el mandatario.

Sobre el destino del nuevo aporte del 6%, el mandatario dijo “hemos optado por una solución salomónica, la mitad a la cuenta individual (…) y la otra mitad a un fondo solidario y colectivo para mejorar las pensiones de los sectores más vulnerables”, ya que hay sectores que buscan que ese excedente vaya íntegramente al Pilar Solidario, pero también según una encuesta publicada hoy el 51% de los chilenos cree que debe ir a la cuenta personal de cada trabajador.

El jefe de Estado cerró su intervención diciendo que espera en enero sea aprobado en Diputados y “que en el mes de marzo lo apruebe el Senado” para que “a partir del 1 de abril aproximadamente 500.000 hombres y 350.000 mujeres, puedan recibir este merecido beneficio de una pensión que tiene un incremento muy significativo”.

Paralelamente, se espera que la oposición presente hoy una propuesta de reforma previsional.

El aumento de las jubilaciones es uno de los reclamos ciudadanos más escuchados en las masivas marchas y movilizaciones desde el estallido social del pasado 18 de octubre, que puso en jaque al gobierno, que ha tenido que implementar numerosos cambios en su política de gobierno, inclusive llamando a un plebiscito, agendado para el domingo 26 de abril, que permitirá a los chilenos decidir si quieren o no cambiar la Constitución creada en 1980, durante la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet (1973-1990), informó Télam.

El presidente de Chile, el conservador Sebastián Piñera, cierra el año con una desaprobación del 80% y apenas un 11% de aprobación, según una encuesta difundida hoy, en medio del mayor estallido social en el país desde el fin de la última dictadura.

Entre los ministros del gabinete, los jefes de las carteras de Salud, Jaime Mañalich, Educación, Marcela Cubillos; y Transporte, Gloria Hutt, fueron los de mayor desaprobación, con 13, 19 y 20 % respectivamente, según el sondeo.

En el otro extremo, los mejor evaluados fueron la vocera de Gobierno, Karla Rubilar, que obtuvo un 39% de aprobación y el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, con un 38%, ambos nombrados en el cambio de gabinete post estallido social.

En la encuesta, elaborada por la consultora Cadem Plaza Pública, también se consultó sobre la situación económica, y el 75% dijo que el país va por mal camino y un 92% que la economía chilena está estancada o retrocediendo.

El estudio fue realizado 10 semanas después del estallido del 18 de octubre, la mayor movilización social desde la vuelta de la democracia en 1990, que derivó en decenas de masivas marchas, miles de detenidos y 24 muertos.

Según el sondeo, realizado telefónicamente a 711 personas, un 64% está de acuerdo con que continúen las movilizaciones y las marchas, mientras que un 33% en desacuerdo.

Desde el comienzo de las marchas, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) ha presentado 588 querellas contra carabineros y militares por el uso indebido de la fuerza.

Organismos y organizaciones internacionales como la ONU, Human Rights Watch (HWR) y Amnistía Internacional han acusado a las fuerzas de seguridad, especialmente a la policía, de graves violaciones a los derechos humanos en Chile.

Las manifestaciones sociales llevaron a Piñera no solamente a cambiar parte de su gabinete, sino a modificar radicalmente su plan de gobierno.

Incluso, el mandatario ha llamado a un plebiscito para que los chilenos elijan si quieren o no una nueva Constitución, ya que la que actualmente rige es la creada durante la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet en 1980, y que Piñera no quería cambia, informó Télam.

A más de dos meses del inicio de las protestas en Chile, que suman 29 muertos, el presidente Sebastián Piñera afirmó que «lo peor de esta crisis ya pasó» y que tiene la esperanza de que el próximo año será mejor que éste.

En una entrevista este domingo con el diario La Tercera, al cierre de una semana en que se sumó una nueva víctima fatal a las protestas sociales, el mandatario derechista afirmó que está «convencido de que el año 2020 va a ser mucho mejor 2019» y que «lo peor de esta crisis ya pasó». Esta semana también fue convocado oficialmente un plebiscito para el 26 de abril.

«Ahora tenemos que hacernos cargo de aprender de las lecciones para construir un país mejor entre todos», agregó Piñera, que se encamina a cumplir en marzo su segundo año de gobierno con una popularidad en mínimos históricos de 11%.

Según Piñera, su afirmación se basa «en la profunda fe y confianza en el pueblo chileno», y en las mejores cifras que muestra la economía mundial tras el acuerdo alcanzado entre China y Estados Unidos, y que para Chile ha significado el incremento en el precio internacional del cobre, del cual es su primer productor mundial.

«La economía internacional ha dado signos de recuperación. Hay señales promisorias», dijo Piñera.

Las protestas sociales estallaron el 18 de octubre tras el alza de las tarifas del metro de Santiago que después derivaron en un extendido reclamo en favor de reformas sociales en uno de los países más desiguales de la región, con masivas protestas callejeras, ataques incendiarios y saqueos al comercio.

Piñera cambió su gabinete diez días después del inicio de las protestas y le dio un giro a su programa de gobierno. Esta semana, después de un extenso acuerdo político convocó para el 26 de abril a un plebiscito para decidir si se cambia o no la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Piñera también anunció un aumento en un 50% de las pensiones más bajas y un subsidio para incrementar el salario mínimo, además de un bono de casi 110 dólares para familias de bajos recursos para hacer frente a la crisis.

Y aunque bajó la cantidad de asistentes, las manifestaciones no cesan. El viernes, una persona murió al caer a un foso tras arrancar de la policía y se incendió un tradicional cine de Santiago, informó Clarín.

Se celebrará el 26 de abril. Los chilenos decidirán entonces si quieren una nueva Constitución.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, convocó este viernes a través de un decreto supremo a participar el 26 de abril de un plebiscito considerado histórico para decidir si se cambia la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, uno de los reclamos del movimiento social.

«Quiero convocar con mucha alegría y entusiasmo a todos nuestros compatriotas a participar del plebiscito que tendremos el 26 de abril del 2020», anunció el mandatario derechista, quien asumió el poder en marzo de 2018 con una postura contraria al cambio de la Constitución que había contemplado el gobierno de su predecesora, la socialista Michelle Bachelet (2014-2018).

Piñera promulgó el lunes la ley que permite convocar un plebiscito para decidir si se cambia la Constitución heredada de la dictadura (1973-1990), tras un histórico acuerdo político en respuesta a la crisis social que estalló el 18 de octubre y que se salda con 26 muertos y múltiples denuncias de violaciones a los derechos humanos.

En la consulta, los chilenos deberán responder dos preguntas: si quieren o no una nueva Constitución, y qué tipo de órgano debería redactar esa nueva Carta Magna.

Una alternativa es «una convención constitucional íntegramente compuesta por constituyentes elegidos», detalló este viernes Piñera. Otra es «una convención constitucional mixta en que habrá una mitad elegida directamente y la otra mitad elegida por el Congreso».

Además de las labores de catastro de viviendas afectadas y entrega de bonos, el presidente de Chile anticipó subsidios para nuevas casas.

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, afirmó que el gobierno continúa con las labores de catastro de viviendas afectadas y entrega de bonos, y anunció el otorgamiento de subsidios para nuevas casas como parte de un plan de recuperación para Valparaíso, luego de verse afectada por un mega incendio en los cerros Roucant y San Roque donde hay más de 1.000 personas afectadas y 245 casas destruidas.

El jefe de Estado también adelantó -en un encuentro del Comité de Emergencia por los incendios en Valparaíso- los planes para ayudar a las familias afectadas por el incendio y resaltó que no van «a dejar solas a las familias afectadas. Hemos trabajado intensamente en un plan que las ayude a recuperar la normalidad de sus vidas”.

Piñera adelantó, en conferencia de prensa, que construirán nuevas viviendas en la zona en los primeros meses de 2020, y agregó que “no podemos seguir construyendo viviendas en zonas de alto riesgo porque ponemos en riesgo la vida de familias chilenas”.

Esta emergencia afectó alrededor de 130 hectáreas y todavía trabaja un grupo de 800 funcionarios del cuerpo de Bomberos de Chile, según datos de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), para apagar totalmente el incendio.

Para finalizar, el presidente chileno comentó que a petición de su esposa, Cecilia Morel, coordinará una cena de Navidad con las 245 familias afectadas por el incendio, informó Télam.

Propuso reformas sobre la actual. Las marchas callejeras demandan una nueva Carta Magna.

Eran cerca de 400 las personas que se enfrentaban con Carabineros por calle Vicuña Mackenna la tarde del viernes en Santiago. Justo detrás de ellos, y como telón de fondo en Plaza Italia, 300.000 manifestantes protestaban pacíficamente entre manifestaciones culturales y pancartas. Una universidad ardió en llamas, la residencia del embajador argentino fue apedreada y una Iglesia saqueada. Ni la movilización social ni la violencia dan tregua en Chile.

Desde el miércoles el nuevo foco de violencia fue la emblemática comuna de Providencia, una comuna de altos ingresos donde la imagen de barricadas en sus esquinas y saqueos a sus tiendas sólo habría tenido cabida en una novela de ficción.

Si la estrategia de seguridad no da resultado, la política tampoco avanza al ritmo que espera el movimiento pacífico de la protesta. Ayer por la mañana, en entrevista del diario El Mercurio de Chile, el presidente Sebastián Piñera manifestó que ya se encuentra trabajando junto a su equipo “en reformas constitucionales”, descartando la idea de una nueva Constitución por, en cambio, un proceso ciudadano. “La intención que tengo como Presidente es poder discutirlo y enviar al Congreso, que es el lugar donde se tienen que discutir los cambios constitucionales”, declaró.

El panorama no es tan simple, pues en su propia coalición la estrategia parece ser distinta. El viernes, el diario La Segunda publico una entrevista a Mario Desbordes, presidente del partido del mandatario, quien remarcó que esta a favor de una nueva Constitución y de la posibilidad de convocar a un Congreso Constituyente, una fórmula distinta a la que plantean algunos sectores de izquierda. Pero que es un lema de las movilizaciones en relación a modificar la Carta Magna heredada de la dictadura.

Evolución Política, otro partido dentro del gobierno, acordó en su comisión política, también, impulsar una nueva Constitución como ya lo hiciesen el año 2017, cuando fueron el único grupo de derecha que participó en el proceso constituyente de Bachelet.

Si el escenario con su coalición es complejo, se suma el acuerdo transversal de todos los alcaldes de Chile, donde el oficialismo es mayoría en número de vecinos gobernados en total, los que realizarán una consulta nacional para preguntar a la ciudadanía si desea una nueva Constitución. Una especie de plebiscito en menor escala, una propuesta solicitada hace varios días por los manifestantes y a la que Piñera no respondió.

Hasta ahora la respuesta del gobierno ha sido limitada. Piñera anunció una agenda de seguridad que, entre otras cosas, aumenta las penas a barricadas, saqueos y tipifica como delito el usar capucha en las protestas. Adicionalmente, y a modo de mea culpa, anunció la modernización de la inteligencia nacional por su incapacidad de anticiparse a los actos más importantes. ¿Por qué? Porque según revelan fuentes en el Palacio de Gobierno a Clarín, existe la convicción que hubo y sigue habiendo organización detrás de ciertos disturbios. Algunos ligados al anarquismo, otros al narcotráfico y otros a las barras bravas del fútbol.

Tras los anuncios del presidente el jueves, la calle se hizo sentir. “Habló 20 minutos en la televisión de violencia, no dijo una sola palabra de los problemas que tenemos, hay que seguir protestando”, explicó a Clarín, Helena Romero, una vecina que salía con su cacerola hacia el Parque Inés de Suárez en Providencia. La actitud del mandatario también fue refrendada por la oposición: “El Presidente Piñera apuesta por polarizar la situación. Ese no es el camino”, le señaló Vlado Mirocevic, diputado del Partido Liberal en sus redes sociales. “Lamento que siga escuchando a los nostálgicos de la dictadura”, agregó el Senador socialista Alfonso de Urresti.

En efecto, lejos de calmar la situación, el ambiente se polarizó. Según cifras entregadas por el ministerio del Interior, los civiles lesionados el viernes aumentaron de 33 a 40 y los policías de 58 a 80. La calle volvió a reunir más de 200.000 personas, como no lo hacía hace una semana y la imagen de Plaza Italia repleta recorrió el mundo nuevamente.

“Es un círculo vicioso. Mire, el presidente habla de seguridad porque la cosa está desbandada, pero como no habla de los problemas de fondo y parece disco rayado con los criminales, esto se le desbanda y más y más rabia hay”, comenta Juan Arroyo, de 52 años mientras veía pasar una columna de manifestantes por frente a su negocio en Los Domínicos, en Las Condes.

Sin salida política la movilización ciudadana continuará y con ello se seguirá dando el contexto preciso para que un grupo minoritario realice desmanes en ciudades de Chile montados en la protesta popular. Por otra parte, sin un control claro del orden público la solución política parece ser más lejana. Una relación de causalidad que explica 22 días de constantes actos de violencia que empañan el masivo despertar ciudadano que vive el país, informó Clarín.