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El papa Francisco intercedió personalmente con Rusia y Ucrania para facilitar el intercambio de prisioneros entre las partes, reveló el Pontífice en una charla con jesuitas celebrada en Kazajistán y publicada hoy.

En la charla, cuya transcripción fue publicada por la revista de la Compañía de Jesús, La Civilta Cattolica, el Pontífice cuenta que «algunos enviados ucranianos» se acercaron a él, «entre ellos, el vicerrector de la Universidad Católica de Ucrania, acompañado del consejero del presidente (Volodimir Zelenski) para asuntos religiosos, un evangélico».

”Hablamos, discutimos. También acudió un jefe militar que se ocupa del intercambio de prisioneros, siempre con el consejero religioso del presidente Zelenski. Esta vez me trajeron una lista de más de 300 presos. Me pidieron que hiciera algo para cambiar. Inmediatamente, llamé al embajador ruso para ver si se podía hacer algo, si se podía acelerar un intercambio de prisioneros”, señala Francisco.

La charla fue el 15 de septiembre, con la participación de una veintena de religiosos.

La publicación de estas declaraciones a los religiosos que trabajan sobre todo en Rusia y Bielorrusia se produce una semana después del anuncio del mayor intercambio de prisioneros militares entre Ucrania y Rusia desde el comienzo de la guerra.

Ucrania anunció el 22 de septiembre la liberación de 215 personas, incluidas 188 que habían defendido la acería Azovstal en Mariupol, símbolo de la resistencia a la invasión rusa.

El papa habló también de su visita a la embajada rusa en el Vaticano al día siguiente del inicio de la invasión a Ucrania a fines de febrero.

«Le dije al embajador que me hubiera gustado hablar con el presidente (Vladimir) Putin, pero con la condición de que me deje una pequeña ventana abierta para dialogar», confesó el Papa.

La Santa Sede, que intenta desde el 24 de febrero mantener un delicado equilibrio diplomático con los dos países, condenó una guerra «cruel y sin sentido», sin romper abiertamente con Rusia.

«Aquí la víctima de este conflicto es Ucrania. Me propongo reflexionar sobre por qué no se evitó esta guerra. Y la guerra es como un matrimonio, en cierto modo. Para entenderlo hay que investigar la dinámica que desató el conflicto. Hay factores internacionales que contribuyeron a provocar la guerra», explicó a los jesuitas.

El presidente de Rusia Vladimir Putin y los líderes prorrusos de las provincias ucranianas de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jerson firmarán en el Kremlin tratados de incorporación a Rusia mañana por la tarde.

Rusia anunció hoy que mañana se anexionará cuatro provincias de Ucrania ocupadas por su Ejército que ha amenazado con defender con armas nucleares, lo que hace temer un agravamiento del peor conflicto bélico en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

El presidente Vladimir Putin y los líderes prorrusos de las provincias ucranianas de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jerson firmarán en el Kremlin tratados de incorporación a Rusia mañana por la tarde, dijo a periodistas Dmitri Peskov, vocero de Putin.

Putin pronunciará un discurso luego de la ceremonia de firma de los tratados en el Salón San Jorge de la sede del Gobierno ruso, agregó el vocero.

La anexión, que era largamente esperada, llegará luego de referendos de incorporación a Rusia celebrados en los últimos días en esas cuatro provincias del este y sur de Ucrania, que según sus líderes terminaron con un abrumador triunfo del «sí».

Estados Unidos y otros países occidentales que suministran armas a Ucrania para defenderse de la invasión lanzada hace siete meses por Rusia han condenado los referendos como ilegales y amañados y dicho que nunca reconocerán sus resultados.

«Bajo amenazas y a veces incluso a punta de pistola, la gente fue sacada de sus casas para votar», dijo hoy la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock.

«Esto es lo opuesto a elecciones libres y democráticas. Y esto es lo opuesto a la paz. Es una paz dictada. Ningún ciudadano estará seguro mientras prevalezcan los dictados rusos en los territorios ocupados de Ucrania. Ningún ciudadano será libre», agregó.

En Moscú, Peskov dijo que Putin se reunirá, al margen de la ceremonia de mañana, con los líderes prorrusos de las cuatro provincias de Ucrania que serán incorporadas, que son cuatro de las cinco ocupadas por el Ejército ruso, informó la agencia de noticias Tass.

Los líderes separatistas ucranianos que desde 2014 controlan territorios en las orientales Lugansk y Donetsk y las autoridades instaladas este año por Rusia en las sureñas Zaporiyia y Jerson llegaron anoche a Moscú en avión, informó la prensa rusa.

«Estoy en Moscú», confirmó hoy el líder de Lugansk, Leonid Pasechnik, a Tass. Ayer, los responsables prorrusos ya le habían enviado peticiones «oficiales» a Putin para que incorpore a Rusia las cuatro provincias.

Rusia ha advertido que, en caso de anexión, las provincias pasarán a ser parte de su territorio, por lo que podría usar armas nucleares para defenderlas.

La cuatro provincias a ser anexionadas son contiguas, y crean un corredor ininterrumpido que va de Rusia hasta Crimea, la península ucraniana del mar Negro que Moscú se anexionó en 2014.

Su control permitiría una mejor defensa de Crimea, donde Rusia tiene anclada su flota del mar Negro. La comunidad internacional, incluyendo a la Argentina, nunca reconoció la soberanía rusa sobre Crimea, y se espera que desconozca la anexión de las cuatro provincias.

Ucrania ha prometido recuperar todos los territorios que le arrebató Rusia. Peskov dijo que los acuerdos sobre la entrada de los territorios a la Federación de Rusia se firmarán antes de que el Consejo de la Federación, el Senado ruso, examine las cuestiones conexas.

“En cualquier caso, primero habrá una firma”, dijo Peskov, respondiendo a una pregunta sobre por qué el evento está programado para el 30 de septiembre y la reunión del Consejo de la Federación recién para el 4 de octubre.

Según agencias de noticias rusas, el Parlamento de Rusia debe votar en los próximos días un texto formalizando la anexión. También se espera un discurso de Putin a los diputados y los senadores.

En Moscú parece haber previstas festividades para mañana. Las autoridades municipales anunciaron el cierre de algunas calles del centro, especialmente alrededor de la plaza Roja, donde se está instalando un escenario, informó la agencias de noticias AFP.

Mientras Rusia prepara la anexión, su Ejército continuó con los ataques en Ucrania, según autoridades ucranianas.

Al menos tres personas, entre ellas un niño, murieron anoche en un ataque con misiles contra la provincia ucraniana de Dnipropetrovsk, informó el gobernador, Valentin Reznichenko. Otras cinco personas, entre ellas una niña de 12 años, resultaron heridas, agregó.

Por otra parte, se informó que ya son casi 6 mil los civiles que fueron asesinados.

El Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Ucrania informó que eliminaron a unos 57.750 soldados rusos desde el comienzo de la invasión, el 24 de febrero.

Según detalló el sitio Ukrinform, también destruyeron 2.306 tanques, 4.881 vehículos blindados de combate, 1.378 sistemas de artillería, 331 lanzacohetes múltiples y 175 unidades de defensa aérea, 261 aviones, 224 helicópteros, 977 UAV tácticos y operativos, 241 misiles de crucero, 15 buques/lanchas, 3.730 vehículos de motor/camiones cisterna y 131 unidades de equipo especial.

Pese al gran número de bajas de los rusos, la jefa de la Misión de las Naciones Unidas para la Vigilancia de los Derechos Humanos en Ucrania, Matilda Bogner, presentó un informe en el que detalló: “Hasta esta semana, hemos documentado que 5.996 personas han muerto y otras 8.848 han resultado heridas”. Y agregó: “Entre los muertos había 382 niños. Estas cifras representan incidentes individuales verificados, y las cifras reales son considerablemente más altas”.

“Los bombardeos intensos también afectaron negativamente la libertad de religión o creencias, con muchos edificios de culto destruidos y dañados”, siguió Bogner.

Por otra parte, subrayó que los ataques contra las instalaciones civiles también generan que las personas vivan en situaciones degradantes y socavando sus derechos a la salud, la educación, la vivienda, la alimentación y el agua.

Las amenazas de Putin
Durante el martes, un aliado del presidente de Rusia, Vladimir Putin, emitió una advertencia nuclear a Ucrania y Occidente.

El encargado de realizar el aviso fue Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia.

Mientras tanto, desde el Kremlin informaron que el apoyo a la anexión a Rusia en zonas ocupadas por Ucrania tuvo un 97% de votos positivos, aunque desde Kiev definieron a dichos datos como “una farsa”

Una comisión de investigación de la ONU sobre Ucrania afirmó hoy que «se cometieron crímenes de guerra» en el país desde la invasión rusa de febrero pasado, durante una primera presentación del grupo de expertos que enumera bombardeos en zonas civiles, numerosas ejecuciones, tortura y malos tratos, y violencia sexual.

«Quedamos impactados por el gran número de ejecuciones en las regiones que visitamos. La Comisión investiga actualmente esas muertes en 16 ciudades y lugares. Recibimos acusaciones creíbles concernientes a más numerosos casos de ejecuciones, que estamos documentando», declaró el presidente de ese cuerpo, Erik Mose, durante una primera presentación, citado por la agencia de noticias AFP.

Estas acusaciones directas -poco comunes en la habitual prudencia de la ONU- recibieron el elogio de muchos diplomáticos aliados de Ucrania.

En una intervención por video, el representante de Ucrania, Anton Korinevich, calificó la presentación de los investigadores de «base importante» hacia el establecimiento de responsabilidades ante la Justicia, y recordó que su país reclama la creación de un tribunal especial para juzgar los crímenes rusos en Ucrania.

«Su presentación lleva a la reflexión sobre el alcance y la amplitud de esas atrocidades y su impacto duradero en la vida de decenas o cientos de miles de civiles inocentes, incluyendo niños», afirmó por su parte el embajador británico Simon Manley.

Mose denunció asimismo la utilización por parte de Rusia de «armas explosivas con un largo radio de impacto», sobre zonas civiles.

Los testigos brindaron relatos coincidentes de malos tratos y torturas, que fueron perpetrados durante su detención ilegal.

Algunas de las víctimas indicaron que, tras una primera detención por parte de las fuerzas rusas en Ucrania, fueron trasladadas a Rusia y detenidas durante semanas en prisiones.

«Los interlocutores describieron palizas, descargas eléctricas y desnudos forzados, al igual que otros tipos de violaciones en esos lugares de detención», subrayó Mose, quien señaló que algunas víctimas trasladadas a Rusia habrían desaparecido.

La edad de las víctimas de violencias sexuales, subrayó la comisión, iba de cuatro a 82 años. Los investigadores de la ONU también recibieron información de casos de violencias sexuales. En algunos casos, familiares o allegados fueron obligados a presenciar esos crímenes.

El equipo de la ONU fue designado en mayo con el objetivo específico de investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas por las tropas rusas en las región de Kiev, Chernigov, Jarkov y Sumy.

Dos meses antes, la comisión había sido lanzada por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas para investigar las frecuentes denuncias de las partes en conflicto.

Durante sus investigaciones en esas cuatro regiones, la comisión visito 27 ciudades y localidades e interrogó a más de 150 víctimas y testigos, explicó Erik Mose.

Los cuerpos hallados tienen como características comunes señales visibles de ejecuciones, como las manos atadas por la espalda, heridas de bala en la cabeza o cortes en el cuello.

Rusia desmintió las acusaciones sobre violaciones a los derechos humanos y crímenes de guerra, aseguró que las mismas forman parte de la campaña de las potencias occidentales y aseguró que éstas siguen «el mismo guión que Bucha», aludiendo a la denuncia de asesinato masivo de cientos de civiles en la ciudad homónima a fines de marzo, que el Kremlin también calificó de «farsa».

El Kremlin sostiene que los crímenes de guerra viene de la contraparte ucraniana, y las vincula al «batallón de Azov» un grupo de ultraderecha que integra el panorama político y militar de Ucrania hace una década y que moscú tilda de «nazis»

En abril, el jefe del Comité de Instrucción de Rusia, Alexander Bastrikin, anunció que Moscú acusó a 92 miembros de las fuerzas armadas ucranianas de crímenes contra la humanidad, e inició otras 1.300 investigaciones por crímenes contra la población civil en el Donbass, la región industrial en el este de Ucrania que es actualmente el principal teatro de operaciones de la guerra.

Rusia siguió adelante este jueves con su mayor reclutamiento desde la Segunda Guerra Mundial, mientras que Ucrania exigió un «castigo justo» por una invasión de siete meses que sacudió al mundo.

La orden del presidente Vladimir Putin de movilizar a otros 300.000 rusos para combatir intensifica una guerra que ya ha mató a miles, desplazó a millones, pulverizó ciudades, dañó la economía mundial y reavivó el enfrentamiento de la Guerra Fría.

El reclutamiento masivo puede ser el movimiento interno más arriesgado de las dos décadas de Putin en el poder, después de que el Kremlin prometiera que no sucedería y una serie de fracasos en el campo de batalla en Ucrania.

Las protestas contra la guerra en 38 ciudades rusas vieron a 1.400 personas arrestadas el miércoles, informó un grupo de monitoreo citado por la agencia Reuters.

Algunos recibieron citaciones para presentarse en las oficinas de alistamiento el jueves, el primer día completo de servicio militar obligatorio, dijeron medios de comunicación independientes.

«Toda persona normal está (preocupada), es horrible. Está bien tener miedo de la guerra y esas cosas», dijo un hombre, identificándose solo como Sergey, que desembarcó en Belgrado después de un vuelo desde Moscú.

La protesta de Ucrania en la ONU

Ucrania instó a las Naciones Unidas a crear un tribunal especial y despojar a Moscú de su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU mientras se avecinaba un enfrentamiento diplomático el jueves en Nueva York.

«Se ha cometido un crimen contra Ucrania y exigimos un castigo justo», dijo el presidente VolodÍmIr Zelenski, vestido con su característica camiseta militar verde, a los líderes mundiales por video en la Asamblea General anual de la ONU el miércoles.

El Consejo de Seguridad no pudo tomar medidas significativas sobre Ucrania porque Rusia es un miembro permanente con derecho a veto, junto con los Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y China.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, se enfrentará a sus homólogos de Ucrania y Occidente cuando el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y el fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, informen al consejo de 15 miembros más tarde el jueves.

El presidente francés, Emmanuel Macron, quien habló con Putin en numerosas ocasiones este año, dijo que el objetivo sigue siendo una paz negociada a pesar del «error» del servicio militar obligatorio.

Ataque con misiles

En tierra, el ejército de Rusia disparó nueve misiles contra la ciudad de Zaporiyia, alcanzando un hotel y una central eléctrica, reveló el gobernador regional Oleksandr Starukh.

Al menos una persona murió y otras quedaron atrapadas bajo los escombros, comentó.

Zaporiyia está a unos 50 km (31 millas) de la planta nuclear del mismo nombre.

Las fuerzas armadas de Ucrania comunicaron que Rusia lanzó en las últimas 24 horas ocho ataques con misiles y 16 ataques aéreos y disparó 115 misiles antiaéreos contra objetivos militares y civiles, principalmente en las áreas de Zaporiyia y Donetsk en el sur y el este, respectivamente.

Putin dice que Rusia está llevando a cabo una «operación militar especial» para desmilitarizar a la vecina Ucrania, librarla de nacionalistas peligrosos y defender a Moscú de la alianza militar transatlántica OTAN.

Kiev y Occidente llaman a las acciones de Rusia una apropiación de tierras imperialista sin provocación para reconquistar un país que se sacudió la dominación rusa con la desintegración de la Unión Soviética en 1991.

Moscú niega haber atacado a civiles y describe las acusaciones de abusos contra los derechos como una campaña de difamación de las potencias occidentales con la intención de destruir una Rusia resurgente.

Putin también anunció medidas para anexar cuatro provincias ucranianas, alrededor del 15% del territorio ucraniano, y amenazó con usar armas nucleares para defender a Rusia, declarando: «No es un engaño».

Los líderes occidentales, incluido el presidente estadounidense Joe Biden, atacaron a Putin esta semana como «imprudente» y desesperado debido a una exitosa contraofensiva de Ucrania en los últimos días.

Ucrania extendió su control sobre el territorio nororiental recapturado a principios de esta semana mientras que sus tropas avanzaban más hacia las áreas abandonadas por Rusia, allanando el camino para un posible asalto a las fuerzas de ocupación en el corazón industrial de Donbass.

Intercambio de prisioneros inesperado

Rusia y Ucrania llevaron a cabo un intercambio de prisioneros inesperado el miércoles, el más grande desde que comenzó la guerra e involucró a casi 300 personas, incluidos 10 extranjeros y los comandantes que lideraron una defensa ucraniana prolongada de Mariupol a principios de este año.

“Ahora estamos fuera de la zona de peligro y de camino a casa con nuestras familias”, dijo uno de los liberados por las fuerzas rusas, el británico Aiden Aislin, en un video desde un avión publicado en las redes sociales.

Él y un compatriota suyo habían sido condenados a muerte por un tribunal en la región separatista de Donetsk, respaldada por Rusia.

En Uzbekistán, donde muchos se mudan o viajan a Rusia para trabajar, las autoridades advirtieron sobre el enjuiciamiento de los ciudadanos que se unen a ejércitos extranjeros. Rusia ofreció la ciudadanía por la vía rápida a quienes se inscribieran y Ucrania dijo que había capturado a uzbekos que luchaban por Putin.

La situación empeora a diario para las tropas de Rusia que no encuentran un plan sólido para mantener los territorios que tanto le costaron conquistar. La sombra de una derrota catastrófica se aproxima al Kremlin

El 8 de marzo pasado, Leon Aron -uno de los mayores expertos en Rusia, autor de “Yeltsin, Una Vida Revolucionaria” y miembro senior del American Enterprise Institute- escribió una columna en The Washington Post en la cual advertía: “La tradición nacional rusa no perdona los reveses militares”.

Aron argumentaba así -según publica Infobae– su concepto: “Prácticamente todas las derrotas importantes han dado lugar a un cambio radical. La guerra de Crimea precipitó la revolución liberal del emperador Alejandro II. La guerra ruso-japonesa (1904-1905) provocó la primera revolución rusa.

La catástrofe de la Primera Guerra Mundial provocó la abdicación del emperador Nicolás II y la revolución bolchevique. Y la guerra de Afganistán se convirtió en un factor clave para las reformas del líder soviético Mijaíl Gorbachov”.

Por otro lado, Igor Girkin (un militar ultranacionalista que condujo la ocupación rusa del Dobás en 2014), comparó la reciente humillación en Kharkiv con la Batalla de Mukden de 1905 en manos de los japoneses.

Entonces, las tropas rusas de Nicolás II huyeron descontroladas hacia el norte dejando tras de sí muertos, heridos, pertrechos y uniformes. Caos absoluto. Fue la antesala de la primera revolución rusa. El imperio comenzaba a desvanecerse.

La memoria colectiva retornó al presente en las ciudades ucranianas de Balakliya, Kupyansk, Izium: rusos escapando desesperados, abandonando tanques y vehículos blindados, desvistiéndose apresuradamente y colocándose ropa de civil para poder alcanzar la frontera como dé lugar.

El sueldo por el cual pelean los soldados de Vladimir Putin, al parecer, no es suficiente estímulo para defender las líneas con pasión patriótica.

En su último artículo para The Atlantic, Anne Applebaum (Premio Pulitzer y autora de “El Ocaso de la Democracia”) se pregunta si no es tiempo de pensar no sólo en la victoria de Ucrania, sino además en una era post-Putin.

Según comentó, considera que los planes del Zar de Moscú de ver una Rusia todopoderosa no serán vistos por esta generación.

“La Unión Soviética no revivirá. Y cuando las élites rusas se den cuenta finalmente de que el proyecto imperial de Putin no sólo fue un fracaso para él personalmente, sino también un desastre moral, político y económico para todo el país, incluidos ellos mismos, entonces su pretensión de ser el legítimo gobernante de Rusia se desvanecerá”, opinó.

Por estas horas de septiembre, el futuro de Rusia podría estar definiéndose. Cada vez más personas se manifiestan abiertamente para cuestionar las decisiones que tomó Putin desde el inicio de la invasión hasta hoy.

La crítica del ultranacionalista Girkin fue realizada en su canal de Telegram, el cual es leído a diario por 600 mil usuarios que se informan sobre el verdadero derrotero de las tropas rusas en Ucrania.

Pero el retirado militar y ex miembro de la FSB no es el único. Además, se escucharon cuestionamientos de funcionarios políticos en San Petersburgo, la ciudad natal del jefe del Kremlin para luego extenderse a Moscú y al resto de la federación.

El inicio de la invasión de Putin comenzó con la carta nuclear. Una opción difícil que fuera a ejecutarse, aunque las alarmas sobre la central de Zaporizhzhia continúan sonando. Otros, consideran que aún cuenta con la posibilidad de declarar una guerra total sobre el país vecino, que implicaría un cimbronazo interno por tener que convocar a cientos de miles de jóvenes conscriptos de áreas populosas. Esto, lo pondría en jaque.

La tercera vía que tiene Putin es recrear la barbarie de Chechenia y Siria: tierra arrasada. Barrer con bombardeos aéreos y de artillería las principales ciudades ucranianas, destruir su red eléctrica -como ya intentó hacer en Kharkiv en las últimas horas- y sus gasoductos.

Esto podría darle a Putin una lejana posibilidad de sentar a Ucrania en una mesa de negociaciones, que hasta el momento parece lejana.

Kiev persigue ahora recuperar todo el territorio que alguna vez perdió a manos de Moscú: no sólo desde el 24 de febrero, sino desde 2014, cuando anexó Crimea. Aunque no es lo único que pretende Volodimir Zelensky. Quiere que Rusia pague el costo económico de la reconstrucción de su nación y que los crímenes de guerra sean juzgados.

Frente a la humillación de la que es blanco, ¿qué opción adoptará Putin para evitar que la derrota militar se degluta su cada vez más escaso caudal político?

La victoria ucraniana no sólo provocaría una reacción en cadena descontrolada dentro del Kremlin con final imprevisible. Sino que también podrían impactar de lleno lejos de allí, a 5.790 kilómetros de distancia.

Xi Jinping se prepara para enfrentar en Beijing el Congreso del Partido Comunista que definirá su futuro. Una derrota de su aliado -por quien se jugó abiertamente- lo colocaría en una posición incómoda. Ya enfrenta el escrutinio interno por la marcha de la economía, la política de Covid-cero y su relación con el resto del mundo.

Además, la cuestión Taiwán volvería a ser objeto de debate tras la promesa de retomar el control de la isla. En Taipei desean con ansias que el avance ucraniano continúe a toda marcha.

Igualmente, contrariado por las cada vez más voces que suenan en su contra y que piden su renuncia, a Putin tal vez lo ocupe algo más próximo. Seguramente, busque a quiénes conspiran contra él. De esta manera, quizás considere que ese complot sea lo último que pueda impedir mientras ve cómo su idea de imperio se desvanece en Ucrania.

Ucrania dijo este jueves que la cifra de víctimas por el ataque de ayer a la estación de trenes de la sureña localidad de Chaplino se elevó a 25 muertos y 31 heridos, todos ellos civiles, incluyendo dos niños fallecidos y dos lesionados.

Rusia replicó también este jueves que el tren estaba lleno de militares que se dirigían desde la provincia de Dnipropetrovsk a zonas de combate en el este de Ucrania, y que el bombardeo, que fue con un misil, mató a más de 200 de ellos.

En París, en tanto, el jefe de los inspectores nucleares de la ONU, el argentino Rafael Grossi, dijo hoy que se estaba «muy, muy cerca» de un acuerdo con Rusia para realizar una inspección a una central atómica de Ucrania afectada por las hostilidades.

La central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, ha sufrido recientes ataques de los que se han acusado Ucrania y las tropas rusas que la ocupan, y Grossi ha advertido que un error de cálculo podría provocar un accidente atómico catastrófico.

Horas más tarde de las declaraciones de Grossi, autoridades instaladas por Rusia en regiones de Ucrania bajo su control dijeron que varias ciudades del sur ucraniano se quedaron sin luz debido a un ataque ucraniano contra la central de Zaporiyia.

El bombardeo a la estación de trenes de Chaplino llegó justo el Día de la Independencia de Ucrania de la ex-unión Soviética y luego de que Ucrania advirtiera durante varios días que Rusia preparaba una acción «particularmente atroz» en coincidencia con la fecha.

En Ginebra, la Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, urgió hoy al presidente ruso, Vladimir Putin, «a poner fin al ataque armado contra Ucrania», de cuyo inicio se cumplieron ayer seis meses.

«Seis meses increíblemente terroríficos para el pueblo ucraniano, en los que 6,8 millones de personas tuvieron que huir de su país. Millones de personas más se han visto desplazados dentro del país», declaró Bachelet, informó la agencia de noticias AFP.

La ONU dijo esta semana que ha podido documentar la muerte de por lo menos 5.587 civiles en Ucrania como resultado de la invasión, entre ellos unos 1.000 niños, además de 7.890 heridos, aunque reiteró que la cifras reales seguramente son mucho mayores.

La primicia del ataque en Chaplino, de 3.500 habitantes, fue dada anoche por el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, mientras intervenía por video ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Según el mandatario, el bombardeo alcanzó cinco vagones de un tren de pasajeros, algunos de los cuales se incendiaron.

«Hoy Chaplino es nuestro dolor», dijo anoche Zelenski en su habitual mensaje nocturno a la nación.

Los jefes de la diplomacia de Estados Unidos y la UE condenaron hoy el ataque en sendas publicanos de Twitter.

«El ataque ruso con misiles a un tren de Ucrania lleno de civiles sigue un patrón de atrocidades», dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

«Junto con nuestros socios del mundo, continuaremos junto a Ucrania y buscando hacer responsables a las autoridades rusas», agregó.

El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, advirtió que «los responsables tendrán que rendir cuentas».

«La UE condena firmemente otro ataque atroz perpetrado por Rusia contra civiles», escribió el español Borrell.

En Ucrania, en tanto, tres personas murieron y otra resultó herida en ataques rusos en la oriental provincia de Dontesk, que desde hace varias semanas es escenario de algunas de las hostilidades más intensas, informó hoy su gobernador, Pavlo Kirilenko.

También hubo bombardeos rusos anoche contra Nikopol, una ciudad de Dnipropetrovsk ubicada al otro lado del río Dniéper con respecto a la planta nuclear de Zaporiyia, dijo el gobernador provincial Valentin Reznichenko.

Ucrania dice que los bombardeos contra Nikopol son lanzados por las tropas rusas que ocupan la central nuclear de Zaporiyia. Rusia dice que no tiene tropas ofensivas desplegadas en el lugar y que Ucrania bombardea las instalaciones casi todos los días.

Rusia dijo hoy que podría cerrar una enorme central nuclear que ocupa en Ucrania si el Ejército de ese país la sigue bombardeando y denunció que Kiev planea atacarla mañana con artillería para acusar a Rusia de haberlo hecho en coincidencia con la visita al país del secretario general de la ONU.

Ucrania ha negado haber estado detrás de una ola de recientes ataques a la central nuclear de Zaporiyia y ha acusado en cambio a Rusia, pese a que la planta, que es la más grande de Europa, está ocupada por tropas rusas desde los primeros días de la invasión rusa de Ucrania, iniciada hace casi seis meses.

El ministro del Interior ucraniano llegó a decir hoy que el Ejército ruso disparó anoche con tanques contra reactores de la central. Rusia rechazó la acusación y reiteró que no ha desplegado en la planta armamentos pesados, que según Ucrania sí tiene ahí y utiliza para atacar ciudades y posiciones militares ucranianas cercanas.

Cómo evitar temores que ha expresado el organismo de control nuclear de la ONU (OIEA) a un accidente nuclear por los ataques a la planta de Zaporiyia es uno de los temas que el secretario general de la ONU, António Guterres, tenía previsto conversar hoy con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, durante una visita a Ucrania, dijo su vocero.

Guterres, Estados Unidos y la OTAN quieren que Rusia permita una inspección de la planta por parte de expertos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), cuyo director general es el argentino Rafael Grossi.

En declaraciones a periodistas en Moscú, el vocero del Ministerio de Defensa ruso dijo hoy que Rusia podría cerrar la central nuclear de Zaporiyia si continuaban los bombardeos ucranianos.

El vocero, teniente general Igor Konashenkov, dijo a periodistas que Rusia iba a tomar «todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la central nuclear de Zaporiyia», incluyendo su cierre en caso de que sigan los ataques, informó la agencia de noticias rusa Interfax.

Por su parte, el jefe de las fuerzas de defensa radiactivas, químicas y biológicas de Rusia, teniente general Igor Kirillov, denunció que unidades de artillería ucranianas tienen previsto disparar contra la central mañana para después acusar a Rusia de causar un accidente nuclear.

Kirillov dijo que este plan formaba parte de «una ruidosa provocación» que prepara Ucrania en Zaporiyia coincidiendo con la visita a Ucrania de Guterres.

Kirillov agregó que uno de los sistemas de seguridad de la planta se había dañado como consecuencia de los ataques y advirtió que, en caso de un accidente nuclear, el material radiactivo cubriría toda Alemania, Polonia y Eslovaquia.

Desde fines de julio, Rusia y Ucrania se responsabilizan mutuamente de varios bombardeos recientes sobre la central nuclear, que han hecho temer una catástrofe.

Ucrania acusa a Rusia de almacenar armas pesadas en la central y de usarla como plataforma de disparo sobre las posiciones de su Ejército, pero Moscú lo desmiente.

Las tropas rusas tomaron la central a principios de marzo, poco después de iniciar su invasión de Ucrania, el 24 de febrero.

Para garantizar la seguridad del lugar y permitir una misión de inspección, Guterres y Estados Unidos propusieron la semana pasada establecer una zona desmilitarizada alrededor de la planta.

Ucrania dijo hoy que Rusia volvió a atacar la central anoche, esta vez con tanques que dispararon contra reactores.

Uno de esos bombardeos cayó en un edificio de almacenamiento radiactivo y otro provocó la suspensión automática de un reactor, dijo el ministro del Interior ucraniano, Denys Monastyrsky.

«Nadie podía prever que las tropas rusas dispararían contra los reactores nucleares con tanques. Fue algo sin precedentes», señaló Monastyrsky durante una visita a Zaporiyia capital, a 50 kilómetros de la planta.

El Ejército ruso afirmó hoy que destruyó un depósito de armas suministradas a Kiev por países de la OTAN en el oeste de Ucrania, mientras más de 250 soldados rusos murieron en el último día en combates, según Ucrania, que sigue reclamando armamento de sus aliados occidentales para detener la invasión iniciada el pasado 24 de febrero.

«Misiles de crucero Kalibr de alta precisión destruyeron cerca de la localidad de Zolochiv, en la región de Leopolis, un depósito de armas extranjeras suministradas a Ucrania por países de la OTAN, concretamente obuses M777 de 155 mm», señala un comunicado del Ministerio ruso de Defensa.

Maxim Kozitski, gobernador de la región occidental de Leopolis (también llamada Lviv), donde se encuentra Zolochiv, dijo en un mensaje de Telegram que la defensa antiaérea ucraniana había derribado un misil ruso sobre la ciudad ayer y que seis personas resultaron levemente heridas en el episodio.

A diferencia del este y el sur de Ucrania, azotados por los combates entre rusos y ucranianos desde hace tres meses y medio, el oeste sólo ha sido blanco de ataques esporádicos por parte de las tropas rusas, y que mayoritariamente apuntan a instalaciones militares que reciben armamento occidental.

Estados Unidos entregó en las últimas semanas a Ucrania varias baterías de obuses M777, piezas de artillería de última generación utilizadas hasta hace poco por el Ejército estadounidense en Afganistán, reseñó la agencia de noticias AFP.

Sin embargo el presidente de Ucrania Volodimir Zelenski exhortó a los occidentales a enviar «más rápido (…) más armas y equipo militar» porque, dijo, «los rusos tienen 10, 100 veces más».

«Sólo hemos recibido un 10%» de las armas que Ucrania «necesita», y sin las cuales «no podremos ganar esta guerra», lamentó por su parte la viceministra de Defensa de Ucrania, Anna Maliar.

Kiev clama por apurar una decisión sobre un incremento de la entrega de armas de parte de sus aliados occidentales, indicó el consejero de la presidencia ucraniana.

«Recibo diariamente mensajes de nuestros combatientes diciendo: ‘Aguantamos, pero dígannos cuándo llegan las armas'», dijo en Twitter Mijailo Podoliak.

«Y yo les hago la misma pregunta (…) Bruselas, estamos esperando una decisión», dijo, antes de una reunión de responsables europeos con el secretario de Defensa estadounidense Lloyd Austin sobre la cuestión.

Esta reunión se celebra dentro de un «grupo de contacto», creado a instancias de Washington en abril para ayudar a Ucrania a resistir la invasión rusa lanzada el 24 de febrero. El encuentro reunirá a los ministros de Defensa de los países de la OTAN y también a los de países aliados como Suecia y Finlandia.

Hoy, las Fuerzas Armadas de Ucrania anunciaron que mataron a más de 250 soldados rusos en combates durante el último día.

De esta manera elevaron a cerca de 32.750 el total de militares rusos muertos desde el inicio de la guerra, el 24 de febrero último, una estadística que Kiev difunde diariamente pero que carece de fundamentos objetivos, de acuerdo con estimaciones de los propios aliados occidentales.

El Estado Mayor del Ejército de Ucrania detalló además -en un mensaje publicado en Facebook y reproducido por la agencia Europa Press-, que hasta ahora han sido destruidos 1.440 carros de combate, 722 sistemas de artillería y 230 lanzacohetes múltiples autopropulsados y blindados.

El conflicto, su impacto en los precios de los commodities y el bloqueo de millones de toneladas de granos en el este de Ucrania dispararon las alertas de una crisis alimentaria global.

La vice primera ministra rusa Victoria Abrámchenko dijo hoy que su país suministrará alimentos a África del Norte, Medio Oriente y Asia, a pesar de la guerra con Ucrania.

«Somos un socio responsable y encontraremos un modo de garantizar el suministro de alimentos» dijo Abrámchenko al canal RBK, citado por la agencia de noticias Sputnik.

En el plano diplomático, un eventual nuevo frente se abrió cuando el presidente de China, Xi Jinping, garantizó a su homólogo ruso Vladimir Putin que Moscú cuenta con el respaldo de Beijing en materia de «soberanía y seguridad».

Lo hizo durante una charla telefónica mantenida hoy, informaron medios estatales chinos.

«China desea seguir apoyando a Rusia en cuestiones (…) como son la soberanía y la seguridad y en otros temas que representen un interés fundamental y una preocupación mayor», dijo Xi, según la TV pública china, durante la conversación con Putin, la segunda desde que comenzó la invasión rusa.

China no ha condenado la invasión rusa al país vecino y ha sido acusado de suministrar un apoyo diplomático a Moscú, criticando las sanciones occidentales y el suministro de armas a Kiev, reseñó la agencia de noticias AFP.

Durante la charla, Xi mostró su satisfacción por el «buen momento de desarrollo» de las relaciones bilaterales desde comienzos de año en un contexto de «agitación y cambios mundiales».

También mostró su deseo de «intensificar la coordinación estratégica» y «fortalecer la comunicación» con Rusia, según las mismas fuentes.

El presidente de Francia, por su parte, instó a Moscú y Kiev a realizar negociaciones en cuanto se logre establecer una tregua.

«Llegará un día en que ayudaremos a Ucrania a resistir (…), cuando se establezca un alto el fuego, tendremos que comenzar a negociar. El presidente de Ucrania y los miembros del Gobierno tendrán que negociar con Rusia», dijo Macron -de visita en Rumania- en una rueda de prensa conjunta con su homólogo rumano, Klaus Johannis.

El líder francés destacó que en ese momento los europeos también se sentarán a la mesa de negociaciones, para actuar como garantes de la seguridad.

Macron llegó ayer a Rumania, entre otras cosas, para reunirse con los militares franceses que se encuentran en el país como parte de una misión de la OTAN.

Las fuerzas conjuntas del Ejército Ruso y las milicias locales de Donetsk y Lugansk intensificaron este jueves su ofensiva para conquistar los últimos bastiones del este, mientras Kiev solicita más armamento a los países de la OTAN para contrarrestar la ofensiva.

Rusia intensificó este jueves su ofensiva para conquistar una ciudad estratégica del este de Ucrania, región donde los separatistas prorrusos condenaron a muerte a dos británicos y un marroquí que luchaban en las filas ucranianas, en medio de los reclamos de Kiev por más armas para contrarrestar estos avances.

Severodonetsk y la vecina Lysychansk se convirtieron en el centro de la ofensiva de Moscú, en su tentativa de hacerse con toda la cuenca minera del Donbass.

Los británicos Aiden Aslin y Shaun Pinner y el marroquí Saadun Brahim fueron capturados precisamente por los separatistas que ya controlan esa región desde 2014.

Los tres fueron «acusados de haber participado en los combates como mercenarios», informó la agencia oficial rusa TASS, y condenados a muerte por la corte suprema de Donetsk, una república autoproclamada tras un referéndum en 2014 y reconocida por el Kremlin antes de lanzar la intervención en Ucrania.

El gobierno británico manifestó su «profunda preocupación» por esas sentencias y exigió que se dé a sus dos ciudadanos un tratamiento de «prisioneros de guerra», consignó la agencia de noticias AFP.

Durante el juicio, los tres extranjeros se declararon culpables de cometer «acciones destinadas a tomar el poder y derrocar el orden constitucional de la República Popular de Donetsk», aseguró la agencia de noticias Interfax.

Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero, miles de voluntarios extranjeros se alistaron para combatir junto a las tropas ucranianas contra Rusia.

Uno de ellos es un ciudadano brasileño que murió en el frente de lucha, confirmó este jueves el gobierno de ese país.

«El Ministerio de Relaciones Exteriores recibió, por medio de la Embajada de Brasil en Kiev, confirma el fallecimiento de nacional brasileño en territorio ucraniano debido al conflicto en ese país y mantiene contacto con los familiares para prestarles toda la asistencia posible, conforme los tratados internacionales vigentes y la legislación local», informó la Cancillería en un comunicado.

A pesar de que el Gobierno no informó de su identidad, la prensa local informa que el fallecido es André Luis Hack Bari, de 44 años, nacido en Porto Alegre y padre de siete hijos.

En este contexto, Ucrania volvió a pedir a las potencias occidentales más sistemas de cohetes de largo alcance, como los Himars que anunció Estados Unidos a inicios de junio, con un radio de tiro de unos 80 kilómetros.

Con esos dispositivos, las tropas ucranianas podrían retomar el control de Severodonetsk «en dos o tres días», aseguró Serguei Gaidai, gobernador de Lugansk, que junto a Donetsk componen la región del Donbass.

«Las armas y sanciones también son una vacuna frente a una enfermedad que ha traído Rusia», manifestó por su parte el presidente ucraniano, Volodomir Zelenski, en un mensaje en el que aseguró que el virus «se llama odio y es más mortífero que la Covid-19» y se refirió al conflicto como «Covid-22».

Los soldados ucranianos libran una de las batallas «más difíciles» de la guerra en Severodonetsk, gran parte de la cual está en manos de las fuerzas rusas, dijo el líder en su cuenta de Telegram.

«En muchos sentidos, el destino del Donbass se decide allí», agregó.

Unos 800 civiles están atrapados en la planta química Azot de la ciudad, donde se refugiaron, según el abogado de un magnate ucraniano, cuya empresa es propietaria de las instalaciones.

Las autoridades ucranianas no confirmaron hasta ahora esa información pero sí indicaron que las fuerzas rusas bombardearon Azot al menos dos veces en los últimos días.

A la otra orilla del río Donets, Lysychansk está completamente bajo control de Kiev, pero sufre bombardeos «caóticos», dijo Gaidai, que acusó a los rusos de disparar «deliberadamente» contra hospitales y centros de distribución de ayuda humanitaria.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) informó que ya son más de 4,8 millones los ucranianos que buscan refugio en países de Europa tras abandonar el país.

Los datos recabados por la ONU indican que hasta el 7 de junio casi 7,3 millones de personas habían cruzado la frontera de Ucrania desde el inicio de la guerra, y 2,3 millones regresado al país .

La guerra entre Rusia y Ucrania, dos grandes proveedores de materias primas y alimentos, tiene también un alcance global, con un efecto inmediato en la aceleración de la inflación en todos los continentes.

Además está cambiando la matriz energética de gran parte de Europa que busca desprenderse, aunque sea en parte, de la dependencia que tiene de Rusia.

La Unión Europea (UE) consensuó ya el veto al carbón ruso y, más recientemente y de forma parcial, al petróleo, pero la situación es más difícil con el gas.

En una exposicin sobre Pedro el Grande Putin compar las acciones del zar con la situacin actual Foto AFP

En una exposición sobre Pedro el Grande, Putin comparó las acciones del zar con la situación actual. Foto: AFP

El Kremlin, por su parte, le cortó el suministro gasífero a Polonia, Bulgaria, Finlandia, Países Bajos y Dinamarca por no acceder a pagar en rublos, y este jueves aclaró que no tiene previsto afectar la provisión de otro país.

En Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin, visitó una exposición sobre el 350 aniversario del nacimiento de Pedro el Grande y dejó entrever una comparación entre las acciones de ese zar que ocupó una parte de la actual Suecia, Finlandia, Estonia y Letonia.

Cuando Pedro el Grande fundó San Petersburgo y la convirtió en nueva capital rusa, «ningún país europeo reconocía este territorio como perteneciente a Rusia. Todo el mundo lo reconocía como parte de Suecia», afirmó Putin.

«Pero desde tiempos inmemoriales, los eslavos vivían allá, junto a pueblos finougrios», por cual el zar «retomaba y reforzaba» lo que era ruso, añadió.

«Aparentemente, también es nuestra responsabilidad retomar y fortalecer», subrayó, en una aparente alusión a la actual ofensiva en Ucrania.