La cuarentena por el coronavirus trajo «beneficios colaterales» en distintos países: bajó la cantidad de accidentes de tránsito por el corte en la circulación y mejoró la calidad del aire por la interrupción de la actividad industrial. La disminución en la contaminación ambiental influirá en un índice alarmante: cerca de siete millones de personas mueren al año por la impureza del aire, según los registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El smog en países altamente industrializados como China, el humo de las fábricas de Italia, Estados Unidos, y la actividad en la Argentina bajaron al punto de provocar una mejora considerable en el aire de las grandes urbes, se destacó.
Y en cuanto al efecto positivo de las calles vacías, el ministro de Salud argentino, Ginés González García, destacó ayer que con la menor cantidad de víctimas graves por accidentes de tránsito hay más «camas críticas», de terapia intensiva, para recibir a infectados de coronavirus.
Las partículas contaminantes que respiramos a diario disminuyeron en un 50 por ciento, según un informe realizado por la Secretaría de Ambiente porteña.
“Es muy probable que la disminución de los contaminantes del aire por este parate vaya a ser más beneficiosa para la salud que la cuarentena en sí misma”, explica a Con Bienestar Timoteo Marchini, bioquímico e investigador asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
En esa línea, Marchini, también profesor de la UBA, considera que “se van a salvar más personas por respirar aire de mejor calidad que por el distanciamiento social en sí».
Impacto de la contaminación
“De las siete millones de personas que mueren al año por las toxinas del aire, aproximadamente dos millones ocurren solamente en China y en el este de Asia. Y si se comparan las cifras de las personas que fallecen por COVID-19 con las que mueren por la exposición a la contaminación ambiental, la gravedad de uno y otro problema queda a la vista”, señala Marchini, quien tiene un máster en Ciencias Biomédicas y un doctorado en Toxicología Ambiental.
Para el especialista, ésta es una oportunidad para reflexionar: “Se puede hacer algo al respecto, pensar en los beneficios de atenuar la polución. Si bien la situación del coronavirus es muy extrema hoy, mejorar la calidad del aire en el futuro va a ser mucho más beneficioso que frenar este virus”.
Contaminantes del aire y efectos en la salud
Se dividen en dos grandes grupos: gases y material particulado, partículas finas, que no vemos y que son más perjudiciales para la salud. Se asocian con efectos a nivel cardiovascular: accidentes cerebrovasculares e infartos, principales causas de muerte de la exposición a la contaminación ambiental.
Todavía no hay datos frescos de los cambios en estos niveles en relación al aislamiento social que pusieron en marcha los países, porque una vez que disminuyen las emisiones tóxicas quedan un tiempo circulando en la atmósfera. Pero según Marchini “es muy probable que, en unos meses o años, aparezcan reportes que muestren las mejoras que se dieron en este contexto y quizás esa sea la evidencia científica que finalmente promueva las políticas públicas y los comportamientos individuales que necesitamos para frenar este tema de la contaminación y todas las enfermedades asociadas”.
Los gases se contaminan por óxidos de nitrógeno. Estos óxidos, entre ellos el dióxido de nitrógeno (NO2), se producen a través de distintas acciones cotidianas del hombre relacionadas con actividades industriales y del transporte.
Los contaminantes gaseosos más comunes se asocian principalmente a enfermedades respiratorias, inclusive a una mayor susceptibilidad a infecciones, como se observó para el SARS en 2002. Una vez que se inhala este tipo de contaminantes, se produce un daño en el pulmón que dificulta la capacidad de respirar.