«Nos urge la aprobación de la renegociación de la deuda pública», afirmó Arcioni en las últimas horas y aseguró que «hoy pensamos que sí» se aprobará la renegociación en el ámbito legislativo. El jueves 18 -o quizás el martes 16- posiblemente vuelva a sesionar la Legislatura para dar tratamiento al proyecto oficial de renegociación de la deuda chubutense en dólares.
Extender en el tiempo los plazos del actual endeudamiento permitirá oxigenar fiscalmente las cuentas públicas, aunque naturalmente no resolverá los problemas de fondo. El déficit por falta de ingresos y la raquítica estructura de la economía provincial se basa en la producción de materias primas sin valor agregado, por lo que el diferimiento de los vencimientos, posiblemente hasta 2038, atará a Chubut por dos décadas al pago de la deuda con los bonistas.
El oficialismo arcionista intentará el martes o jueves venideros que la Cámara de Diputados provincial sesione a pesar del paro de los trabajadores legislativos para buscar la aprobación del proyecto de renegociación de la deuda en dólares.
Lo que dejaron entrever los integrantes del interbloque conformado por el sastrismo y el madernismo y el casi seguro acompañamiento de los diputados de Juntos por el Cambio, hacen pensar que el arcionismo conseguiría los votos necesarios para aprobar el proyecto enviado a la Legislatura.
Aunque no se conoce formalmente la postura del bloque del PJ-Frente de Todos, todo indica que todos o parte de sus miembros terminarán acompañando la propuesta del Ejecutivo; más allá de las críticas «pour la galerie», pero con una bajada de línea nacional debido al seguimiento que hace el equipo del ministro de Economía Martín Guzmán.
En el mejor de los casos, los diputados opositores se plantean conformar una «comisión de seguimiento» de la deuda en Chubut, tal como consta en el proyecto presentado por la legisladora Mónica Saso del PJ. Resulta evidente que jamás se propusieron revisar, investigar o llevar a la Justicia todo lo actuado en materia de endeudamiento desde 2010 hasta 2016.
Algunos por omisión y otros por connivencia, los peronistas chubutenses -aunque hagan evidente en privado su irritación ante la supervivencia de Arcioni- evitan adentrarse en ese farragoso terreno en la que gran parte de la clase política esta salpicada.
Deuda desbordada
Es fácil pensar que la reestructuración de la deuda en dólares es una de las mejores soluciones posibles a la actual crisis provincial, aunque a decir verdad ni el diferimiento de los pagos podrá resolver la cuestión de fondo.
Lo más grave es que extenderá en el tiempo -quizás por los próximos veinte años- el karma de un endeudamiento que despilfarró recursos al menos desde 2010 y que no se tradujo en ninguna mejora para las condiciones de vida de los chubutenses.
A lo largo de la última década Chubut contrajo deuda por 1.159 millones de dólares, y al día de hoy todavía debe 876 millones de dólares.
Es necesario efectuar una preocupante salvedad. Desde el 2011 y hasta el 2019 la provincia pagó por amortizaciones y disminución de otros pasivos la impactante cifra de 24.616 millones de pesos. Al tipo de cambio oficial actual, Chubut aún debe pagar un total de 64.540 millones de pesos por el capital y los intereses, entre el acumulado del 2020 y hasta el 2026.
Hipotecar la provincia por 20 años
«Sustentabilidad» parece ser la palabra clave que el gobierno de Arcioni se empecina en utilizar a través de la boca del ministro de Economía, Oscar Antonena, para justificar una renegociación de la por ahora no se conocen los mecanismos a utilizar tanto en cuanto a la quita de intereses como de capitales.
En las últimas horas se filtró desde usinas oficiales que el plazo para extender los vencimientos de la deuda sería de casi 20 años, intentando llevar los pagos mensuales hasta el año 2038.
La justificación que se enarbola es que de alguna manera dicho plazo coincide con los 40 años otorgados en el yacimiento más importante de Chubut, cuya concesión renovó Das Neves hasta 2047. Cuanto menos resulta curioso e intrigante la cercanía en la coincidencia de ambos plazos.
Los voceros del gobierno aseguran que de esa manera se lograría «descomprimir» la presión fiscal de los pagos de la deuda en dólares sobre las regalías petroleras y que al mismo tiempo se conseguiría ampliar la «sustentabilidad» de la deuda.
La expectativa en el gobierno provincial es conseguir la aprobación legislativa y luego comenzar a negociar con los bonistas tenedores de la deuda en dólares para así «alcanzar un perfil de pagos de la deuda reestructura que sea compatible con el perfil de superávit fiscal de la Provincia».
Chubut se encuentra lejos del superávit, ya que transita uno de los peores déficits financieros de la historia reciente.
Según los datos que brindó el propio Antonena, el resultado negativo de las cuentas públicas provinciales alcanzaría a los -2.775 millones de pesos en el primer semestre, y proyecta hasta julio ascendería a los -5.116 millones de pesos.
A ese complicado panorama se le debe agregar el pago de la deuda en pesos, lo que haría que Chubut necesite no menos de 9.600 millones de financiamiento, tanto en préstamos de Nación como en Aportes del Tesoro Nacional sin devolución.
Frente a tamaño «severo déficit», el gobierno de Arcioni busca llevarle tranquilidad a los acreedores y demostrarles que en el futuro tendrá «capacidad real de pago». Se argumenta que la provincia podría lograr superávit en sus cuentas públicas, pero por las dudas el proyecto de renegociación no solamente sostiene la entrega a manera de «cesión» de las regalías petroleras sino que incorpora los fondos por Coparticipación Federal de Impuestos y los ingresos provinciales para el pago de los vencimientos de la deuda en dólares.
Es una notable garantía para los bonistas, que podrían quedarse con cualquiera de los ítems de los ingresos provinciales para cobrar la deuda. Eso no garantiza la obtención de superávit ni mucho menos una provincia con «paz social».
Para no quedarse con elucubraciones no surgidas de la academia, es pertinente mencionar las declaraciones del economista chubutense Facundo Ball, quien no integra grupos de «progresismo» conceptual ni mucho menos del marxismo vernáculo.
«La reestructuración de la deuda es necesaria pero no alcanza para equilibrar las cuentas. Números y detalles mucho no se conocen, hay algunos números sueltos que van diciendo el ministro o el gobernador a los medios, pero no hay una presentación seria, completa de la idea de la propuesta. Si hoy la deuda está garantizada con regalías, una nueva emisión podría estar garantizada con regalías, con coparticipación y con muchísimas cosas más», aseveró Ball.
De alguna manera, el economista selló un debate inexistente que se desarrolla en la nebulosa de la falta de números oficiales y con la ausencia de una claridad meridiana de cara a la ciudadanía sobre los beneficios para el conjunto de Chubut.
Beneficios y especulaciones electorales
Todo parece indicar que habrá al menos dos sectores beneficiados con la renegociación de la deuda, tal como viene planteada.
Por un lado, el gobierno de Arcioni, que intenta sacarse de encima todos los vencimientos de la deuda hasta que se aproxime el final de su mandato en 2023. Resulta obvio este mecanismo de supervivencia política, ya que en el proyecto de renegociación no se estipula fecha clara de pago de los vencimientos de las amortizaciones durante ese año, sino que se los deja librados a que se deberán comenzar a abonar antes de que concluya el mismo.
La jugada política del arcionismo busca no solamente concluir su mandato en tránsito sino que -como aún no hay fecha estipulada para las elecciones de 2023- también deja en la opacidad la fecha del primer pago de capital, especulando justamente con ese tramo electoral.
El proyecto indica que «la primera cuota de amortización de capital que deba afrontar la Provincia no se produzca con posterioridad al ejercicio 2023».
Lo que Arcioni debe garantizar antes de pensar en las elecciones de 2023 es la gobernabilidad actual de una provincia que todavía no terminó de pagar los sueldos de abril y adeuda todos los de mayo, aunque apuesta a calmar las aguas ante los alicaídos sindicatos estatales con un pago imprevisto de los aguinaldos.
El otro sector notoriamente beneficiado es el de los bonistas, ya que a priori no se verán afectados por una quita de intereses y capital; lo que si fuera a suceder no se conocen sus alcances.
Pero además, con el proyecto del arcionismo se garantizan cobrar -más allá de la extensión de los plazos a supuestamente casi 20 años- sí o sí sus acreencias con cualquiera de los ingresos que tienen las arcas chubutenses.
Chubut transitará una semana de grandes definiciones en cuanto a la renegociación de la deuda en dólares, la que de aprobarse como pretende el Ejecutivo generaría un endeudamiento por casi las dos próximas décadas que involucraría buena parte de los ingresos de las arcas provinciales y el futuro del conjunto de los chubutenses.