El IPC de agosto fue superior al pronosticado por las consultoras: 7%. En lo que va del año, la inflación ya es del 56,4%; y la interanual, 78,5%, sólo comparable con las tasas de la salida de la híper.
En agosto, “bajó” la inflación. Así, entre comillas, porque si bien se produjo una mínima desaceleración respecto del récord de julio, el 7% del mes pasado no sólo se ubica en el segundo lugar del año, sino que también es la tercera suba de precios mensual más alta en dos décadas.
Además, el dato interanual sigue aumentando sin freno (78,5%) y la inflación núcleo (la más difícil de bajar) está por las nubes (78,4%). Para peor, todos los indicadores apuntan a que no se producirá una baja brusca en los próximos meses.
A esta altura, en el Gobierno de Alberto Fernández ya le apuntan al objetivo de mínima: que la inflación anual en diciembre no supere la barrera psicológica de los tres dígitos.
El antecedente del 100% de inflación en un año de elecciones sería una catástrofe para las posibilidades de la alianza gobernante, cualquiera que sea el candidato.
El panorama actual no es nada alentador. El relevamiento de expectativas de mercado (REM) que elabora el Banco Central con base en la opinión de las principales consultoras económicas y bancos locales dice que si la inflación se mantiene arriba del 6% mensual en el último cuatrimestre, los precios minoristas llegarán a diciembre con una tasa anual muy por arriba del 90%.
Con los datos hasta agosto en la mano, si la inflación anota 7% en todos los meses que quedan hasta a fin de año, la suba interanual será del 95,8%.
Inercia inflacionaria
La estimación de Aurum Valores tampoco es una buena señal si la idea es no duplicar los precios promedio en 2022. Según el agente de liquidación y compensación, “la inflación promedio de seis meses ya corre casi al 110% anualizado, máximos desde los resabios que quedaron de la hiperinflación de 1990″.
Los primeros datos de septiembre tampoco son positivos para el Gobierno nacional en materia de aumentos de precios.
Según la consultora EcoGo, que mide semanalmente el IPC, la inflación de septiembre se ubicaría en 6,3%, con un 6,6% para alimentos.
El Centro de Almaceneros de Córdoba, en tanto, también proyecta más del 6% para este mes. “Calculamos un 6,7%, con los precios principalmente impulsados por los nuevos aumentos de tarifas, indumentaria y alimentos”, dice Vanesa Ruiz, gerenta de la entidad.
Acelerando
Además de los problemas internos en el Gobierno que minaron la confianza y volvieron a impulsar las expectativas inflacionarias, la aceleración de los precios de julio y agosto se vio potenciada por el nuevo ritmo de la devaluación del dólar oficial.
En 10 meses, el ritmo de incremento de la moneda estadounidense se multiplicó por seis: de un piso del 0,9% en los 31 días del mes de octubre del año pasado, se pasó a una depreciación del 5,7% en agosto último.
Además, se espera que en septiembre Massa le suelte más la soga al dólar. Las proyecciones del director de Research For Traders, Gustavo Neffa, dicen que la devaluación de septiembre sería del 6,8%, la primera vez en mucho tiempo que el aumento del tipo de cambios oficial podría superar a la inflación.
ALIMENTOS Y SALUD
Para el economista Franco Jular, “desde septiembre, el Gobierno comenzó a correr una carrera que tiene correlato político: evitar que la inflación de 2022 llegue al 100%”, en un contexto de “incrementos de alimentos y bebidas que van a continuar viajando por encima del promedio mensual”.
En este sentido, entre enero y agosto, los alimentos aumentaron 58,8%, 2,4 puntos porcentuales más que el nivel general en el mismo lapso (56,4%). Y en los últimos 12 meses, la “comida” ya subió 80%.
Los datos publicados ayer por el Indec dicen que el mes pasado las divisiones con mayor incremento fueron Prendas de vestir y calzado (9,9%), Bienes y servicios varios (8,7%) y Equipamiento y mantenimiento del hogar (8,4%). En esta última impactó el aumento los trabajadores de casas particulares.
Durante agosto, también se destacó la suba de la cuota de la medicina prepaga, que incidió en la división Salud (5,7%).
Proyectando hacia el último tramo del año, y de cara a lo que pueda pasar en 2023, “el Gobierno trabajará para mostrar un Presupuesto con los recortes necesarios para cumplir con las metas de déficit fiscal”, dice Jular.
Pero, por otro lado, el economista entiende que “codificar el año en términos electorales invitaría a pensar en un Gobierno haciendo poco esfuerzo por controlar lo monetario y buscando estimular el consumo con transferencias y aumento de paritarias con resultados finales inciertos”.
En los almacenes, Ruiz ve un leve cambio en la frecuencia de los aumentos que llegan en septiembre desde los distribuidores. “Como en agosto, y a diferencia de julio, este mes las actualizaciones de precios ya no son sorpresivas y cada 72 horas, sino más espaciadas”, dice.
La entrada de dólares a partir del tipo de cambio especial determinado para la soja tiene un daño colateral. “Lo que se pinta como alivio por el ingreso del dólar soja es, en el fondo, una enorme expansión monetaria de 60 pesos por dólar, esto es, la diferencia entre los 200 pesos que le entregan al productor exportador y el valor del dólar mayorista al cual le entregan a los importadores, que oscila en los 140 pesos”, explica Jular.
Y agrega: “Con 2.500 millones de ‘dólares soja’, el BCRA emitirá 150 mil millones de pesos que presionan sobre la inflación del peso. No son los dólares que faltan sino los pesos que sobran”.