El «Millonario» doblegó a su rival por 4 a 0 en el Monumental, con goles de Agustín Palavecino, Julián Álvarez y Braian Romero, en dos ocasiones, y alcanzó su 36° título de primera división.
River Plate consiguió esta noche el título del torneo de la Liga Profesional de fútbol (LPF) con una goleada contundente sobre Racing Club (4-0), en partido correspondiente a la 22da. Fecha de la competencia.
A tres fechas del cierre del campeonato, el equipo de Marcelo Gallardo, que se consagró por, primera vez como técnico a nivel local, le sacó una indescontable diferencia de 12 puntos sobre los escoltas Defensa y Justicia y Talleres de Córdoba.
Después de 7 años y 6 meses, la entidad de Núñez obtuvo un campeonato de Liga local, sucesor de aquel Torneo Final 2014, logrado con Ramón Díaz sentado al banco de suplentes.
Los goles de la consagración «millonaria» fueron obra de Agustín Palavecino (Pt. 31m.), Julián Alvarez (St. 2m.) y Braian Romero (St. 23m. y 33m.).
El pibe Alvarez, además, logró su tanto número 17 en el certamen, para erigirse en el máximo artillero.
Antes de los 5 minutos, el equipo visitante, que presionó bien arriba en un síntoma del ADN de su técnico Fernando Gago, tuvo una chance inmejorable para abrir la cuenta. Y enmudecer el Monumental.
Una apurada salida del chileno Paulo Díaz derivó en una pérdida de balón en su propia área y la pelota le quedó al santafesino Copetti, quien quedó cara a cara con Franco Armani. El guardavallas «millonario» redimió el error de su compañero con una atajada extraordinaria.
A los 8m., un remate de Aníbal Moreno, luego de una maniobra de pelota detenida, se fue apenas desviado. La intención de la ‘Academia’ quedaba evidenciada: no dejar jugar a River y tratar de cortar sus circuitos futbolísticos desde el primer pase.
El conjunto del «Muñeco» contestó con una incursión ofensiva de Palavecino, que devino en un centro bajo conectado por Braian Romero (después de una pifia defensiva), que exigió una muy buena respuesta de Gabriel Arias.
El asfixiante ritmo del equipo de Avellaneda fue decreciendo y así River empezó a tomar control de la posesión, con un Palavecino que se mostró mayoritariamente por izquierda y con el pibe Alvarez pivoteando por el frente de ataque.
A los 24m., un centro de Santiago Simón desde la derecha fue cabeceado en soledad por el goleador «millonario» y el balón se fue apenas ancha, junto al poste derecho.
Las fisuras en la defensa racinguista no demoraron en aparecer, aun cuando la línea de 5 preanunciaba mayor solidez.
Y en una de esas distracciones, con Pillud que quedó enganchado y habilitando a todos, River facturó por primera vez a los 31m. El juvenil Enzo Fernández encaró por izquierda y metió el estiletazo en cortada para el ingreso de Palavecino, que definió ante la salida de Arias y desató el carnaval para el 1-0 lógico, a esa altura.
La ventaja no hizo más que profundizar las diferencias entre uno y otro. Un River cada vez más confiado dominaba a voluntad a un Racing Club aturdido, que lucía como un boxeador de mandíbula floja a punto de tirar la toalla.
Un cabezazo de Romero posibilitó una estupenda reacción de Arias y un posterior disparo de Simón pegó en el costado exterior de la red. El conjunto local pudo y debió aumentar las cifras, antes de que el árbitro Trucco marcase el cierre del primer período.
Tras las charlas en vestuarios, el técnico racinguista intentó lavar la imagen, con tres cambios en el entretiempo. Pero las equivocaciones defensivas no cesaron y el pibe Álvarez aprovechó un rebote para internarse en el área y despachar un remate cruzado para el 2-0 (2m.)
Más allá de la intención de jugar más adelante, Racing expuso esta noche su realidad durante este campeonato: sin una fisonomía definida de juego, el cúmulo de voluntades individuales no le alcanzó siquiera para delimitar una campaña aceptable. Ocurrió con Juan Antonio Pizzi y Claudio Ubeda. Y pasa ahora con Gago.
Ajeno a toda esta situación del adversario, el campeón seguía plasmando sobre la cancha los convincentes argumentos que lo llevaron a conquistar el título, con tres fechas de adelanto. Entonces, el doblete de Romero llegó casi por decantación (22m. y 33m.).
La fiesta resultó completa. Con la autoridad que supo enarbolar durante la mayor parte del certamen, River Plate elevó a 17 la cantidad de encuentros sin perder y festejó una nueva estrella.