Menor consumo de carne vacuna, aumento de las ventas de cortes de cerdo y estabilidad en los despachos de pollos a las bocas de comercialización. Ese es el panorama que presenta la ingesta de proteína animal por parte de los argentinos en tiempos de bolsillos flacos y altos índices de inflación, en el que los consumidores no convalidan precios excesivos que, de todas maneras, siguen siendo elevados para un poder adquisitivo mermado.
Así surge de consultas que Infobae realizó a referentes de la producción de carne vacuna, porcina y aviar.
Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), señaló que, a valores constantes, el kilo vivo de novillo está hoy un 7 a 8% más barato que el año pasado. “Los consumidores van convalidando los precios, pero muy lentamente. A fin de mes seguramente se va a notar una caída del consumo interno”, anticipó.
Según datos oficiales, en febrero la producción de carne vacuna cayó 10% respecto de enero, a 238.000 toneladas de res con hueso, equivalente un consumo de 41,78 kilos por habitante al año, 12% menos que en enero y 15% menos que en febrero de 2023. Anualizado, el consumo está en unos 51,41 kilos por habitante y por año.
Cuestión de cuartos
Los cortes de los que aumenta la demanda son los más baratos, los del cuarto delantero, como paleta y roast beef, a diferencia de los del cuarto trasero, como lomo y cuadril, más caros y menos consumidos. “Los carniceros tienen que sacárselos de encima y entonces aumentan menos los cortes más caros y lo compensa aumentando más porcentaje los del cuarto delantero”, explicó Schiaritti.
En esta situación, ¿qué ocurre con el negocio ganadero? “En la medida que haya demanda el precio va a ser mayor, sostuvo Schiaritti, según quien “los valores están empezando a quedarse atrasados”.
“Si bien el precio del ternero de destete tiene precios satisfactorios para el criador, el negocio industrial está muy complicado en el mercado interno, porque le cuesta mucho vender, caen un poco las faenas y el mercado externo están muy complicado, porque al haber caído el valor del dólar hace que en dólares la hacienda esté cara y entonces le quite competitividad. Si a eso le sumamos las retenciones, la competitividad del sector externo no es buena”, precisó el titular de Ciccra. Se trata, prosiguió, de una “buena noticia” para el consumidor porque “evita que haya disputa entre exportación y consumo; y al no existir esta puja entre el mercado interno y el externo, los precios del ganado se mantienen más o menos estables, aumentan muy poquito o caen, como ocurrió en la primera quincena de marzo”.
Sobre el impulso que el Gobierno quiere darle a la importación de alimentos, incluidos los cortes vacunos, Schiaritti dijo que eso no afectará a la industria frigorífica vacuna local, pues los valores de la carne argentina para el mercado interno son más baratos que lo que puede ofrecer cualquier país vecino que intente vender carne vacuna en la Argentina.
Cerdos
La caída en el consumo de carne vacuna se compensa con el crecimiento de la demanda de cortes de cerdo, siempre y cuando la carne porcina esté como mínimo un 20% más barata que la vacuna. Hoy la ingesta de la proteína porcina se encuentra en 21,3 kilogramos por habitante al año entre cortes frescos, fiambres y chacinados, según mediciones de la consultora especializada JLU.
Al respecto, el director de dicha firma, Juan Uccelli, recuerda que tras el pico de precios que en todas las carnes se dio en diciembre. “A partir de la segunda quincena de enero, la diferencia con la carne vacuna volvió a movilizar la demanda y hoy estamos colocando lo que se ofrece, pero sin poder bajar el stock que subió en la primera quincena de enero”, precisó.
“Desde diciembre a marzo, el precio mayorista de la carne porcina bajó un 25% y el precio minorista en los supermercados y en las carnicerías, bajó entre el 1 y el 6%. Hay una diferencia que queda entre los productores y el último eslabón de la cadena (Juan Uccelli)
Tras cierto estancamiento en diciembre, dijo Uccelli, “a partir del 15 de enero, cuando el vacuno empieza a subir y el cerdo empieza a bajar, comienzan a salir los cerdos de la granja.
Pero esa demora de 10 o 15 días hoy sigue estando en las explotaciones. No llegamos a levantar ese freno que hicimos a la producción. Estamos vendiendo animales un poco más pesados y tenemos mucha mercadería en las granjas y no puede salir más porque está sobreofertado en el mercado”, reseñó, para explicar la baja del precio del animal vivo.
En cuánto a la convalidación de los precios de los cortes porcinos, Uccelli dijo que en muchos casos hay una diferencia del 50% en valor respecto de los vacunos. “Desde diciembre a marzo, el precio mayorista bajó un 25% y el precio minorista en los supermercados y en las carnicerías, bajó entre el 1 y el 6 por ciento. Hay una diferencia que queda entre los productores y el último eslabón de la cadena, que aprovechó que bajó un 25% y en las góndolas también lo retrajeron, pero no tanto”.
El especialista también marcó que las otras carnes subieron, lo que explica por qué “al cerdo lo tienen ahí y lo tienen guardado (en el segmento minorista), porque es un buen negocio para el último que lo vende. O sea, le está ganando algo al cerdo, cosa que no sé si le puede ganar al vacuno o al pollo”, explicó.
Cortes con recorrido
Sobre el comportamiento de los distintos cortes porcinos, Uccelli señaló que se está tratando de aumentar la participación del jamón y la paleta, con avances gracias a la fuerte diferencia con sus similares vacunos, “pero hay mucho camino por recorrer aún”.
En tanto, fue muy crítico respecto de las facilidades que el Gobierno ha dado para importar alimentos, lista en la que figuran los cortes porcinos. “Haber puesto al cerdo en la lista de los alimentos que habían subido en demasía es una vergüenza total, teniendo en cuenta que los precios mayoristas bajaron un 25%, y al público entre 1 y 6%”, enfatizó.
Y agregó que “hoy la de cerdo es la carne más barata del mercado, por lo menos mayorista. Favorecer las importaciones en un momento donde hay exceso de oferta de carnes (de todo tipo) generará una caída en los precios que reciban los productores y en nada beneficiarán a los consumidores”.
Otra de las quejas del sector porcino respecto de la medida oficial es lo que consideran competencia desleal respecto de la carne importada que llega de Brasil por el uso de un promotor de crecimiento como la ractopamina, que mejora el costo de producción en un 6%, al atrasar la curva de crecimiento y producir más kilos de carne con menos alimento. Se trata de una sustancia que Argentina prohíbe, por distintos convenios que tiene con China y Europa, que no lo aceptan, y que Brasil utiliza. Aunque el país vecino también exporta a esos destinos, tiene segregada sus granjas según utilicen o no la ractopamina para la alimentación de los cerdos.
Pollo
Otra de las carnes complementarias es la de pollo, que muestra una producción estable. Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) señaló que el consumo en lo que va del año “sigue sostenido: la producción está muy estabilizada en el orden de los 3.600.000 pollos por día hábil”. Eso implica que este año el consumo rondaría los 48 kilos por habitante y por año.
El pollo es un producto con mercado ya establecido. “Los precios según los cortes que están convalidando los consumidores en general, en salida de frigorífico, por kilo, son de $2600 a 2800 más IVA para la suprema, aunque para el consumidor estamos viendo carteles de $ 5.600 hasta 8.000, algunos muy cargados y otro buscando un precio competitivo”, admitió Domenech.
El cuarto trasero, la pata muslo, con hueso y piel, ronda los $1.600 a 1.700 más IVA el kilo, en salida de planta y llega al público a entre 2.200 a 2400 pesos. Luego le siguen las alitas, un producto remanente del trozado que rondan, al público, los $1.100 a 1.200 por kilo, precisó Domenech.
En cuanto al comportamiento de la demanda de los cortes, el ejectivo de CEPA explicó que el tonelaje de consumo es parejo. “Lo que pasa es que de golpe sube el consumo de pata muslo, de golpe recupera el consumo de suprema, pero para nosotros esos son productos que el gran demandante pertenece a dos niveles distintos”, precisa.
Respecto de las últimas medidas gubernamentales, el titular de CEPA recordó que “las importaciones están abiertas desde hace 20 años, entra producto de Brasil, no en forma abrumadora porque, en términos generales, nuestro producto es más barato que el brasileño”. Por eso, no es significativo para nada el volumen que llega desde el país vecino.
De todas formas, aclara Domenech, que “nos llamó la atención que hagan esta apertura para un producto que ha estado abundantemente ofertado desde hace seis años o más, no ha faltado nunca en las góndolas, tiene el mejor precio de la proteína animal”, enfatizó.
Al igual que Uccelli, el dirigente avícola señaló que “sí nos preocupa que se creen reglas de juego especiales para importar un producto y que alguien quiera hacer una importación compulsiva y sobre oferte el mercado. Eso ya sería ir en contra de todo lo que todos tenemos como expectativa de este gobierno, que es incrementar la producción y las exportaciones. Deberíamos pensar en cómo incrementar la producción, aumentando la inversión y apareciendo el crédito”, propuso.