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Nicolás Maduro

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El opositor Juan Guaidó pidió el apoyo de los ciudadanos, las Fuerzas Armadas y la comunidad internacional para convocar a elecciones libres

El presidente de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora desde 2015, fue el orador principal de «un cabildo abierto» en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Caracas. Allí, declaró que la Cámara se apegará a la constitución venezolana y, en este sentido, asumirá «las competencias de la encargaduría de una Presidencia de la República», no sin advertir que el mero decreto no será suficiente para sacar del poder a Maduro, que juró ayer como jefe de Estado hasta 2025.

«Asumimos entonces la convocatoria a las Fuerzas Armadas, a la comunidad internacional al ejercicio de los artículos de nuestra constitución 333, 350 y 233 para ejercer mandato», agregó el opositor.

El discurso de Guaidó tuvo reiterados llamamientos a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para que respalde las acciones de la Cámara, un órgano declarado en desacato por el Supremo en 2016, pocas semanas después de que la oposición ganara la mayoría de los escaños.

«A esa familia militar que quiere cambio, que quiere lo mismo que nosotros, le hacemos un nuevo llamado, aquí está la legítima Asamblea Nacional que claro que asume su responsabilidad y la va a asumir», dijo a la institución castrense que ayer juró lealtad a Maduro dos horas después de su toma de posesión.

Además, Guaidó convocó «a todo el pueblo a la calle» a participar el 23 de enero -fecha en la que se conmemora la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez- «a una gran movilización en todos los rincones de Venezuela».

Indicó que esta no será la única protesta callejera pues prevén acompañar las manifestaciones que desde hace varios meses encabezan empleados públicos de casi todos los gremios para denunciar el deterioro de su calidad vida debido a la severa crisis económica por la que culpa al Gobierno chavista.

El parlamentario, reiteró que el Legislativo seguirá trabajando para el «cese la usurpación, un gobierno de transición y elecciones libres».

Maduro obtuvo la reelección en mayo pasado, en unos comicios que la oposición y numerosos países de América y Europa señalan como fraudulentos, entre otras razones por la imposibilidad de competir que tuvieron los principales líderes del antichavismo.

Infobae

 

Los usuarios de la red del pajarito le recriminaron su «ilegitimidad» en función de haber llegado al poder con promesas de campaña que nunca cumplió.

Las críticas de los usuarios de Twitter tras la avanzada de Macri contra Maduro

El presidente Mauricio Macri afirmó hoy que “Venezuela vive bajo una dictadura” y calificó al reelecto presidente de ese país, Nicolás Maduro, como “un victimario que se victimiza”, al reafirmar el desconocimiento de Argentina hacia el gobierno de Caracas porque “carece de la autoridad de las urnas y de credibilidad internacional”.

“El victimario que se victimiza. Nicolás Maduro hoy intenta burlarse de la democracia. Los venezolanos lo saben, el mundo lo sabe. Venezuela vive bajo una dictadura”, remarcó Macri en un mensaje que escribió en su cuenta oficial de la red social Twitter.

Sin embargo, las respuestas al mensaje presidencial no habrían sido las esperadas. Cientos de usuarios salieron a pegarle al presidente al considerar que, mas allá de la situación difícil que atraviesa Venezuela, “por casa las cosas no andan mucho mejor.

Entre las cientos de respuestas que recibió el mandatario argentino, los usuarios de la red del pajarito le recriminaron su “ilegitimidad” en función de haber llegado al poder con promesas de campaña que nunca cumplió.

El presidente argentino sostuvo que en la nación caribeña existe “un poder que no es auténtico, aunque trata de escabullirse en la victimización”.

“Maduro se presenta como el presidente perseguido. Pero él no es la víctima, Maduro es el victimario”, subrayó Macri en otro mensaje, al tiempo que propuso el hashtag #NoTeReconocemos.

En ese sentido, el jefe de Estado remarcó que “no importa cuántos trucos intente para perpetuarse en el poder, su investidura (la de Maduro) como Presidente ahora carece de la autoridad de las urnas y también de credibilidad internacional”.

Hoy, Maduro inició en Caracas un nuevo mandato como presidente que fue desconocido por los países que integran el grupo de Lima; la Organización de Estados Americanos (OEA) y otras instancias internacionales.

Portal de Noticias

El presidente venezolano inicia un segundo mandato rechazado por las principales instancias internacionales

Seis años más. Nicolás Maduro asumió formalmente este jueves el cargo de presidente de Venezuela hasta 2025. La toma de posesión ante el Tribunal Supremo se convirtió en un mensaje al mundo para tratar de rebatir el amplísimo rechazo internacional a su gestión. El mandatario defendió la legitimidad de su segundo mandato en un país postrado por una catástrofe económica y la deriva del chavismo. Lo hizo desafiando a Estados Unidos, la Unión Europea y la mayoría de los Gobiernos de la región, que no reconocen la validez de las últimas elecciones presidenciales, y aferrándose al apoyo de China, Rusia, Turquía, en busca del de México.

“El mundo es más grande que el imperio estadounidense y sus satélites. Aquí está presente ese mundo”, afirmó Maduro al dirigirse a las cerca de 50 delegaciones internacionales que viajaron a Caracas para asistir al acto. Le escuchaban, entre otros, el vicepresidente de Turquía, Fuat Oktay; el ministro chino de Agricultura, Han Changfu y el vicepresidente de la Cámara alta rusa, Ilyas Umakhanov. Al respaldo político y comercial de esos países se suma la cercanía ideológica de cuatro mandatarios latinoamericanos que ayer aplaudieron su discurso: el boliviano Evo Morales, el cubano Miguel Díaz-Canel, el salvadoreño Salvador Sánchez Cerén y Daniel Ortega, responsable de la deriva autoritaria de Nicaragua.

Maduro inauguró el nuevo período sin la presencia de ninguna representación de Estados Unidos, de la Unión Europea y de los países vecinos. Sin embargo, quiso exhibir el apoyo de Andrés Manuel López Obrador y hasta lanzó un “que viva México” para agradecer que hace una semana rechazara las sanciones anunciadas po el llamado Grupo de Lima, una alianza regional formada entre otros por Colombia, Argentina, Canadá, Chile o Perú. El presidente venezolano, cuya presencia en la toma de posesión de López Obrador hace un mes estuvo envuelta en polémica, quiso hacer ese guiño pese a que el Gobierno mexicano solo enviara al acto al encargado de negocios de la embajada.

Trataba, en definitiva, de demostrar que no está solo. “Ya ha surgido un nuevo mundo que se niega a someterse a los dictados imperiales y hegemónicos de una sola nación y sus países satélites. El pueblo ha decidido ser libre, independiente, antiimperialista al costo que sea”, enfatizó. Este mensaje etuvo acompañado de las acusaciones habituales revestidas de la retórica del enemigo exterior. “En Europa nos ven con buenos ojos los pueblos, los movimientos sociales, los chalecos amarillos”, dijo al hablar de una supuesta “ola de inversionistas europeos”. Pero agregó una amenaza: “Respeta a Venezuela, Unión Europea, o la historia te lo cobrará más temprano que tarde, vieja oligarquía europea”. Maduro volvió a poner en la lista de enemigos a la Administración de Donald Trump, al nuevo presidente brasileño, el ultraconservador Jair Bolsonaro, y a Iván Duque, mandatario de Colombia. En el país vecino se han instalado más de un millón de venezolanos de los tres que, según Naciones Unidas, han iniciado un éxodo sin precedentes en América Latina.

Mientras el mandatario venezolano hablaba, la Organización de los Estados Americanos (OEA), decidió, con 19 votos a favor, 6 en contra y 8 abstenciones, “no reconocer la legitimidad del período del régimen de Nicolás Maduro a partir del 10 de enero de 2019”. “El pueblo de Venezuela no está solo, seguimos trabajando para recuperar la democracia, los derechos y libertades de todos”, señaló el secretario general del organismo, Luis Almagro. Las principales instancias internacionales emitieron pronunciamientos parecidos, empezando por Estados Unidos.

No obstante, en medio de los ataques, el mandatario venezolano también pidió “la comprensión de la comunidad internacional” y ofreció su versión de lo ocurrido a partir de 2017, cuando la crisis institucional llegó a un punto insostenible con la anulación de la Asamblea Nacional de mayoría opositora y la convocatoria de una Constituyente en la que no tienen representación las voces críticas con el oficialismo. Esa fue precisamente la razón por la que la investidura se celebró ante el Tribunal Supremo en lugar que en la Asamblea Nacional como establece la Constitución. Porque el Parlamento fue declarado en desacato y es inexistente para el Gobierno.

Maduro esgrimió una ristra de palabras amables para defenderse. “Paz”, “diálogo” y, en repetidas ocasiones, “democracia”, a la que agregó calificativos como “protagónica”, “participativa” o “en construcción”. Los últimos procesos electorales y la vida cotidiana de millones de venezolanos, cuando se cumplen 20 años de la primera victoria de Chávez, demuestran en cambio el grave deterioro de los derechos y las condiciones de vida en el país. Los comicios que sostienen este segundo mandato, celebrados el pasado mes de mayo, se celebraron sin la participación de las principales fuerzas opositoras —ahora desactivadas, sin liderazgo claro o ilegalizadas— y ya entonces fueron cuestionados por carecer de garantías, reglas del juego claras y observación internacional independiente. El presidente culpó abiertamente a Estados Unidos de un intento de boicotear esas elecciones, que registraron una abstención histórica de más del 50% de los votos.

“Tenemos una guerra económica en la calle. El próximo lunes estaré anunciando un grupo de acciones económicas”, insistió para justificar la escasez y la miseria. Mientras tanto, millones de venezolanos tienen que lidiar con una hiperinflación desbocada y un salario mínimo que apenas ronda los cinco dólares mensuales.

El País

Su nuevo mandato será hasta 2025 con un país sumido en una crisis sin precedentes, desde lo político y económico.

Nicolás Maduro inaugura este jueves su segundo mandato, un período presidencial que le mantendrá al frente del Gobierno venezolano hasta 2025. La toma de posesión, se da en medio de una crisis económica e institucional que sufre el país.

También continúa la fractura aparentemente insanable con las principales instancias de la comunidad internacional: Washington, Bruselas y la mayoría de los Gobiernos de la región. Maduro exhibe, no obstante, el apoyo de Rusia, China y Turquía, y el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

Maduro jurará el cargo ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en lugar de hacerlo en la Asamblea Nacional como establece la Constitución. La razón es que el Parlamento de mayoría opositora, elegido en 2015, está declarado en desacato, ya no existe para el Gobierno.

Medios Red

El presidente caribeño apuntó contra el Grupo de Lima y le dio un ultimátum de 48 horas para reconocer su Gobierno. El líder bolivariano sostuvo que «no vamos a permitir ningún desliz, llamase como se llame, tenga el cargo que tenga».

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro afirmó que «está en marcha» un presunto golpe de estado ordenado desde Estados Unidos y del Grupo de Lima contra su gobierno.

«Está en marcha un golpe de estado ordenado desde Washington, desde el Cartel de Lima contra el gobierno legítimo y constitucional que presido», dijo al inicio de una rueda de prensa en Caracas.

Advirtió que frente a las pretensiones violentas el «pueblo sabrá responder hoy, mañana o cuando se pretenda y la revolución bolivariana se ha venido preparando para enfrentar y derrotar cualquier quinta columna que pretenda violentar la vida en Venezuela».

Vale recordar que el pasado 4 de enero los miembros del Grupo de Lima, con excepción de México, firmaron una declaración que insta al presidente venezolano a no asumir un nuevo mandato.

Tras una reunión de cancilleres en Lima, los otros 13 miembros del grupo creado en 2017 para presionar por reformas democráticas en Venezuela, dijeron que no reconocerían el nuevo mandato de Maduro porque su elección fue «ilegítima». Fiel a su estilo, el caribeño afirmó que “no vamos a permitir ningún desliz, llamase como se llame, tenga el cargo que tenga”.

En ese contexto, el mandatario recordó el fallido Golpe de Estado que ocurrió en Venezuela en tiempos de Hugo Chávez en el Palacio de Miraflores. “El que pretenda un plan como el del 11 de abril del 2002, sepa que se va enfrentar con la justicia con todo el poderío cívico militar que tiene nuestra patria», lanzó Maduro.

Así, el líder venezolano reprochó con dureza a sus críticos por convertir «una toma de posesión formal, protocolar, natural en un país democrático en una guerra mundial».

Lo cierto es que el juramento de Maduro para un nuevo mandato de seis años es desconocido por la oposición y buena parte de la comunidad internacional, que considera que su reelección lograda en las elecciones del pasado 20 de mayo es «ilegítima» al considerar que esos comicios no contaron con «garantías electorales».

Ámbito

El diputado federal e hijo del presidente de Brasil, Eduardo Bolsonaro, sugirió que la Asamblea Nacional de Venezuela debe crear un Gobierno de transición, alternativo al del actual presidente, Nicolás Maduro. La declaración se da después de que la Asamblea venezolana, de mayoría opositora, declarase ilegítimo la nueva presidencia de Maduro.

«El retorno de la democracia en Venezuela pasa por el nombramiento y reconocimiento de un Gobierno de transición. Así que las últimas elecciones amañadas en Venezuela no pueden ser reconocidas. Desde el día 10 de enero Nicolás Maduro inicia un nuevo período presidencial, ¡pero es el fin!», escribió Eduardo Bolsonaro en su cuenta de Twitter.

​El Parlamento venezolano fue declarado en desobediencia por el Tribunal Supremo del país en agosto del 2016 y un año después sus funciones legislativas fueron asumidas por la Asamblea Nacional Constituyente convocada por el Gobierno. Tanto las elecciones a la Constituyente como las que buscaban la reelección de Maduro fueron boicoteadas por la oposición que denuncia violaciones a los derechos políticos de decenas de ciudadanos venezolanos, fraudes electorales y ventajismo a favor de los candidatos respaldados por el Gobierno.

El pasado 4 de enero, los 13 países latinoamericanos que conforman el Grupo de Lima decidieron no reconocer el nuevo mandato de Nicolás Maduro. El Gobierno de Venezuela acusó al Grupo de alentar un golpe de Estado con el apoyo de EEUU y reafirmó que Maduro asumirá su nuevo mandato el 10 de enero.

Sputnik Mundo

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo ante las jerarquías de las Fuerzas Armadas que la presencia en aguas nacionales de embarcaciones no autorizadas, presuntamente de la empresa petrolera ExxonMobil y con fines de exploración petrolera, busca debilitar a su país.

«Es un ejemplo de cómo quieren debilitar y dividir a Venezuela, desconocer las instituciones, llevarnos a un caos violento (…) para una Venezuela debilitada, venir por nuestras riquezas, venir por nuestro territorio, lo denuncio ante ustedes hermanos de la Fuerza Armada Nacional y pido la máxima conciencia», dijo Maduro en un mensaje de fin de año ante los militares.

De acuerdo con la versión de Venezuela, funcionarios de su fuerza armada divisaron durante un acostumbrado patrullaje el sábado 22 la presencia «inédita» en aguas jurisdiccionales venezolanas de dos buques de exploración sísmica contratados por la transnacional ExxonMobil.
Maduro indicó que cuando fue informado de la presencia de estas embarcaciones en aguas venezolanas ordenó a las fuerzas militares proceder en defensa del territorio de acuerdo a los protocolos establecidos.

«No podemos aceptar ni que Venezuela fuera un país intervenido, ni que Venezuela no tuviera pueblo y Fuerza Armada para defenderla, metiéndose en mar territorial a buscar petróleo, en el mar de Venezuela, enviada por la ExxonMobil», dijo Maduro.

Los militares que expulsaron a esas embarcaciones fueron condecorados, añadió.

«La nueva doctrina militar bolivariana (…) está construyendo algo que no existe en el mundo», dijo Maduro en referencia a las Regiones de Defensa Integral (REDI), creadas en 2008.

Se trata de la división del territorio venezolano en ocho regiones o REDI que, por sus características geoestratégicas, requieren la presencia especial de fuerzas militares con fines de protección.

El incidente se produjo en aguas próximas a una zona disputada entre Venezuela y Guyana, el Esequibo, una extensión de 159.500 kilómetros cuadrados que alberga oro, bauxita, diamantes, madera y petróleo.

«Los buques referidos se encontraban en las coordenadas Latitud 09° 17′ 4″N Longitud 058°15′ 7″ W y Latitud 09° 15′ 0″ Longitud 058° 17′ 3″W, en la proyección marítima del Delta del Orinoco de soberanía de Venezuela», sostuvo Venezuela a través de un comunicado publicado el domingo 23.

Guyana afirmó que se trataba de buques que realizaban un estudio sísmico en el territorio nacional y tenían todos los permisos necesarios para hacerlo, cuando fueron interceptados por la Armada de Venezuela.
El ministro de Exteriores de Guyana, Carl Greenidge, indicó que presentará una queja formal ante las Naciones Unidas por este incidente, que calificó de «agresivo», «ilegal» y «hostil».

La empresa ExxonMobil sostuvo en un comunicado que cuando sus buques fueron interceptados por la Armada venezolana dejaron de recopilar datos sísmicos en la parte noroeste del bloque Stabroek, que controla por concesión otorgada por el Gobierno guyanés.

El bloque Stabroek se encuentra en la plataforma guyanesa y el estudio sísmico se realizó en la zona económica exclusiva de Guyana, según la empresa petrolera.

Sputnik Mundo

El Tribunal Supremo de Justicia venezolano paralelo, nombrado por la mayoría opositora del Parlamento y que está en el exilio, condenó este miércoles a 18 años y tres meses de prisión al presidente Nicolás Maduro por corrupción en el caso Odebrecht.

La corte halló «comprobada la comisión de los delitos de corrupción propia y legitimación de capitales» y ordenó que el mandatario cumpla la pena en el centro de detención de Ramo Verde, en el estado venezolano de Miranda, dijo el magistrado Rafael Rommel-Gil en Bogotá.

Además, el tribunal paralelo, cuyas decisiones desconoce el gobierno venezolano, le impuso una multa de 25 millones de dólares por corrupción propia y de 35.000 millones por legitimación de capitales, así como una inhabilitación política por el tiempo de la pena. También solicitó una orden de captura internacional.

La sala plena del tribunal paralelo dictó la sentencia en un recinto del Congreso colombiano, donde desde la mañana escuchó la acusación de la fiscal general destituida Luisa Ortega,quien huyó de Venezuela en agosto de 2017 tras ser removida de su cargo por la Asamblea Nacional Constituyente, controlada por el chavismo y con suprapoderes.

Andrés Felipe Lindo, abogado defensor de oficio de Maduro, expone su argumentos ante los magistrados del Tribunal Supremo de Venezuela "en el exilio". (EFE)
Andrés Felipe Lindo, abogado defensor de oficio de Maduro, expone su argumentos ante los magistrados del Tribunal Supremo de Venezuela «en el exilio». (EFE)

«Odebrecht resultó beneficiada con innumerables adjudicaciones de infraestructura que se tenían proyectado hacer en Venezuela», se «pagaron y no concluyeron», dijo Ortega durante el juicio.

Desde Caracas, el presidente de la Constituyente, Diosdado Cabello, desestimó la decisión. «¿Están en Colombia diciendo que pueden condenar al presidente de Venezuela y Nicolás sigue siendo el presidente? Dios mío», dijo desde su programa de televisión semanal.

La Fiscal General de Venezuela en el exilio, Luisa Ortega, expone su argumentos contra Maduro. (EFE)
La Fiscal General de Venezuela en el exilio, Luisa Ortega, expone su argumentos contra Maduro. (EFE)

En mayo magistrados exiliados en Miami habían «suspendido» a Maduro de su cargo por este caso.

El abogado de oficio del mandatario venezolano, Andrés Lindo, aseguró que no se debía condenar a Maduro por unos contratos «que nunca firmó» y en los que «el deber de vigilancia» competía a otras entidades.

«Eventualmente podría hablarse de algún tipo de responsabilidad administrativa, quizá. De responsabilidad penal, no», afirmó.

El 9 de abril los 13 magistrados principales y 20 suplentes de la corte paralela -exiliados en Colombia, Chile, Estados Unidos y Panamá- solicitaron al parlamento venezolano que autorizara el enjuiciamiento de Maduro por presunta corrupción relacionada con la trama internacional de sobornos de Odebrecht.

El legislativo avaló el juicio, aunque todas sus decisiones sonconsideradas «nulas» por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano en ejercicio, que es señalado de servir a Maduro.

El TSJ declaró al Legislativo en desacato desde que en 2016 la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) asumiera 112 de las 167 bancas, invalidando todas sus resoluciones.

Los magistrados ahora en exilio fueron nombrados por la oposición para corregir supuestas irregularidades en la designación de los jueces que ocupan esos cargos en el TSJ.

 

 

Clarín