Hoy me comentaron que se decía por la radio que el incendio fue provocado por causas “naturales”, por lo tanto hay que asumirlo como un hecho de la naturaleza que tiene sus propios mecanismos de control. También me comentaron, que desde las áreas responsables de la administración de estos recursos, los pobladores no nos deberíamos preocupar, ya que se iba a replantar para que todo vuelva a ser como antes.
No se quien lo dijo. Pero que molesto resulta cuando se trata de minimizar la gravedad de un hecho tomándonos de pobres ignorantes a todos los demás, como si ocupar un alto cargo en la administración del estado otorgara credenciales suficientes para convertirse en referente de todos los temas y sus opiniones y comentarios son los que responden al conocimiento y a la verdad inobjetable.
Varios estudios indican que las causas naturales representan sólo entre el 5 al 7 % como causa del origen de incendios de bosques, y que en algunos ecosistemas como las sabanas el fuego es un elemento necesario o conveniente para facilitar luego la germinación. Pero nuestra selva valdiviana alberga plantas milenarias. Esos bosques son milenarios. Cuántos fenómenos “naturales” de incendio debió soportar un alerce de 2500 años?. Tuvimos la mala suerte de que fuera ahora, pero por lo menos podemos echarle la culpa. Es una hipótesis no descartable, aunque no hubo tormentas en esos días. Especialistas sugieren que se podría adjudicar a una compleja combinación de circunstancias en la que un rayo se escondió en una planta, la encendió, se mantuvo incandescente durante varios días y luego decide expandirse en un incendio. Dicen que hay algunos antecedentes. Y aunque esta hipótesis rebuscada, basada en las primeras observaciones que indican que el fuego se originó en un lugar inaccesible fuera cierta, me niego a adjudicarla a causas “naturales”, ya que deberíamos culpar entonces al cambio climático por generar la posibilidad de tormentas eléctricas en estos lugares donde nunca las hubo, lo que nos coloca también como responsables. Pero mas me niego a que justifique una actitud indolente en el tratamiento de tal contingencia.
También nos dicen que van a replantar y todo será como antes. No sería mejor pintar la montaña de verde? Alguna idea de cómo es la sucesión ecológica del bosque luego de tamaña perturbación? de sus tiempos? de sus mecanismos?. Por supuesto que será necesaria una intervención, pero pasarán cientos de años para una restauración completa, miles de años para recuperar los alerces. Y probablemente la caña desaparezca. En incendios anteriores su raíz era resistente y generaba otra planta. Esta vez es una pequeña y vulnerable semilla la responsable de mantener su continuidad biológica, y evidentemente esa posibilidad ha desaparecido consumida por el fuego. Respecto de la lenga, mi vida no alcanza para ver la recuperación de bosques que se han quemado cuando yo era chico.
Las tierras yermas serán ocupadas por plantas pioneras mas las invasoras exóticas como la rosa mosqueta, plantas menos exigentes, oportunistas ante la falta de competencia. Y si el suelo comienza a enriquecerse entonces vendrán los ñires, los coihues y las lengas. Pero pasarán muchos años, y las acciones de remediación van a ser en extremo complicadas de instrumentar. Para proteger los renovales, quién podrá impedir que ingrese ganado en el bosque cuando el pasto crezca exuberante y libre?
Si todo se hiciera bien, ojalá queden islotes de árboles que puedan actuar de semilleros, con la genética del lugar y no traslocada. El criterio para apagar el fuego es abocarse a los frentes. Y es una buena estrategia para evitar que el incendio se expanda, pero nos desespera abandonar islotes de bosques expuestos a ser consumidos cuando luego tendrían una gran tarea en la restauración. Pensando en esto, un grupo hemos decidido recorrer el lago con una lancha y una bomba, tratando de apagar los pequeños focos abandonados cerca de la orilla y que amenazan a centenarios árboles. Es tremendamente triste observar esos seres gigantescos ser vencidos por las llamas.